Todos
sabemos que hay ciertos místicos y artistas a quienes se les va la
pinza y se vuelven divinamente locos, benditos y entrañables en el
buen sentido de la palabra. El caso más famoso es el de Dalí,
pero Shiva se puso a bailar cuando descubrió lo que había
estado buscando mientras gritaba “que soy yo, que soy yo, que
soy yo” llorando de alegría porque había descubierto su
divinidad.
También fue famoso el sufi Al Hallaj cuando
gritó “yo soy Dios” y fue acusado de blasfemo. Murió
bendiciendo a sus verdugos porque ellos también eran Dios, pero no
lo sabían.
También recuerdo a San Simeón el estilita,
de quien hizo una película Buñuel,
que pasó su vida encima de
una columna. O el mártir griego San Carlampio, patrón
de los borrachos y los cojos. O el santo volador San José de
Cupertino, patrono
de los estudiantes, que levitaba cuando rezaba, por lo que
tenían que amarrarlo al banco de la iglesia.
Es el personaje central
del filme de Edward Dmytryk “El
hombre que no quería ser santo” (The Reluctant Saint)
en 1962.
ESPAÑA
En España existe la leyenda de las
procesiones de borrachos que se celebran paralelas a las de Semana
Santa. Es famoso San Genarín, el santo borracho de León,
un canalla amante del orujo, los burdeles y las tertulias. Su
procesión ha sido declarada bien de interés cultural, como la de La
Macarena en Sevilla.
En cada parada la multitud bebe una copa de
orujo mientras avanza bajo el paso de un hombre ebrio aferrado a una
botella. Detrás le sigue la muerte y La Moncha, una
prostituta que se quedó tan impresionada al verle que dejó el
oficio. Fue un milagro de redención, pero se le atribuyen todo tipo
de milagros.
A Genarín se le atribuyen todos los
vicios posibles. Borracho aficionado al orujo, putero, embaucador y
estafador, y con un cuerpo incansable para la fiesta. Y además un
hombre capaz de hacer milagros después de muerto, como el ascenso
del equipo La Cultural a primera división. Todo un santo pellejero
para sus fieles.
TÍBET
Otro loco bendito fue Drukpa Kunley
(1455–1529), muy venerado en Bután. Fue un monje budista de
la tradición Mahamudra. Conocido como excéntrico y
poeta, se le cuenta entre los locos divinos del budismo tibetano.
"La divina locura de Drukpa
Kunley" es una obra que narra las andanzas y
enseñanzas de un destacado yogui budista que vivió en el Tíbet
entre 1455 y 1570. Tras trascender los límites de las escuelas
tradicionales, Kunley se convirtió en un místico universal y
su figura ha inspirado una extensa red de relatos y leyendas que lo
retratan como un loco divino.
Ejemplos de sus costumbres excéntricas
incluyen orinar sobre tapices sagrados o thangka, predicar
desnudo y ofrecer sus testículos como ofrenda a otro lama. También
se decía que no se ofrecía a ayudar a nadie si no le ofrecían
antes una botella de vino y una mujer hermosa.
https://es.wikipedia.org/wiki/Drukpa_Kunley
En cierta literatura budista, la frase
"sabiduría loca" se asocia con los métodos de
enseñanza de Chögyam Trungpa. Una
filosofía que combina una visión excepcional y un poder mágico
impresionante con un desprecio extravagante por el comportamiento
convencional.
En su libro Crazy Wisdom sobre
Padmasambhava, Trungpa
describe el fenómeno como un proceso de investigación y abandono de
cualquier esperanza de respuesta.
DEFINICIÓN
La locura divina, también conocida como
sabiduría loca, se refiere a un comportamiento poco convencional,
escandaloso, inesperado o impredecible vinculado a actividades
espirituales. Se pueden encontrar ejemplos de locura divina en el
budismo, el cristianismo, el helenismo, el hinduismo, el islam, el
judaísmo y el chamanismo.
La locura divina está presente en diversas
culturas y tradiciones espirituales. Platón la describió
como superior a la cordura de origen humano. El cristianismo la
interpretó como un rapto divino o liberación del alma. También
aparece en mitologías y vidas de santos y maestros en el hinduismo.
