Miro y remiro esta foto y noto que le
falta algo, como si estuviera retocada. Ah, ya caigo. Lo que requiere
esa alfombra son cabezas de animales salvajes cazados a traición en
algún coto sudafricano, puestos a tiro por mercenarios que saben cotizar
el espíritu depredador de la naturaleza de algunos palurdos murcianos
forrados de pasta gansa, que con sus escopetas de marca sacian el
erotismo del poder apuntado a las cabezas de las fieras, pues no debe
parecerles satisfactorio arruinar el medio ambiente y la economía de su
provincia con sus dudosos negocietes urbanísticos, y se ve que necesitan
algo más de adrenalina.
O tal vez lo que aqui falta son
souvenires turcos, pipas de kif, por supuesto de adorno, o piezas
doradas, muebles y abalorios, adquiridos en los puntos de amarre a lo
largo de cruceros por el Bósforo financiados por promotores amiguetes.
No se muestran ciertos toques de distinción añadida para que la foto
adquiera ese aire chic de nuevos ricos que caracteriza a la clase
política gozante, esa que no precisa acudir durante años a los cajeros
automáticos porque dispone de ´dinero suelto´.
Aparecen aquí algunos
conversos al arte contemporáneo que disponen en casas y fincas de
cuadros y esculturas (pongamos ´damas´ de Manolo Valdés) que nunca
entendieron que significaran algo, salvo su precio de mercado, que nunca
pagaron, piezas artísticas que se mezclan con los enanos de jardín y
las palmeras exóticas afectadas por el picudo rojo que inyectaron, en
versión todavía más vitriólica, a su gestión política.
Ahora que
ni la Familia Real posa unida para la felicitación de Navidad, dado su
estado de escacharramiento, vienen algunos de la Corporación municipal
de Cámara (los machos en su inmensa mayoría, no se pierda se vista este
detalle) y se hacen la foto del Régimen. En su inocencia (inocencia que
rige sólo para la exhibición de su descaro) no parecen darse cuenta de
lo que significa promover un homenaje a un alcalde cuatriimputado. Les
debe dar igual, pues algunos de éstos hacían la vista gorda respecto al
jefe a cambio de que él la hiciera sobre sus propias actividades, así
como las de los altos funcionarios de urbanismo, nombrados a dedo, con
los que se solazaba en viajes que le salían de guaguy.
El
poder municipal se asentaba en este tráfico de intereses mutuos, en el
que lo importante era el todos para uno y el uno para todos, un pacto
del que los ciudadanos han estado ausentes a lo largo de los veinte años
en que estos tipos se han ocupado de dejar la capital de la Región
hecha unos zorros, sólo pendientes de sus contratas pedáneas (por
supuesto fragmentadas), del tranvía a ninguna parte, del destrozo del
transporte público, del hortera monumentalismo calatraveño, del
teletransporte (este sí muy diligente) urbanístico, y del inmovilismo
absoluto a falta de ideas, de ganas y de compromiso público, mientras al
alcalde le iban contando los quinquenios y los sexenios universitarios
(estos últimos gracias a un colaborata de Molina de Segura que firmaba
junto a él algunas investigaciones, digámoslo así) sin siquiera pisar
las aulas, a las que ahora ha vuelto, tal vez sin necesidad, pues si
durante años no se vio precisado de sacar dinero de su cuenta corriente
¿para qué dedicarse a trabajar?
Los pedáneos de Cámara, el poder
de hierro del PP municipal, le ha tributado un homenaje esta semana, del
que aquí consta el testimonio gráfico. El lector me entenderá si resumo
que lo peor no es la ética, sino la estética.
(*) Columnista
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2016/12/24/mira-viven/793137.html