MULA.- En la localidad de Mula y su comarca, hoy, día 21 de septiembre, se
celebra el día del Niño Jesús del Balate cuya
imagen se venera en la ermita de las afueras de esta ciudad.
La imagen del Niño de Mula fue realizada para evocar un momento singular
de la historia creyente de Mula. Tal como narran los documentos
históricos y su leyenda, la aparición del Niño tuvo lugar en el paraje
del Balate, por el año 1648, cuando un chico llamado Pedro Botía Artero,
natural de Mula y huérfano, a consecuencia de la peste que asolaba el Reino de Murcia, estaba pastoreando sus ovejas y se le
presentó un hermoso Niño con una cruz en su mano derecha, el cual se
identificó y le dijo: «Toma mi Cruz y sígueme».
Pedro, por su
sencillez, no contó a nadie el hecho de la aparición hasta transcurridos
bastantes años, se hizo religioso franciscano y falleció en el
Monasterio de la Encarnación de Mula en 1717, donde fue sepultado su
cuerpo yacente.
Fray Pedro de Jesús Botía, nació en Mula
(Murcia) en los últimos días del mes de Febrero o primeros días del mes
de Marzo de 1633, hijo de Ginés Botía y de María
Artero. Quedó huérfano muy pronto, a los quince años de edad, a causa de
la peste que asoló el Reino de Murcia en el año 1648. Se refugió en
un paraje llamado Albalat (Balate), distante
de una media legua de Mula (unos cuatro kilómetros), donde tenía una
hacienda, para evitar el contagio de la peste.
Hallándose un día en dicho paraje de
Albalat (Balate) pastoreando a unas ovejas muy afligido, cuando sin
saber de donde hubiese llegado se le apareció ante sí un
hermoso niño, con una cruz en su mano derecha, vestido con un traje de
Nazareno, y le pregunto el niño al pastor que por qué estaba tan
afligido, y el joven pastor le conto lo que le sucedía.
Le pregunto Fray Pedro al Niño que quién
era, y este le respondió que era el Niño de Belén y alargándole la
Cruz, le dijo, “Toma mi Cruz y sígueme”.
Fray Pedro le preguntó de nuevo donde habitaba y le respondió: “Yo vivo y moro en mi Eterno Padre” y desapareció.
Fray Pedro por su sencillez no conto a nadie el hecho de la aparición hasta transcurridos bastantes años.
Ingreso en el Convento de los
Franciscanos de Orihuela el día 30 de Marzo de 1653 y emitió los votos
cumplido el año de su ingreso, adquiriendo el
nombre de Fray Pedro de Jesús Botía.
Vivió varios años en dicho Convento y
posteriormente se traslado al Convento de San Ginés de la Jara.
Habitando en este Convento, quiso visitar los Santos
Lugares, obteniendo el correspondiente permiso del superior, visitando:
Roma, la ciudad de Asís, Basílica de Santa María de los Ángeles
(Porciúncula), y la Basílica de San Francisco.
Encontrándose en uno de estos Conventos,
por segunda vez se le apareció un Niño hermoso, y le ordeno que no
fuera a Palestina y que regresara a España.
Embarco en Génova con destino a España, y
en la misma nave viajaba el Conde de Lemus que regresaba a España tras
haber finalizado su tarea como Virrey y Capitán
General del Reyno de Nápoles, entablándose amistad entre ambos durante
el viaje, llegando a Barcelona donde ordeno el Conde de Lemus a Fray
Pedro que le acompañara a Madrid, donde le introdujo
en la Corte presentándole a las Señoras y Señores de la Grandeza de
España, quienes no dudaban en pedirle sus servicios como consejero y
como director espiritual.
Salió de la Corte, haciendo su viaje a
pie y descalzo, como era su costumbre y llego a la Villa de “Consuegra”
pueblo de la Mancha, entregando las cartas de
presentación que le había entregado su valedor el Conde de Lemus para el
príncipe D. Juan de Austria II.
Encontrándose un día Fray Pedro orando
lo vio el Príncipe D. Juan de Austria, y le llamo la atención por
aquella fuerza y sencillez con que hablaba el fraile;
mandándole llamar a sus aposentos, y haciéndole preguntas D. Juan al
fraile quedo admirado por su sencillez, y ordeno que lo visitara de
ordinario, y ordenando a su guardia que tendría paso libre
para entrar en sus aposentos.
Recibió autorización para volver por un
tiempo a su convento en San Ginés de la Jara, pero con la advertencia
que tendría que volver a la Corte. Hizo diversos viajes a
la Corte y de nuevo a su convento, hasta que por el Príncipe se dispuso
que quedase siendo su asistente espiritual.
Fundo bajo la protección del Príncipe Juan de Austria el Real Monasterio de la Encarnación de la primera regla de Santa Clara.
Falleció en el Monasterio de la
Encarnación de Mula el día 5 ó 6 de Septiembre de 1717 a los 84 años de
edad, y fue sepultado su cuerpo en dicho
Monasterio.