Hay
gente que practica con mucho esfuerzo la visualización creativa para
conseguir cosas, y no le funciona, porque el deseo de su alma no
siempre coincide con la voluntad de su Esencia Divina Inmortal, que
siempre nos da lo que es bueno para nuestra evolución espiritual, no
aquello que nos perjudicaría.
Uno puede desear ser millonario, pero
si el Espíritu considera que ello nos perjudicaría, no concedería
tal deseo, pero hay gente que hace trampa haciendo un pacto con
entidades regresivas que sale demasiado caro.
Éste es uno de los temas peor entendido en las
tradiciones espirituales. El cuerpo quiere una cosa, la mente quiere
otra cosa, el alma quiere otra cosa y tu esencia divina quiere otra
diferente. Someterse al deseo del cuerpo es el camino del plomo,
someterse al deseo de la mente es el camino del hierro, someterse al
deseo del alma es el camino de la plata, y rendirse a la voluntad del
Espíritu es el camino del oro.
Hay muchos que predican el control del alma
para obtener super poderes y grandes logros mundanos como ser rico,
famoso o tener poder e influencia, y no está mal en principio porque
todos nos merecemos lo mejor en la vida, pero los grandes místicos
de todas las tradiciones no han predicado el camino de plata
del control, sino el camino de oro de entregarse a la voluntad
del Espíritu, o abandonarse a la voluntad de Alá en el caso
de los místicos sufíes.
FLUYE SOLO
La frase "no empujes el río porque
fluye solo" se refiere a la actitud de aceptación y
confianza en el fluir natural de la vida. Invita a una actitud de
entrega, confianza y aceptación del momento presente, dejando que
sucedan las cosas a su ritmo natural sin forzar ni manipular los
acontecimientos. Es una invitación a soltar el control y fluir con
la vida, en lugar de luchar contra ella. Tiene un significado
parecido al concepto del abandono a la voluntad divina o tawakkul
en la tradición sufí.
Consiste en aceptar el momento presente y las
circunstancias tal y como son, sin luchar contra ellas, confiar en
que las cosas sucederán a su debido tiempo, sin forzarlas, dejar que
la vida siga su curso natural, como un río que fluye sin necesidad
de empujarlo, rendirse al poder superior del Universo y a su
voluntad, en lugar de imponer la propia, y soltar el control y fluir
con la corriente de los acontecimientos, en lugar de resistirse a
ellos.
SUFISMO
Es posible que nunca hayas oído hablar del
sufismo y que seas un sufí sin saberlo. Krishna fue un sufí,
y Cristo también; Mahavira fue un sufí, y
también Buda, y nunca oyeron hablar de esa palabra, y nunca
supieron que existe algo parecido al sufismo, dijo Osho.
Añade que el Cristianismo ya no tiene sufismo
porque la Iglesia lo mató con sus dogmas. El sufismo no necesita
papas, ni sacerdotes, ni dogmas. No es de la cabeza; pertenece al
corazón. El corazón es la Iglesia verdadera, no una institución
organizada, porque toda organización es de la mente. Y una vez que
la mente toma posesión, el corazón simplemente tiene que abandonar
esa casa por completo. La casa se vuelve demasiado estrecha para el
corazón. El corazón necesita todo el Cielo.
En el Cristianismo, el sufismo tuvo que
desaparecer debido a demasiados rituales. El Cristianismo mató a
Jesús. Los judíos no pudieron matarlo. Lo crucificaron, por
supuesto, pero no pudieron matarlo. Sobrevivió a la crucifixión.
Donde los judíos fracasaron, los cristianos triunfaron. Lo mataron
sin crucifixión alguna. Lo mataron mediante el dogma y la burocracia
vaticana.
Los seguidores triunfan donde los enemigos
fracasan. Todo dogma siempre tiene miedo, porque el sufismo significa
libertad infinita, sin confinamientos y sin limitaciones. Se parece
más al amor y menos a un silogismo lógico. Es más una poesía que
una prosa, es benditamente irracional.
