PEKÍN.- Las víctimas de esta epidemia mueren espantosamente. Primero,
se presenta una fiebre muy elevada. La piel se enrojece y se pone color
púrpura. Hay secreciones de los ojos y de la nariz, diarreas
sanguinolentas y, en pocos días, la muerte. La tasa de supervivencia es
casi nula, según un reportaje de The New York Times.
Según los cálculos oficiales de China, el actual brote de
peste porcina africana,
la cual afecta a los cerdos, pero es inocua para los seres humanos, ha
llegado a ser catastrófico. De acuerdo con el gobierno chino, más de un
millón de cerdos han sido sacrificados.
Más de mil millones de personas
amantes de la carne de puerco se enfrentan a muchas más restricciones en
el suministro. La necesidad de llenar este vacío está afectando a los
mercados de la carne de todo el mundo.
Sin
embargo, la realidad de la epidemia podría ser aún más tétrica. Muchos
granjeros dijeron en entrevistas que no habían informado a las
autoridades locales acerca de las infecciones potenciales entre sus
animales. Otros dijeron que los funcionarios no habían respondido con
rapidez a los brotes notificados.
Por
consiguiente, muchos granjeros y analistas en materia de ganado suponen
que esta enfermedad tan contagiosa ha infectado a más cerdos y en más
lugares de los que los funcionarios chinos reconocen.
Cuando
los cerdos de Ge Xiuxiu empezaron a morir este año, no informó a las
autoridades. Ge, de 48 años, duda que el gobierno pueda darse el lujo de
cumplir su promesa de compensar a los ganaderos como él que han sido
afectados por el brote.
“Informarles
no hubiera hecho ninguna diferencia”, comentó, de pie fuera de su
granja en Xijiahe, un poblado de la provincia china de Shandong. “¿Quién
habría hecho algo al respecto? Quien quiera hacer algo, tiene que
pagar”.
La
necesidad de combatir la peste porcina africana no podría ser más
urgente para China, el país productor y consumidor más grande de carne
de cerdo en el mundo.
Sin embargo, parece que la respuesta oficial se
amolda a un patrón de crisis anteriores relacionadas con la salud y la
seguridad de la población en el país, incluyendo la epidemia de sida en
la década de los noventa, el brote del síndrome respiratorio agudo grave
a principios de la década de los dos mil y la contaminación
generalizada de fórmulas para bebé en 2008.
La
tendencia de las autoridades a ocultar esos problemas origina
desconfianza en la población; lo que ocasiona que los problemas sean
todavía más difíciles de resolver.
En
la crisis actual, no solo los ganaderos y los especialistas de la
industria sienten desconfianza, sino también los consumidores.
Algunos
clientes chinos, que dudan sobre las declaraciones de que la enfermedad
no daña la salud de las personas, están comenzando a evitar el consumo
de carne de cerdo.
La
peste porcina africana, para la cual no existen tratamientos ni
vacunas, se ha extendido a todas las provincias y regiones de China;
también ha cruzado la frontera a Camboya, Mongolia y Vietnam.
Los
analistas del banco holandés
Rabobank, el cual otorga enormes préstamos a
la industria agrícola global, han predicho que
China producirá entre 150 y 200 millones menos cerdos
este año debido a los que han muerto por la infección o que han sido
eliminados. Eso sería una parte considerable de los 700 millones de
cerdos sacrificados en China en 2018.
La economía china, ya
en desaceleración,
está comenzando a sentir los efectos. En marzo, los precios más
elevados de la carne de puerco contribuyeron a subir la inflación a su
nivel máximo en cinco meses. El suministro de cerdos vivos del país ha
descendido en una quinta parte desde hace un año.
El gobierno,
adelantándose a la escasez, ha traído carne de cerdo congelada para
aumentar su reserva estratégica. Los futuros del puerco en Estados
Unidos han repuntado mientras los operadores financieros le apuestan a
que China compre más carne estadounidense.
China
ha introducido nuevos requisitos de higiene, ha impuesto cuarentenas y
ha restringido el transporte de puercos. No obstante, esas medidas
tendrán un uso limitado si las autoridades no tienen un panorama
completo del problema, o si lo tienen pero no lo comparten con la
población.
