Como Bermejo no participó en la elaboración del resto de su candidatura, se le ve sin pegada ni equipo y errante de pueblo en pueblo, soltando lo que se le ocurre desde su pura experiencia política y profesional, que no electoral. Viene de largo fin de semana y se reúne con quienes, probado está, no tiran de nadie. A estas alturas, no tiene nada seguro, ni siquiera seguir siendo ministro. Si el PSRM no saca, está vez, los cuatro escaños, el fracaso será suyo. Si se queda en tres, él no habrá aportado nada a la causa de Zapatero, y si baja a dos, es mejor que no vuelva por La Moncloa porque el Presidente puede haber dejado de serlo. En Valencia y Murcia, Zapatero se juega la continuidad.
El PSRM trabaja sobre la hipótesis probable de tres escaños pero la inesperada irrupción de IU con Dólera lo puede dejar en dos. En ese caso, el ministro dejará de serlo, entre otras cosas, porque si Zapatero necesita del apoyo parlamentario del PNV para seguir como Presidente, el veto a Fernández Bermejo estará asegurado y quien le prometió seguir ya no estará en disposición de luchar por él y, mucho menos, si se produce el fiasco. Su éxito es brindarle un escaño más de lo esperado. Así que el ministro se juega aquí bastante más que su escaño y es seguir siendo ministro. No debe fiarse de nadie.
El desarrollo del desmantelamiento de la corrupción no le está siendo favorable. Que el fiscal no pidiese prisión provisional sin fianza para el ex alcalde socialista de Los Alcázares, Juan Escudero, no es una buena noticia para el ministro de Justicia. Y es que, por si no lo sabe el candidato, el fiscal superior frecuenta compañías que, digamos, lo desenfocan. Por eso tiene ahora que amagar en Totana. Precisamente cuando los investigadores policiales están algo desmoralizados por culpa de algunos jueces murcianos. La gente piensa ahora que todo puede quedar en nada. La presencia de Bermejo comienza a defraudar un poco.
La gran putada de IURM al PSRM se llama Joaquín Dólera. ¿No se había retirado definitivamente de la política? Algunos políticos son como los toreros, siempre vuelven. Los socialistas no tienen partido en Murcia y el poco que les queda juega en contra de Zapatero y, por ende, contra el ministro. Lo están quemando en la pira del agua y la corrupción mientras se olvida de ofrecer las alternativas creíbles que su electorado natural está esperando. Es la venganza fría de los Ortiz, los Navarro, los Hurtado, los Abellán, los Escudero, los Sanes… Igual que en Valencia, donde a la vicepresidenta De la Vega el pasado corrupto del PSPV le está haciendo bien la cama.
Fernández Bermejo levantó mucha expectación y generó expectativas entre los demócratas y progresistas murcianos. Pero a un mes del 9-M, no despierta pasiones. No es más de lo mismo, pero ha perdido la imagen de mirlo blanco de Gredos para quedar convertido en golondrina errante del valle del Segura tras haber confiado demasiado en sus propios recursos dialécticos. Lleva perdido, exactamente, la mitad del tiempo. Queda por ver ahora si será capaz, con sus resortes de inteligencia innata, de darle la vuelta a su destino.
De momento, no corrige errores. Me refiero a lo que dijo en Cartagena y con quien apareció en Lorca. Miles de votantes no entienden porqué se le hace parecer como si asumiese lastres y como que no se entera de cuales son las aspiraciones de alguna zona concreta de la Región de Murcia. ¿Está colaborando en la campaña electoral su paisano y delegado del Gobierno, Ángel González? Bermejo está absolutamente solo, desasistido por un partido que apenas existe hoy, y una candidatura impuesta sobre la que ni ha opinado. Él es el único motor de su lista pero la sociedad civil murciana ya no ve tan claro que él sea la persona capaz de ayudar a vencer la corrupción estructural que nos atenaza. Tantos pronunciamientos del ministro en campaña, que no dejan de ser lugares comunes, no arrastran votos.
Pero, todo hay que decirlo, la Murcia progresista aún confía algo en que reaccione y venza. Esperan todavía de Bermejo la formulación de propuestas serias. Piensan que, hasta las elecciones, debe asumir “de facto” el liderazgo del PSRM y de la candidatura para hacer algo creíble la alternativa. Porque en la Región de Murcia, Zapatero no goza de muchas simpatías y el trabajo a realizar es de chinos. Y, paradójicamente, es Murcia la tierra que le puede hacer perder, en el último minuto, la Presidencia del Gobierno de España ante el empate técnico que evidencian ya todas las encuestas. Esos dos escaños pueden ser los decisivos ante las pérdidas previsibles en Cataluña, con parte de un PSC jugando también a la contra.
Si el objetivo no se consigue, aquí habrá acabado la fugaz carrera política del ministro aunque parezca que él todavía no lo ha detectado por la anestesia que le suministra una candidatura plagada de gente sin el más mínimo perfil público ni poder social conocido.
Fernández Bermejo es uno de los grandes objetivos nacionales a batir por el PP. La derecha murciana tiene ahora todos los apoyos de Génova 13 para no reparar en medios. Y la habilidad del ministro no parece suficiente para neutralizar a toda una batería mediática regional en manos del poder de compra de la derecha y de las instituciones que detenta. Es por eso que se le ve excesivamente confiado mientras consume su tiempo en viajes entre Murcia y Madrid, Madrid y Murcia, sin el suficiente sentido que exige cualquier campaña política. Es una pena pero ya pinta como otra gran oportunidad perdida para una tierra tan castigada y sin el más mínimo horizonte de esperanza.