BRUSELAS.- Fletán servido en
restaurantes de Bruselas como "lenguado" y preparados cárnicos que
contienen ingredientes que no figuran en el etiquetado son ejemplos de
los tipos de fraude o prácticas engañosas que afectan al consumidor
europeo, pese a las estrictas normas comunitarias.
Dos estudios presentados esta misma semana, uno de la organización
ecologista Oceana sobre el fraude en la venta de pescado y otro que
revela las prácticas engañosas en el etiquetado de la carne, elaborado
por la Organización Europea de Consumidores (BEUC), llaman la atención
sobre un problema que, lejos que constituir un fenómeno puntual, parece
frecuente en la Unión.
Camille Perrin, coordinadora del informe sobre la carne de BEUC,
explica que "es difícil evaluar la extensión del fraude
alimentario en la Unión Europea (UE) ya que hay muy pocos datos
disponibles", y no existe una definición a nivel europeo de "fraude
alimentario", lo que hace difícil comparar la situación entre los
países.
"Siempre habrá operadores sin escrúpulos que estén deseando ahorrar,
especialmente en tiempos de austeridad", explica Perrin, que añade que
"se dice que en relación al fraude, solo conocemos la punta del
iceberg".
Según un informe del Parlamento Europeo, el pescado y la carne
figuran en la lista de alimentos que con mayor frecuencia son objeto de
fraude en la UE, al igual que el aceite de oliva, los productos
orgánicos o la miel.
En 2013, el escándalo de la carne de caballo, vendida en preparados
cárnicos de toda la UE como vacuno, dañó la confianza de los
consumidores europeos e hizo dudar de la efectividad de los controles en
la cadena alimentaria.
El Ejecutivo comunitario respondió presentando ese mismo año una
serie de propuestas para reforzar los controles en la cadena
alimentaria.
La experta de BEUC señala que "es un poco pronto para poder decir si
se ha aprendido alguna lección del escándalo de la carne de caballo", e
indicó que las asociaciones de consumidores confían en que se produzcan
mejoras, con la modernización del sistema europeo de controles
alimentarios.
No obstante, recordó, la propuesta que persigue ese objetivo, que
prevé aumentar los controles sin aviso previo, la cooperación entre
países y endurecer las sanciones a quienes infrinjan las normas, todavía
se está debatiendo en las instituciones comunitarias.
Otro problema es que con la crisis, según Perrin, los países europeos
han recortado en el presupuesto y el personal encargado de llevar a
cabo los controles.
La Comisión Europea "se toma muy en serio todos los informes sobre
pescado mal etiquetado y los fraudes en la carne y los alimentos", dijo
por su parte el portavoz comunitario de Seguridad Alimentaria, Enrico
Brivio.
"La CE es plenamente consciente de los problemas de etiquetado
incorrecto del pescado y los productos cárnicos y trabaja de manera
activa con los estados miembros", indica Brivio, que añade que "la
protección de los intereses de los consumidores y la prevención de las
prácticas fraudulentas, sigue siendo una prioridad".
Sin embargo, subraya el portavoz, "hay que recordar que los controles
sobre la aplicación de los requisitos legales son competencia sobre
todo de las autoridades nacionales".
En ese contexto, explica que Bruselas trabaja por un lado informando a
los consumidores de las nuevas normas de etiquetado que se aplican
desde diciembre de 2014 e investigando posibles prácticas fraudulentas
en el mercado europeo.
En particular, según Brivio, se están analizando los casos en que se
hace pasar una especie de pescado por otra, a través de un Plan de
Control coordinado por la UE, que se puso en marcha a principios de
2015.
Los resultados del plan se harán públicos a finales de este mes de noviembre.
Asimismo, la CE recuerda que "el cumplimiento de las normas de la
cadena alimentaria es responsabilidad de los operadores de la industria
agroalimentaria y que los controles y las acciones legales deben ser
adoptados por las autoridades nacionales.
"La CE verifica los controles en vigor en los Estados miembros", añade el portavoz.
Para la Organización Europea de Consumidores, aunque los países son
los responsables de aplicar los controles, "la CE tiene un importante
papel que desempeñar para asegurar que todos los Estados miembros
interpretan y aplican las reglas europeas de la misma manera".