“No
hay manera de controlar algo que no reconocemos que existe”, comentó
Christine McCracken, analista del Rabobank. En los lugares donde no se
denunciaron ni reconocieron las infecciones, los granjeros y los
productores de carne de cerdo quizás no toman las precauciones de
seguridad adecuadas, señaló. Incluso pueden estar vendiendo y procesando
animales infectados. La peste porcina africana puede durar semanas o
meses en la carne de cerdo cruda o congelada.
“Basta con que un pedazo de carne infectada entre a la cadena para contaminar todo de nuevo”, afirmó McCracken.
En
todo el país, el momento y el patrón de los casos confirmados indican
que las infecciones se están notificando en algunos lugares mucho tiempo
después de que los cerdos se enferman, señaló Bi Jie, especialista en
ganado en Tai’an, una ciudad de la provincia de Shandong.
En
agosto del año pasado, el gobierno informó sobre el primer caso de la
peste porcina africana en China, en la provincia de Liaoning, al
noreste. En pocas semanas, se estaba informando de otros casos en
provincias situadas a cientos de kilómetros al sur.
Es
poco probable que la enfermedad haya viajado tan rápido, afirmó Bi. Es
más factible que los cerdos se hayan infectado en todos estos lugares
semanas antes de que se anunciaran oficialmente los brotes. “Si
analizamos la situación de la que se está informando, hay cosas que no
pueden explicarse”, afirmó.
El Ministerio de Agricultura no respondió a la solicitud que se le envió por fax para hacer comentarios.
Shandong,
donde se ubica Xijiahe, es la segunda provincia más poblada de China y
una gran productora de cerdos. Sin embargo, hasta ahora, el gobierno
nacional ha confirmado solo un caso de peste porcina africana en
Shandong.
Antes,
en repetidas ocasiones, los productos porcinos de Shandong obtuvieron
un resultado positivo en las pruebas de esta enfermedad en Taiwán y la
ciudad de Hangzhou, al este. Sin embargo, las autoridades no informaron
de infecciones en ese momento en Shandong.
Las
oficinas de inspección sanitaria animal en la capital provincial de
Shandong, Jinan, no tienen suficiente personal ni financiamiento, de
acuerdo con un informe interno publicado en enero por los
administradores de Jinan y consultado por The New York Times.
“Esto dificulta hacer lo necesario para prevenir y controlar la peste porcina africana”, decía el informe.
Hace
poco, después de que los reporteros descubrieron varias pilas de cerdos
pudriéndose cerca de las aldeas de Shandong, un funcionario local
fue cuestionado en la televisión
si tenía conocimiento de los tiraderos ilegales. La presentadora de
televisión repitió esta pregunta ocho veces antes de que el funcionario,
visiblemente incómodo, admitiera que no.
En
Hejiage, una aldea de Shandong, He Shuxia perdió algunos cerdos este
año debido a lo que parecía ser la temida peste. Sin embargo, no dio
aviso a las autoridades.
Los
animales murieron muy rápido, señaló He. También tenía miedo de
contaminar más su granja al recibir a forasteros o salir de ella.
En
el condado cercano de Junan, ningún ganadero se ha comunicado con el
centro de control de enfermedades de la Oficina de la Industria Pecuaria
para informar acerca de posibles casos de peste porcina africana,
señaló Zhao Guihua, vicedirector del centro.
No obstante, Zhao mencionó que había recibido una llamada de un ganadero cuyo cerdo masticó un cable y se electrocutó.
Cuando
se le preguntó por qué los ganaderos no habrían informado sobre cerdos
infectados, Zhao dijo que la única razón que se le ocurría era porque no
tenían ninguno.
La escasez de carne de puerco en China depende de la rapidez con que los granjeros empiecen a volver a criar cerdos.
En
Hejiage, He afirmó que todavía tenía temor de hacerlo. Ge, en Xijiahe,
comentó que él y su esposa tal vez intenten cultivar fresas este año.
“No nos queda nada”, señaló.