Pedro Antonio Sánchez es un presidente de tebeo, como su mentor Mendoza lo es en su faceta de viejo culturista de viñeta e imaginado con Jesuscrito en su hombro tal cual que un loro en el hombro de un bucanero caribeño, para hacer reir porque, sobre todo, el primero parece una caricatura de si mismo con esa sonrisa de pillo y los dientes separados de niño travieso. Pero lo más grave es que "El Cebollino' es un traidor donde los haya. La previsión de que apuñalaría a su 'padre' político, Valcárcel, antes de Navidad ha resultado fallida porque se ha adelantado medio año sobre el pronóstico de un viejo político de la UCD, pasando ya este largo y cálido verano, como siempre, en Santiago de la Ribera aunque con escapadas calculadas a la Dehesa de Campoamor.
Este tipo, Pedro Antonio, ya se ha visto que no es nada de fiar ni siquiera para el presidente de la UCAM lo será más adelante. Ha cogido los mandos y ha olvidado pronto quien es, desde donde viene y a quien le debe el favor primigenio y determinante de estar ahí. En Madrid se echan las manos a la cabeza cuando llega y él, notándolo, no para de viajar a los despachos que cree le pueden ir abriendo puertas. Se cree él mismo que es un crack y que estaba llamado - y está todavía - a ser el líder de la derecha española al olvidar sus enormes limitaciones que saltan a la vista a partir de su discurso habitual de 'Bienvenido Mr. Marshall'. Muy pronto ha quedado claro que este muchacho ha sido un gran error de Valcárcel, no tanto del PP, dispuesto desde ya mismo a enmendarlo a la más mínima oportunidad que se le presente, que parece será pronto.
Pero Valcárcel ya piensa más en la imputación-acusación por el TSJ - que no en la propia- a la vuelta del verano y es más que evidente que ha girado todas sus complacencias hacia la doctora Patricia Fernández, diputada regional y alcaldesa de Archena, hasta el punto de facilitarle un acto de promoción en el Parlamento Europeo la semana pasada, al que no acudió absolutamente nadie relevante ni de allí ni de aquí. Sucede que ella dice que no desea ser candidata a San Esteban si Pedro Antonio Sánchez fuese imputado y 'Ciudadanos' sacase la exigencia de dimisión antes de presentar una moción de censura en la Asamblea Regional. Lo que pasa es que Mendoza ya está jugando con la condición humana de algunos dirigentes de ese partido y, llegado el momento, no está claro lo que sucedería, incluso a nivel de hipótesis hasta es posible que una escisión murciana en el partido de Albert Rivera si fuese necesario para salvar los cuestionados intereses de la UCAM con 'El Cebollino' en plan don Tancredo enmedio del diluvio.
Sin embargo, el PP tiene otra solución mucho mejor vista en el partido y en la derecha regional murciana en su conjunto, y es el acceso del diputado en Cartagena y alcalde de Lorca, Francisco Jódar, a la presidencia de la Comunidad Autónoma aupado por su condición profesional de contralmirante auditor de la Armada en excedencia especial por cargo público. Si el TSJ termina imputando-acusando a 'El Cebollino' - cariñoso apodo con el que se conoce en Puerto Lumbreras al traidorzuelo de Pedro Antonio- sólo entre los integrantes del actual Grupo Parlamentario en la Asamblea Regional hay que buscar hoy el sucesor, al menos que se convoquen elecciones autonómicas anticipadas, para estrenar la nueva Ley Electoral Regional, coincidiendo con las próximas elecciones generales. Y ese escenario puede cambiarlo todo, o no, dependiendo del progreso de Mendoza con la cúpula de 'Ciudadanos' en la Región.
Porque muchos piensan ya que lo de Valcárcel con Pedro Antonio como sucesor es una venganza del primero a la derecha de la capital y una tomadura de pelo al mundo económico regional por todo lo que le han hecho sufrir en los últimos 20 años. Lo normal es que el sucesor hubiese sido un Alberto Garre o un Francisco Jódar, políticos con cierto peso específico, talla política e imagen de mucha mayor seriedad y garantía para la sociedad murciana y los electores en general. Pero a esos los consideraba ya muy mayores y se inclinó por un joven al que creyó poder controlar, y ahora controlan otros desde la UCAM, aunque pronto ha olvidado su 'delfín' que el mismo que lo ha puesto todavía podría apearlo del sillón heredado de su mentor con la fuerza de inercia que le queda en Génova 13.