Un sufí significa un ser humano de corazón,
que no se preocupa de dónde viene este universo, que no se preocupa
de quién lo creó, que no se preocupa hacia dónde va. No hace
preguntas, sino que, por el contrario, comienza a vivir intensamente.
La existencia está ahí: sólo los tontos se preocupan por saber de
dónde viene.
POESÍA
Cuando penetras en el misterio de la vida, no
es que seas un observador: te vuelves uno con la vida. No es que
nades en el río, no es que flotes en el río, no es que luches por
entrar en el río. No, te conviertes en el río. De repente te das
cuenta de que la ola es parte del río y que el río es parte de la
ola. No es sólo que seamos parte de Dios: Dios es también parte de
nosotros.
El sufismo no es pensar en la existencia, es
ser existencia. No es pensar, no es hacer algo respecto de la
existencia. No es pensamiento ni acción. Es Ser. Cuando Al-Hallaj
afirmó: "Yo soy Dios" lo mataron por blasfemo. Y
dijo en voz alta al cielo: “¡No puedes engañarme! Incluso te
veo en estos verdugos. ¡Estás aquí en estos
asesinos! Y en cualquier forma que vengas, Dios mío, te conoceré,
porque te he conocido.”
Los sufíes cantan, no dan sermones, porque la
vida se parece más a una canción y menos a un sermón. Y bailan, y
no hablan de dogmas, porque una danza es más viva, más parecida a
la existencia, más parecida a los pájaros que cantan en los
árboles, y al viento que pasa entre los pinos; más como una
cascada, o nubes lloviendo, o hierba creciendo. La vida entera es una
danza, vibrante, palpitante, de vida infinita.
El amor es lo más peligroso del mundo. Cada
cultura, cada civilización, cada supuesta religión separa a cada
niño de su corazón. Es algo muy peligroso. Todo lo que es peligroso
sale del corazón. La mente es más segura, y con la mente sabes
dónde estás. Con el corazón nadie sabe nunca dónde está. Con la
mente todo se calcula, se mapea y se mide.
MUERTE Y RESURRECCIÓN
El sufismo es muerte y resurrección. En el
momento en que empiezas a caer hacia el corazón es como caer en el
abismo. La cabeza lo ve como una caída y hay mucho miedo. Cuando
empiezas a caer hacia el corazón te quedas solo. Ahora no sabrás
hacia dónde vas, porque no hay nadie allí y no hay hitos. De hecho,
no existe un camino sólido concreto. El corazón no está mapeado,
ni medido, ni explorado. Habrá un miedo tremendo.
Nadie puede renacer antes de morir. Así que el
mensaje de todas las tradiciones espirituales es el arte de morir. Si
muere tu ego, estarás disponible para infinitas fuentes de vida.
Todo el esfuerzo es cómo romper estos muros de piedra. Y no están
hechos de piedra: están hechos de pensamientos, pero nada se parece
más a una roca que un pensamiento. Están hechos de dogmas,
escrituras y vayas donde vayas, los llevas contigo. Tu prisión la
llevas contigo.
La caída de los muros os parecerá una muerte.
En cierto modo lo es, porque perderás tu identidad actual. De
repente hay algo más. Siempre estuvo escondido dentro de ti, pero no
eras consciente. De repente una discontinuidad. Lo viejo ya no está
allí y ha entrado algo completamente nuevo. No es continuo con tu
pasado.
Y si miras hacia atrás, no sentirás todo lo
que existía, antes de que fuera real esta resurrección. No, te
parecerá como si lo hubieras visto en un sueño; o parecerá como si
lo leyeras en algún lugar de una ficción; o, como si alguien más
contara su propia historia y nunca fuera la tuya, sino la de otra
persona.
Lo viejo desaparece por completo. Por eso lo
llamamos la muerte del ego. Surge un fenómeno absolutamente nuevo.
