PARÍS.- Por cuarto fin de semana seguido, las calles de toda Francia se
volvieron a llenar, con miles de personas contrarias al pase sanitario
que entrará en vigor este lunes 9 de agosto a iniciativa del Gobierno de
Emmanuel Macron. Casi 240.000 personas salieron a protestar este sábado en diferentes
ciudades de Francia por cuarto fin de semana consecutivo contra las
medidas de control de covid-19, como ese certificado y la vacunación
obligatoria para el personal sanitario. Las fuerzas del orden efectuaron 35 arrestos y siete agentes resultaron heridos, aunque la jornada se desarrolló en general sin incidentes destacables.
Francia exigirá estar vacunado o en posesión de pruebas de Covid
negativas para poder entrar en ciertos espacios interiores. Estas
medidas han desatado numerosas manifestaciones por atentar, según los
ciudadanos, a sus derechos básicos y suponer una discriminación para
aquellos no vacunados, ya sea por temor o por negarse a recibir la
vacuna.
En París hubo cuatro manifestaciones, reflejo de la heterogeneidad de un movimiento que
reúne a antivacunas, a contrarios a la exigencia del pase sanitario o de
la vacuna obligatoria y a opositores en general a la gestión de la
crisis sanitaria.
Los opositores al certificado sanitario tomaron las calles del país con las manifestaciones más numerosas hasta la fecha. El recuento del Ministerio del Interior difundido por la prensa precisó que hubo 237.000 manifestantes en toda Francia y 17.000 solo en París. Unas
204.000 personas habían protestado el pasado sábado, 31 de julio,
frente a las 161.000 de la semana anterior o las 110.000 del día 17.
La legislatura de Emmanuel Macron al frente del Elíseo ha estado
marcada por las manifestaciones. En esta ocasión, y como cuarto fin de
semana consecutivo, son miles las personas que protestaron en contra del
certificado sanitario para entrar en lugares cerrados como bares o
restaurantes, al igual que por el resto de medidas para frenar el avance
de la variante Delta en el país.
Según el Ministerio del Interior
francés, más de 200.000 personas se manifestaron ayer sábado en toda la nación
contra una medida que tiene el visto bueno del Consejo Constitucional y
que entrará en vigor este próximo lunes 9 de agosto. El certificado
sanitario que acredita estar vacunado o ser negativo en coronavirus ya
existe desde el pasado julio, pero ahora se extenderá a bares,
restaurantes y numerosos lugares públicos.
Lo que comenzaron como protestas de ciudadanos negacionistas o
anti-vacunas se han convertido en una amalgama de ciudadanos de diversa
índole, incluidos políticos y partidarios de la ultraderecha. Pero
también muchos ciudadanos que ven en la medida un ataque a sus derechos
fundamentales.
"Somos ciudadanos responsables, absolutamente
comprometidos en la defensa de nuestros derechos fundamentales y de
nuestras libertades. Somos irreprochables, estamos unidos y sin
etiquetas políticas", señaló Sophie Tissier, del colectivo 'Paris pour
la Liberté'.
En el Congreso, la medida ha tenido también la oposición de la
izquierda, asumida por el partido La Francia Insumisa. Mientras, Macron,
que está de vacaciones, se mantiene firme en sus medidas y se apoya en
que han sido votadas constitucionalmente en el Parlamento.
Las marchas en contra de las medidas anticovid-19 se organizaron en
más de 150 ciudades para mostrar su rechazo, en concreto, al pase
sanitario y a la vacunación obligatoria del personal sanitario, una
extensión de las restricciones validada este jueves por el Tribunal
Constitucional de Francia.
Así, a partir de mañana lunes, hará falta
presentar un certificado de vacunación, un test PCR negativo o un
certificado de recuperación de la enfermedad para poder acceder a los
cafés y restaurantes, salas de espectáculo y ferias profesionales, o
para realizar un trayecto largo en avión, tren o bus.
Ya son
cuatro fines de semana consecutivos de manifestaciones, pero esta vez
coinciden con un nuevo mensaje del presidente, Emmanuel Macron, para
movilizar a los franceses: "vacúnense", justo cuando la cifra de
franceses que recibieron al menos una dosis alcanza los 44 millones
(casi el 66% de la población).
"Macron, no quiero tu pase
(sanitario)", gritaban el jueves por la tarde cientos de personas en
París, después de que la medida fuera aprobada por el Tribunal
Constitucional.
"Macron, no quiero tu pase (sanitario)" o "Macron, no queremos ni
verte" fueron algunos de los lemas escuchados en París, donde al menos
un millar de personas, vigiladas por un dispositivo policial, se dieron
cita para protestar. Entre ellos, numerosos "chalecos amarillos".
Buena
parte de los manifestantes, algunos vacunados, ven en esta imposición
del pase sanitario una "obligación camuflada para vacunarse" y "una
sociedad de control", y temen que los empleadores puedan suspender
temporalmente el contrato de un trabajador si este no tiene el pase en
regla.
En tanto, en la ciudad de Cambrai (norte), donde se
reunieron un centenar de manifestantes, algunos comercios estaban
cerrados como forma de protesta contra el pase sanitario.
Esta última protesta llegó precedida del aval que el Consejo
Constitucional, el organismo que vela por que la legislación sea
conforme a la Carta Magna, dio el jueves a la ampliación del certificado
sanitario para entrar en bares, restaurantes u hospitales, o para los viajes internos de larga distancia.
Desde el 21 de julio ese documento que certifica tener la pauta de
vacunación completa o no estar contagiado ya era obligatorio para
acceder a los centros culturales, pero desde este lunes, 9 de agosto, su
exigencia marcará de forma mucho más amplia el día a día de la
población.
El proyecto de ley validado también exige al personal sanitario estar vacunado totalmente como muy tarde para el 15 de octubre, una confluencia de requisitos que desde hace un mes ha canalizado a sus detractores en una oleada de protestas.
El movimiento encadena de momento cuatro sábados consecutivos, pero no tiene fecha de caducidad.
"Esta lucha va a continuar. Confío en que en septiembre, cuando todo el
mundo haya vuelto de las vacaciones, haya más gente", afirmó Franck,
ingeniero de 51 años que, como muchos participantes, no está vacunado.
El certificado sanitario, en su opinión, "es liberticida y erosiona el pacto de igualdad.
Son medidas totalmente desproporcionadas con la situación. El Gobierno
debería impulsar la vacunación, pero no hacerla obligatoria".
Una de las movilizaciones de la capital volvió a estar encabezada por el ultraderechista Florian Philippot, antigua mano derecha de Marine Le Pen,
excluido de su partido, la Agrupación Nacional, y que criticó en
Twitter que el presidente, Emmanuel Macron, ejerza solo "a través del
miedo y la mentira".
"El gobierno dice desde el principio una
cosa y la contraria. No hay ninguna base ni ninguna lógica", critica
igualmente Marie, para la que la obligatoriedad de la mascarilla en el exterior fue "el principio del fin".
La semana pasada se vivieron, en algunas marchas, enfrentamientos con
las fuerzas del orden y se insultó a los medios. En Montpellier, los
manifestantes insultaron a un farmacéutico que realizaba test de
covid-19 en su establecimiento, tratándolo de "colaborador" (como se
denominaba a los que ayudaban al régimen nazi en Francia) y "asesino".