Como en Madrid lo de Pedro Antonio Sánchez siempre les pareció un disparate y una salida de tono por parte de Valcárcel, a la más mínima se aferraron a la 'alternativa Garre' como a un clavo ardiendo por si todavía se podía encauzar ese despropósito de sentar en San Esteban al alcalde inútil, tercermundista y mentiroso incapaz de mantener el Parador de Turismo en Puerto Lumbreras. El ex presidente no cedió, como ahora no cedió, para que Garre fuese senador por la Asamblea Regional ni cederá para que ocupe cargo público alguno tras la traición de ir a Madrid a venderlo ante María Dolores de Cospedal en base a lo encontrado debajo del pico de la alfombra del despacho de Presidencia. Todo un despecho político por su parte al no conseguir ser finalmente el candidato del PP.
Y ya se detecta una especie de alianza secreta entre el penúltimo y último presidente de la Comunidad Autónoma para demonizar la 'era Valcárcel' y aislar así al eurodiputado ante los problemas de cierto calado que va a tener que afrontar en los próximos meses. La técnica de esta especie de Zipi y Zape es filtrar a 'La Verdad' toda la porquería que puedan -véase el caso de la desalinizadora de Escombreras- aprovechando las buenas relaciones hechas por Garre con su actual director tras el error de Valcárcel, meses atrás, de faltarle al respeto en su propio despacho por un quiteme usted allá esas pajas. Yo, de Alberto Aguirre, lo hubiese echado del edificio. Pero su buena educación le aconsejó no montar el numerito delante de la dama que acompañaba a Valcárcel, a la sazón Charo Cruz y no otra de parecidos modales.
Porque muchos piensan ya que lo de Valcárcel con Pedro Antonio como sucesor es una venganza del primero a la derecha de la capital y una tomadura de pelo al mundo económico regional por todo lo que le han hecho sufrir en los últimos 20 años. Lo normal es que el sucesor hubiese sido un Alberto Garre o un Francisco Jódar, políticos con cierto peso específico, talla política e imagen de mucha mayor seriedad y garantía para la sociedad murciana y los electores en general. Pero a esos los consideraba ya muy mayores y se inclinó por un joven al que creyó poder controlar, y ahora controlan otros desde la UCAM, aunque pronto ha olvidado su 'delfín' que el mismo que lo ha puesto todavía podría apearlo del sillón heredado de su mentor con la fuerza de inercia que le queda en Génova 13.
Como en Madrid lo de Pedro Antonio Sánchez siempre les pareció un disparate y una salida de tono por parte de Valcárcel, a la más mínima se aferraron a la 'alternativa Garre' como a un clavo ardiendo por si todavía se podía encauzar ese despropósito de sentar en San Esteban al alcalde inútil, tercermundista y mentiroso incapaz de mantener el Parador de Turismo en Puerto Lumbreras. El ex presidente no cedió, como ahora no cedió, para que Garre fuese senador por la Asamblea Regional ni cederá para que ocupe cargo público alguno tras la traición de ir a Madrid a venderlo ante María Dolores de Cospedal en base a lo encontrado debajo del pico de la alfombra del despacho de Presidencia. Todo un despecho político por su parte al no conseguir ser finalmente el candidato del PP.
Y ya se detecta una especie de alianza secreta entre el penúltimo y último presidente de la Comunidad Autónoma para demonizar la 'era Valcárcel' y aislar así al eurodiputado ante los problemas de cierto calado que va a tener que afrontar en los próximos meses. La técnica de esta especie de Zipi y Zape es filtrar a 'La Verdad' toda la porquería que puedan -véase el caso de la desalinizadora de Escombreras- aprovechando las buenas relaciones hechas por Garre con su actual director tras el error de Valcárcel, meses atrás, de faltarle al respeto en su propio despacho por un quiteme usted allá esas pajas. Yo, de Alberto Aguirre, lo hubiese echado del edificio. Pero su buena educación le aconsejó no montar el numerito delante de la dama que acompañaba a Valcárcel, a la sazón Charo Cruz y no otra de parecidos modales.