No es una forma modificada de lo antiguo; no tiene conexión con lo
viejo. Es una resurrección. Pero la resurrección sólo es posible
cuando eres capaz de morir a lo viejo.
https://www.oshonews.com/2015/06/19/sufism-death-and-resurrection/
DEFINICIÓN
El camino místico del abandono a la voluntad
de Dios se caracteriza por una entrega total y confiada a la
Providencia Divina, siguiendo un sendero marcado por la aceptación
de los designios divinos en cada momento. Este sendero implica una
renuncia a la búsqueda activa de Dios en métodos convencionales,
como los libros o discusiones, y se centra en una adhesión continua
a la
voluntad divina, manifestada en los deberes
cotidianos y las situaciones que se presentan. El abandono a la
voluntad divina se manifiesta en la aceptación del momento presente
como la única regla, dejando atrás métodos pasados y confiando en
la guía divina directa en cada paso del camino.
Este proceso de abandono implica una profunda
confianza en la Providencia, una constante adhesión al amor y los
deberes, y una perseverancia en la paz interior a pesar de las
circunstancias. En este camino, se experimenta la presencia divina en
la cotidianidad, recibiendo la eternidad divina en medio de las
vicisitudes temporales.
El abandono a la voluntad divina se
manifiesta como un acto de entrega total, donde la voluntad personal
se fusiona con la divina, siguiendo el ejemplo de Jesús en su
aceptación plena de la cruz y su confianza absoluta en el Padre.
ISLAM
El abandono a la voluntad de Alá en la
tradición musulmana es un acto de entrega total a la Providencia
Divina, caracterizado por una confianza absoluta en los designios del
Creador y por una aceptación plena de su voluntad en cada momento.
Algazel o
Al-Ghazali describen tres grados del abandono. El primero
implica la confianza en la garantía y la Providencia de Dios
Altísimo, semejante al abandono del niño pequeño respecto de su
madre. El tercer grado, el más elevado, consiste en estar entre las
manos del Dios Altísimo tanto en la acción como en el reposo, como
el cadáver entre las manos del lavador de muertos.
En este estado,
el ser humano se ve a sí mismo como muerto, movido por el Poder
eterno, lo que refuerza su certidumbre de que no viene a moverse, a
poder, a querer y a saber más que por un Decreto absoluto de Dios.
MALENTENDIDOS
El abandono no significa la pereza ni la
rendición ante el mal, sino únicamente ceder el control de tu
cuerpo, mente y alma a la voluntad divina para alcanzar la
realización suprema. Esto implica un cierto sacrificio, pero también
implica una liberación, porque la voluntad del Padre no siempre
coincide con tu propia voluntad caprichosa, pero conduce a tu bien
supremo.
A mi juicio el camino del control es una
pesadilla, y el camino del control sobre los demás es peor todavía
porque exige una gran responsabilidad y los errores kármicos se
pagan muy caros. Sin embargo el abandono al control divino es
relajado y liberador porque te libera de la pesada carga de la
existencia y te conduce al paraíso.
No es fácil de alcanzar porque
exige una concentración y meditación constante en el Espíritu
Supremo a quien ofrecemos constantemente nuestra vida, pero una vez
que se obtiene, sube tanto la energía y la frecuencia que ya no hay
que hacer esfuerzo sino dejarse llevar por Dios hasta alcanzar la
iluminación.
Si tu cuerpo te molesta, cede al Espíritu el
control de tu cuerpo y desaparecerán las molestias. Si tu mente te
perturba, cede al Espíritu el control de tu mente y encontrarás la
paz, si tu alma quiere cosas materiales, cede al espíritu el control
de tu alma y te dará lo que necesitas en cada momento y lo que sea
mejor para tu evolución espiritual.
El camino de oro del abandono no significa en
absoluto el camino de la pereza porque cada uno debe cumplir con sus
responsabilidades laborales o familiares, sino que significa la
liberación de una carga para que fluya la vida con mucha mayor
facilidad. Oponerse a la voluntad del espíritu es como intentar
parar un río que fluye solo. Por incomparable que sea la Verdad
suprema, prometo alcanzarla.
(*) Periodista