El nuevo curso político se presenta preñado de interrogantes
para el PP y el PSOE, pero con una previsible conclusión: crecerá la
beligerancia de la oposición hacia el Gobierno regional porque se
acercan las próximas elecciones autonómicas y aumenta su convencimiento
de que el poder popular, otrora absoluto, hace agua.
La
Región de Murcia está viviendo el preámbulo de un cambio de etapa,
aunque falta por concretar la velocidad en que se producirá y si el
resultado final se limitará a las formas o alcanzará también a las
siglas. Dependerá de cómo el PP resuelva su crisis actual, de la pugna
por el liderato que vive el PSOE, de la posible aparición de nuevos
partidos y de lo lejos que pueda llegar el diálogo entre todas esas
fuerzas políticas.
Crisis en el Partido Popular.
El futuro de Pedro Antonio Sánchez, en el aire
Basta una pregunta para reflejar la inquietud e
incertidumbre que reina en el PP: ¿Qué va a pasar con Pedro Antonio
Sánchez? Nadie a ciencia cierta lo sabe, quizás ni siquiera él, lo cual
para un partido que hace de la previsibilidad -según Rajoy-- una de sus
virtudes, es grave.
Aunque ha desaparecido de la escena
pública desde que dimitió como presidente de la Comunidad, sigue siendo
el que manda de puertas adentro como presidente regional del partido que
es. Su procesamiento por el 'caso Púnica' es inevitable -y por el 'caso
Auditorio' más que probable-, y la cuestión es si dimitirá cuando se
decrete la apertura de juicio oral, lo que puede ocurrir en cualquier
momento, o si esperará a que este se inicie para evitar llegar al
banquillo de los acusados como presidente del PP.
Asunto
distinto es su acta de diputado en la Asamblea. Él sigue insistiendo en
su inocencia y cree que como parlamentario tendrá un juicio más rápido
en el TSJ y, según espera, quedará antes exonerado, por lo que podría
atornillarse al escaño.
La pesadumbre en el partido por
la situación de su líder es palpable, ya que cada vez son más los que
van tomando conciencia del desgaste social que ello supone y de que no
queda más salida que su dimisión. En cualquier caso, lo que ocurra no lo
determinará la Comisión de Derechos y Garantías ni los órganos de
dirección, sino que será una decisión personal, a lo sumo consultada con
las personas de su máxima confianza, Fernando López Miras, Teodoro
García, David Conesa y, si acaso, Noelia Arroyo y Pedro Rivera.
Sobre su posible sustituto, existe una amplia coincidencia
entre los dirigentes en que debería ser quien ya le relevó al frente del
Gobierno regional, Fernando López Miras, ya que es también con el que
esperan jugársela en las elecciones de 2019. Miras tiene por delante
casi dos años para vencer las reticencias que aún despierta en algunos
cargos y ganarse el fervor de las bases.
A la precaria
situación orgánica se suma, además, la soledad del PP en la Asamblea. Ya
no dispone de un pacto de investidura que le asegure la buena
predisposición de Ciudadanos, su socio preferente, lo que pondrá muy
cuesta arriba lo que resta de legislatura.
Unos presupuestos difíciles.
Negociación sin concesiones con C's
El debate crucial del nuevo curso en
el Parlamento autónomo, que reanuda su actividad la próxima semana, será
el de los presupuestos, y será también el que marque la actividad del
Gobierno regional. Sin embargo, los preliminares no son nada halagüeños.
Por
tercer año consecutivo, el Gobierno regional parece dispuesto a llevar
su proyecto presupuestario a la Cámara a finales de octubre con todo por
acordar. Es una oportunidad para que Fernando López Miras demuestre su
capacidad de diálogo y gestión, pero Ciudadanos no le espera
precisamente con los brazos abiertos.
El partido naranja
exige que, antes de sentarse a hablar de los nuevos presupuestos, el
Ejecutivo cumpla con las enmiendas que consiguió introducir en el
actual, que están si ejecutar y que, en algunos casos, será muy difícil
llevarlas a cabo, más por razones técnicas que económicas, como es el
caso de la nueva UCI en el hospital de Caravaca, municipio del que es
natural el portavoz de Ciudadanos, Miguel Sánchez.
En el
PP preocupa que no consigan aprobar los presupuestos, ya que eso puede
marcar el resto del ejercicio, que es además previo a la trascendental
cita electoral de 2019.
El PSOE busca nuevo líder.
Renovación total en Princesa
También se avecinan profundos cambios en el PSOE
murciano, pero las perspectivas son más favorables, al menos porque la
incertidumbre es menor. Se sabe que a finales de septiembre, una vez
celebradas las primarias, habrá nuevo secretario/a general, y que será
el alcalde de Alhama, Diego Conesa, o la diputada nacional María
González Veracruz -las opciones del pedáneo de El Raal, Francisco Lucas,
a día de hoy, son muy pocas-.
