sábado, 5 de noviembre de 2011

En la calle y en las urnas / Alicia Poza *

Comienzo a escribir muy de mañana, cuando apenas se vislumbra el perfil de las cosas. Me gustan los amaneceres porque parecen anunciar algo nuevo, y algo nuevo es la candidatura que hemos creado en nuestra región con el nombre de Asamblea para el Senado.

Ahora me ocupan y preocupan muchas cosas, por mi triple papel de madre, profesora y ciudadana comprometida con este nuevo proyecto. Pero casi todas mis ocupaciones y preocupaciones giran en torno a un mismo problema: el porvenir de nuestros jóvenes, que son la fuerza más vital, la más renovadora, la más capaz de aprender y desarrollar lo aprendido. Me indigna que hayan sido tan olvidados y menospreciados por nuestros gobernantes.

Pienso en los universitarios en paro, pero también en los chicos y chicas que quieren tener una formación profesional y no encuentran una suficiente oferta pública de plazas. Los veo todas las mañanas, cuando voy a darles clase, y temo que si las cosas siguen así no tendrán un trabajo estable y una vida digna.

Nuestros gobernantes hablan con grandilocuencia del potencial de los jóvenes, de una generación sobradamente preparada y que sin embargo no encuentra trabajo. Pero son precisamente los dos grandes partidos con responsabilidades de gobierno, en el Gobierno central y en los autonómicos, quienes han sido corresponsables de la grave situación en la que nos encontramos, al fomentar primero la burbuja inmobiliaria, después los recortes sociales y laborales, y siempre los bajísimos impuestos a los ricos, la banca y las grandes empresas. Por eso, España es ahora el país con más desigualdades de la UE, y nuestra región la Comunidad con más desigualdades de España.

Según la última Encuesta de Población Activa, tenemos la tasa de desempleo más alta de todos los países industrializados. Casi la mitad de nuestros jóvenes están en paro y, lo que es peor, en la más terrible incertidumbre con respecto a su futuro: sin perspectivas de conseguir un empleo, una vivienda, una familia propia, un proyecto personal de vida. El paro juvenil sigue en aumento, sobre todo en las comunidades que alentaron la quimera del ladrillo. En España, casi millón y medio de hogares tienen a todos sus miembros sin trabajo y con dificultades para sobrevivir. En nuestra región, la pobreza y la exclusión social han alcanzado el índice más alto del Estado: el 30%.

Los puestos de trabajo los acaparamos las personas mayores, y aun así nuestros políticos tuvieron la insensata idea de retrasar la edad de jubilación. Muchos mayores seguimos trabajando y luchando por nuestros derechos, cada vez más recortados; nuestras fuerzas no son tantas como las de los jóvenes, pero eso no disminuye nuestra indignación. Por eso, jóvenes y mayores hemos de unirnos para conseguir rescatar nuestra democracia, secuestrada por los mercados. Tienen razón los indignados: «Nosotros no somos anti-sistema, el sistema es anti-nosotros». Pero no basta con indignarse: hay que construir una democracia al servicio de la ciudadanía y eso exige transformar las instituciones. Es preciso que entre todos defendamos con uñas y dientes unos derechos que ha costado mucho tiempo y esfuerzo conseguir.

No queremos vivir en un mundo dominado por el poder del dinero y sometido a la consigna individualista del sálvese quién pueda. Hay que cambiar un sistema que deja fuera a la mayoría de la gente y cuyos políticos sólo piensan en el quítate tú para que me ponga yo.

No basta con resistir, hay que crear algo nuevo. Por eso me presento como candidata de la Asamblea para el Senado. Tenemos que ser los ciudadanos y ciudadanas quienes demos un paso adelante y asumamos la responsabilidad de nuestro destino. No dejemos la política en manos de los grandes partidos, que con sus poderosos aparatos terminan olvidando a la ciudadanía y el compromiso de transparencia que les debe unir con sus representados. Con la Asamblea para el Senado queremos cambiar la manera de hacer política y plantar una nueva semilla para el futuro. Queremos recoger las voces de los que claman por una democracia real. Los políticos corruptos y los aparatos clientelares deben dejar paso a una democracia más transparente y participativa.

