martes, 29 de enero de 2008

Entre alcaldes reconocidos y denostados / Juan Redondo

La presencia de Pilar Barreiro al frente de la lista de los populares al Congreso dicen que rompe una lanza a favor del trabajo de los municipalistas. Los alcaldes de la Región generalmente se han refugiado en el Senado, quizás porque es una cámara más tranquila y donde dicen que el “escaqueo” es más fácil.
Ha habido excepciones como el socialista cartagenero Alonso o el molinense popular, Contreras, que compaginaron alcaldía con la Cámara Baja, aunque ninguno alcanzó los honores de ser cabeza de lista.

Cartagena ahora quiere repetir experiencia más de quince años después, pero Alonso fue elegido diputado antes que alcalde.

Cartagena y Murcia, entre otras cosas, también se han diferenciado, desde la Transición hasta nuestros días, por el tratamiento dado y recibido por sus alcaldes, según reconocen analistas de ambas ciudades.
En Murcia, desde Clemente García, hasta Cámara han gozado de un reconocimiento social. Aroca, Bódalo y José Méndez salieron de La Glorieta por la puerta principal y con el reconocimiento de los ciudadanos.
Lo de Cartagena ha sido otra historia. Desde el fallecido Enrique Escudero y hasta la llegada de Pilar Barreiro a los ciudadanos les duraba poco un alcalde. Es más, según un veterano comentarista, con su paso por el Consistorio recibían tal “cornalón”, que se quedaban practicamente retirados para la vida pública.
A Juan Martínez Simón le retiró una conspiración-trampa, tan habitual entre los socialistas murcianos. El cantonal Vallejo acabó también en su despacho de arquitecto. Y Alonso tras su fracaso y a pesar de su juventud optó por dedicarse a la iniciativa privada. No le perdonaron los cartageneros no haber encabezado manifestaciones o practicar el remo en el Mar Menor para verse con unos vecinos “protestones”.
La ‘gallega’ Barreiro ha logrado hasta ahora algo impensable en Cartagena, repetir cuatro veces con mayorías aplastantes y encabezar la lista del PP al Congreso, “algo que Cámara aún no ha logrado en Murcia a pesar del respeto que se tiene en la capital a los alcaldes”, dicen en la cartagenera Calle Mayor.

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