El budismo la relaciona con la superación del materialismo
espiritual.
Es un estado de éxtasis religioso o absorción
total en lo divino, no una enfermedad mental común, que se
manifiesta como conductas que pueden parecer locas o irracionales
para la sociedad, pero tienen un propósito espiritual. Pueden
incluir comportamientos escandalosos, impredecibles o que desafían
las normas sociales.
Según Mircea Eliade, la locura divina
forma parte del chamanismo, un estado que un psicólogo
diagnosticaría como una enfermedad mental. Sin embargo, afirma
Eliade, esto sería un diagnóstico erróneo porque el chamán
tiene "el control del estado místico, en lugar de que el
estado psicótico lo controle a él".
Un chamán entra en
estado de trance, con rituales como música y danza, y luego sale de
él cuando quiere. Una enfermedad mental carece de estas
características.
EJEMPLOS
El poeta zen Hanshan (siglo IX)
manifestaba locura divina, y cuando la gente le preguntaba sobre el
zen, él sólo se reía histéricamente. El maestro zen Ikkyu
(siglo XV) solía correr por su ciudad con un esqueleto humano
difundiendo el mensaje de la impermanencia de la vida.
Formas parecidas de comportamiento social
anormal y santa locura se encuentran en la historia de la santa
cristiana Isadora y del famoso sufi Mulá Nasruddin
que montó su burro al
revés. Me he reído mucho con sus relatos porque tiene un
sentido del humor extraordinario.
Sócrates sostiene que la locura no es
necesariamente un mal, afirmando que "la mayor de las
bendiciones nos llegan a través de la locura, cuando
es enviada como un regalo de los dioses".
Sócrates
describe cuatro tipos de locura divina: El frenesí profético del
Oráculo de Delfos y las sacerdotisas de Dodona que son
el regalo de Apolo, las revelaciones e iniciaciones místicas,
que proporcionan una vía de liberación para los necesitados, que
son el regalo de Dioniso, la inspiración poética que es el
don de las musas, y la locura de los amantes que es el regalo de Eros
y Afrodita.
CRISTIANISMO
San Simeón, del siglo VI, simuló la
locura cuando encontró un perro muerto, ató una cuerda a la pata
del cadáver y lo arrastró por el pueblo, indignando a la gente.
Para Simeón, el perro muerto representaba una especie de
equipaje que la gente lleva en su vida espiritual. Entraba en la
iglesia local y lanzaba nueces a la congregación durante la liturgia
para denunciar la hipocresía en los actos y oraciones mundanas.
Los primeros cristianos apreciaban la locura y
los no cristianos los llamaran ‘locos’. Para ellos era la
glosolalia o la lengua de los ángeles. Las enseñanzas
cristianas eran una locura blasfema en su época. La locura religiosa
de tipo éxtasis fue interpretada como buena por los primeros
cristianos, en el sentido platónico.
En la época del Renacimiento, la locura
carismática recobró el interés en el imaginario popular. Se
interpretó como un éxtasis divino, un escape de las restricciones
de la sociedad, un frenesí por la libertad del alma.
En el siglo XX, el pentecostalismo ha
fomentado la práctica de la locura divina entre sus seguidores como
manifestación del Espíritu Santo, un fenómeno llamado carisma o
dones espirituales. Sus seguidores creen que existe una tradición en
la espiritualidad cristiana, donde santos como Agustín
tuvieron experiencias parecidas de alucinaciones y locura.
ISLAM
En algunas zonas de Pakistán, el
comportamiento de los faquires excéntricos dedicados al
devocionalismo místico se considera una "santidad loca".
En Somalia, el comportamiento y los métodos excéntricos de
Moḥammed Abdulle Hassan llevaron a algunos escritores de la
época colonial a llamarlo el "sacerdote loco de Alá".
En la versión del sufismo de África
occidental, los ejemplos de santos locos forman parte del
morabitismo, donde el comportamiento loco e idiota de un morabito
se comparaba con una enfermedad mental y se considera una forma de
locura divina y de santidad.
(*) Periodista