Si no ponemos remedio a este estado de cosas, vamos a perder irremisiblemente la enseñanza pública y de calidad, la sanidad universal y gratuita, la atención y protección de nuestros mayores, el derecho a un trabajo digno y a un techo bajo el que cobijarse. Todo ello está en peligro.
 
Necesitamos introducirnos en esos organismos ciegos y sordos a nuestras demandas, como hacen los virus (los biológicos y los informáticos), para reprogramarlos y obligarlos a responder ante el clamor de las voces que exigen en la calle una vida más libre y más digna, una sociedad más justa y más poética.

Necesitamos rescatar la democracia de las manos del capital financiero, y eso no lo conseguiremos solo en las calles, sino también en las urnas.
 
Por eso ha nacido Asamblea para el Senado, por eso estoy comprometida e ilusionada con este proyecto, y por eso animo a toda la ciudadanía murciana a que nos dé su voto, para poner luz y taquígrafos donde ahora reinan oscuras componendas de políticos y banqueros.

(*) Candidata de 'Asamblea para el Senado'

El perro del hortelano / Ángel Tomás Martín *

Una pésima política económica, aplicando los mismos errores durante demasiado tiempo, y una equivocación imperdonable como es pretender imponer la filosofía personal a toda una nación so pretexto de progresismo, cuando progreso no es en absoluto destruir los avances conseguidos con inteligencia, esfuerzo y unión de los que nos han precedido, sino seguir trabajando para conseguir más y mejores horizontes, más y mejores niveles económicos, más y mejores prestaciones sociales... Eso sí es progresar, eso sí es acceder voluntariamente a puestos del más alto nivel político, tras obtener la confianza de los ciudadanos a los que jamás debe traicionarse.

A los responsables de la alta dirección económica no solamente les falta preparación, sino que tampoco conocen su nivel de incompetencia, demostrando con su comportamiento no haberse leído el principio de Peter, por el que todo gestor debe aplicarse cuando se atreve a liderar pública o privadamente cualquier puesto de alta responsabilidad. Sin duda, la vanidad y la ambición de poder es la fuerza interior que los domina.

Cuando el fracaso se hace público y pierden el poder, se convierten en el perro del hortelano, luchan por la justificación de sus propias y fracasadas decisiones y se empeñan en desacreditar a quienes han de sustituirles, persisten en la bondad de sus actos aún a sabiendas del gran perjuicio generalizado que ocasionaron, con lo que siguen traicionando a los que depositaron su confianza en ellos, y obstaculizan de manera torticera a quienes toman la responsabilidad de corregir los desaciertos, e intentan abrir el camino hacia el verdadero progreso.

Enmendar los errores

La única solución ante la descomunal crisis en que nos vemos envueltos, es la unión de todos con un objetivo único, enmendar los errores y crear soluciones reales y posibles. Esa unión ha de ser desinteresada, creando un nuevo liderazgo con los atributos necesarios para dirigir a todos en el convencimiento de que el sacrificio y el esfuerzo son indispensables para superar la crisis. Los desprestigios al adversario, como medio de obtener votos, demuestran una gran torpeza, sólo se consigue perderlos.

Confesar la verdad de los hechos y unirse a la búsqueda de soluciones creará la confianza que la economía real necesita para que el tejido empresarial y los emprendedores que se incorporen consigan hacernos salir de la recesión y del estancamiento. De esta manera se facilitará el camino al crecimiento económico, a través del cual conseguiremos solventar el desempleo y cubrir las imprescindibles prestaciones sociales, rehabilitando el prestigio internacional que España ha tenido y merece.