También que habrá, en
mayor o menor grado sea quien sea el ganador, un giro a la izquierda, en
consonancia con la ejecutiva de Pedro Sánchez, y que la nueva ejecutiva
pisará el acelerador y subirá varias marchas el antagonismo con el
Gobierno regional.
Se da por descontado, además, que
habrá renovación en el grupo de la Asamblea, segura si gana Conesa
-Joaquín López, su aliado, podría ser el nuevo portavoz-, y muy probable
si el triunfo es de Veracruz, quien aún debe resolver qué papel jugará
el actual secretario general y portavoz parlamentario, además de su
padre, Rafael González Tovar, si es elegida secretaria general. El hecho
de que uno de los reproches que le están lanzando sea el de continuista
precisamente por su relación filial con el actual líder, le obligan a
tomar alguna decisión al respecto, por muy injustificada que sea dicha
crítica.
En el PSOE son conscientes que lo que se juegan en las
próximas semanas no es solo la dirección del partido, sino la
posibilidad de llegar a las elecciones de 2019 con posibilidades de
recuperar el trono de San Esteban. De ahí que, tras el congreso regional
de octubre, todos están dispuestos a ponerse a trabajar al unísono.
La
ejecutiva federal se ha comprometido a no inmiscuirse en el proceso de
primarias. El pasado 31 de julio hubo una reunión en Madrid de Diego
Conesa y María González con el secretario de Organización, José Luis
Ábalos, en la que este les anunció la neutralidad total de la dirección
de Pedro Sánchez por considerar que cualquiera de los dos son candidatos
afines.
La irrupción de Alberto Garre.
De plataforma cívica a partido político
El expresidente regional Alberto Garre deberá decidir
este otoño si transforma la plataforma cívica que ahora lidera en
partido político, aunque nadie duda de que así será. Su irrupción en el
mapa político regional tendrá hondas repercusiones, sobre todo para el
PP, partido del que procede.
Los populares lo ven como
una amenaza más a su ya complicada situación, no solo porque detrás de
él se alinean relevantes exdirigentes desencantados con la actual
organización, como José Gabriel Ruiz y José Antonio Ruiz Vivo, sino
porque, despojado de las rigideces de la disciplina de partido y de las
servidumbres hacia Génova, puede levantar la voz y erigirse ante la
derecha social en el paladín de empresas en las que el PP se ha
desgastado en los últimos años con poco éxito. Una de ellas es la
escasez de agua, cuya gravedad está adquiriendo de nuevo tintes
dramáticos.
La sangría del 'garrismo' entre los
seguidores populares puede ser considerable, y cómo contrarrestarla será
uno de los retos de la dirección del partido. También Ciudadanos debe
estar atento, ya que puede arrebatarle su condición de partido refugio
de los votantes decepcionados con el uso que ha hecho el PP de su
omnímodo durante veinte años.
Elecciones en el horizonte.
El centro derecha llega hecho pedazos
En todo lo que se cueza en la política regional en el
nuevo curso estará muy presente una fecha: el 26 de mayo de 2019, día
previsto para la celebración de las próximas elecciones locales y
autonómicas.
A la debilidad actual del PP, se une el que por primera vez
en décadas el centro derecha llegará a las urnas más disgregado que la
izquierda. La concurrencia del futuro partido de Alberto Garre restará
votos tanto al PP como a Ciudadanos, mientras que en la otra orilla es
previsible que IU termine por integrarse en Podemos, que concurrirá por
primera vez con su nombre en unos comicios locales, y que un PSOE
renovado y unido haga valer su actual poder en los 23 municipios en los
que gobierna.
Pase lo que pase será con alianzas, porque
las mayorías absolutas parecen definitivamente cosa del pasado. Sobre
todo con la nueva ley electoral regional, que se estrenará en 2019, y
que con la circunscripción única y la rebaja del umbral de votos para
entrar en la Asamblea favorecerá la fragmentación del hemiciclo.
Si
en el PP hay preocupación por la situación actual del partido, es en
parte por las consecuencias que tendrá en las próximas elecciones. A las
dudas sobre el liderazgo regional, se une que no tienen claros los
cabezas de cartel en municipios claves, como es el caso de Cartagena y
Molina de Segura. Quizás por ello, el partido se ha propuesto empezar a
despejar los números uno locales a partir de enero de 2018.
(*) Periodista
http://www.laverdad.es/murcia/otono-ardiente-20170903002632-ntvo.html