Las
impertinentes declaraciones del ministro de Economía en
funciones holandés, Jeroen Dijsselbloem, al diario alemán Frankfurter
Allgemeine Zeitung, en las que acusa a los países del sur de Europa de
‘gastarse todo el dinero en copas y mujeres y después pedir ayuda’
han reabierto el debate de la presidencia del Eurogrupo de manera
abrupta.
Guindos
le advierte que no esté tan seguro de que se vaya a cambiar la norma
para que Dijsselbloem presida el Eurogrupo mientras el ministro holandés
sugiere que la polémica por las declaraciones al Frankfurter está
alentada por el propio De Guindos.
Las reglas para presidir el que es con toda probabilidad el grupo más
influyente en materia económica de toda la arquitectura comunitaria no
están claras. Luis de Guindos las ha calificado de evanescentes. Lo que
sí parece claro es que si no eres ministro del ramo en tu país de
origen, en las condiciones actuales del Eurogrupo no puedes presidirlo.
España está moviendo todas sus teclas para recuperar parte del poder
perdido en las instituciones comunitarias. La elección por segunda vez
de Dijsselbloem produjo un malísimo sabor de boca a los líderes del
Partido Popular que daban por hecho que el elegido sería Luis de
Guindos.
Entre los responsables de las relaciones internacionales del Partido
Popular no daban crédito a lo que había sucedido. Angela Merkel había
comprometido su palabra con Mariano Rajoy de que Alemania apoyaría al
ministro español, para cuando llegó el momento de la verdad decantarse
por el titular holandés.
Fuentes del Partido Popular interpretan lo sucedido por la presión
que ejerció el responsable de finanzas alemán, sobre su canciller Angela
Merkel, con la justificación de que Wolfgang Schäuble se siente mucho
más cómodo a la hora de mandar con el holandés que con De Guindos.
Schäuble habría manifestado que al ministro español le gusta pensar
por sí mismo y que una vez investido para el cargo de presidente del
Eurogrupo por dos años y medio hubiera querido volar por su propia
cuenta.
El Eurogrupo es el órgano decisorio a la hora de aprobar los planes
de ayuda a los países miembros de la eurozona. Como lo ha sido a la hora
de imponer las condiciones a los países que han solicitado ayuda para
su sistema financiero.
Esta situación está provocando diferencias entre el Gobierno y
algunos líderes del Partido Popular. No todo el mundo tiene claro si es
más importante recuperar un puesto en el órgano de gobierno del Banco
Central Europeo o la presidencia del Eurogrupo.
En el PP los hay que consideran que el primer objetivo debería ser
recuperar el sillón que perdimos en el 2012 en el Consejo de Gobierno
del Banco Central Europeo. La oportunidad sería el próximo año. España
podría aspirar incluso a hacerse con la vicepresidencia de la
institución. El 31 de mayo finaliza el mandato del vicepresidente, el
portugués Vitor Constancio.
Hacerse con este puesto exigirá mucho esfuerzo y capacidad de
negociación. El primer error que deberá tratar de evitar España es el
que cometió en la ocasión precedente cuando intentó que se nombrara al
abogado del Estado, Antonio Sáenz de Vicuña.
El exconsejero del Banco de España, Ángel Luis López Roa, trató de
explicar al Gobierno español que cambiara de candidato pues para este
puesto se debe pensar en un ejecutivo no en un funcionario. No lo
consiguió, como tampoco consiguió España el puesto deseado, pese a ser
la cuarta economía de la zona euro y perdía así su puesto de
representación en el Consejo de Fráncfort.
Bien es cierto que también los hay entre los líderes del PP que
consideran que la capacidad de influencia e intervención del presidente
del Eurogrupo es mucho mayor que la de un consejero en el Banco Central
Europeo por lo que tratarían de hacerse con esa presidencia cuando
Dijsselbloem finalice su mandato en enero del año que viene.
Las prisas del ministro holandés para que se cree un puesto estable
de presidente permanente del Eurogrupo responden más a sus deseos y
circunstancias personales que al calendario de Europa.
Aunque él ha salido elegido parlamentario, probablemente su partido,
los socialistas del PVDA que han perdido 29 escaños no vuelva a formar
parte del Gobierno holandés.
En ese caso tendrá muy difícil permanecer en un tercer mandato como
presidente del Eurogrupo. Nunca ha sido presidido por alguien que no sea
ministro de su país.
De ahí las prisas porque haya un cambio en las estructuras de la
Unión. Como bien ha dicho su competidor, Luis de Guindos, en Europa las
cosas se toman su tiempo para cambiarse.
Recuerda el ministro español que en la actualidad algunos países son
partidarios de convertir el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) en
"una especie de Fondo Monetario Europeo. Otros proponen crear la figura
de un ministro de Finanzas de la eurozona que asuma también las
funciones del actual comisario de Economía y de presidente del
Eurogrupo.
Estos debates no suelen resolverse de un día para otro. Para más inri, hasta que no se celebren las elecciones en Francia y Alemania nada
va a cambiar, y menos de forma significativa. Pese a las
incertidumbres, una cosa queda clara, que se han abierto las
hostilidades por hacerse con el control de Eurogrupo por el que España
tiene muchas opciones.
(*) Periodista