Hacer posible el crecimiento económico, una vez que la unión de todos sea un hecho real, debe llevar aparejados los siguientes objetivos:

1) Establecer la cifra real de endeudamiento de todos los entes públicos y su calendario de vencimientos.

2) Estudiar y concretar las posibilidades de recaudación anual, sin que el exceso de presión fiscal, como única solución, impida la creación de empresas. Debe rechazarse el criterio de que la inversión pública es el único camino para crear empleo; ésa suele ser siempre la pretensión de los que ocasionaron y no impidieron una política de inversiones mastodónticas no rentables. Los que carecen de talento e ideas no saben estructurar una economía productiva e innovadora creciente, que sea impulsora del empleo y de un incremento progresivo de la recaudación fiscal. Una subida de impuestos desmesurada para que el Estado pretenda enmendar lo que hizo mal no le acredita como salvador y sólo aplicaría medidas provisionales, con más endeudamiento y sin estimular la creatividad a los futuros emprendedores.

3) En función de lo expuesto, reajustar la deuda soberana a un nuevo calendario de vencimientos prorrogado en el tiempo y, en base a la emisión diferencial de nueva deuda, siempre con la posibilidad de suscripción por los mercados financieros y minorada en el importe de la reducción de los gastos corrientes superfluos o innecesarios, que se crearon en los años de euforia injustificada; asimismo, se ejecutarán los reajustes impuestos por los órganos rectores de la eurozona.

4) Determinar con exactitud y veracidad la posición de los balances y liquidez del sistema financiero nacional a fin de sanearlos, regularlos y controlarlos, para que pueda fluir el efectivo necesario al lanzamiento de la economía. La depresión del crédito, casi nulo en la actualidad, debe resolverse con la máxima urgencia, liberando al sistema de la inversión pública a que se han visto forzados, en perjuicio evidente de la economía privada, víctima de una gestión financiera desastrosa.

Concretados los objetivos, evitemos repetir los grandes errores cometidos por negligencia, por intereses personales o por filosofías políticas ajenas a los intereses generales. Veamos algunos:

1) Prescindir del rigor presupuestario de obligado cumplimiento, eliminando conscientemente el techo de las inversiones, manejadas libremente por los administradores oficiales de turno.

2) Llevar a cabo aportaciones participativas en empresas patrimoniales.

3) Suprimir o prescindir de la Intervención General del Estado.

4) Someter a control a los organismos oficiales de control propiamente dichos.

5) Retrasar la actualización de la legislación laboral, asimilándola a la vigente en los países de nuestro entorno.

Si somos capaces, todos unidos, de concretar y desarrollar lo expuesto anteriormente, estaremos en la posición perfecta para crear la nueva estructura que haga posible el desarrollo y crecimiento de una economía de libre mercado, obediente, eso sí, a la regulación y control establecidos por la Unión a la que pertenecemos.

(*) Economista y empresario

El ministrable Luis de Guindos advierte sobre la dificultad de la subasta de la CAM

MADRID.- El director del Centro del Sector Financiero de PwC e IE Business School, el ministrable del PP Luis de Guindos, advirtió de que la subasta de Caja Mediterráneo (CAM) «no va a ser sencilla», porque el futuro comprador tendrá que acometer una ampliación de capital. Asimismo, incidió en que la caja de origen murciano y alicantino, intervenida por el Banco de España el pasado 22 de julio y en proceso de adjudicación, registra una morosidad muy elevada y necesidades de liquidez muy importantes para hacer frente a los futuros vencimientos de deuda.
«El propio Banco de España ha reconocido que ha retrasado la subasta a finales de noviembre cuando estaba previsto para octubre», dijo De Guindos en la presentación de un estudio sobre las nuevas exigencias de recapitalización a la banca española acordadas a escala europea. 
Respecto al proceso de reestructuración financiera, el experto pronosticó que habrá una nueva ronda de fusiones y consolidaciones en busca de eficiencias, dado el estrechamiento de márgenes que provoca la atonía económica y las restricciones de liquidez.