lunes, 4 de septiembre de 2017

Otoño ardiente / Julián Mollejo *

El nuevo curso político se presenta preñado de interrogantes para el PP y el PSOE, pero con una previsible conclusión: crecerá la beligerancia de la oposición hacia el Gobierno regional porque se acercan las próximas elecciones autonómicas y aumenta su convencimiento de que el poder popular, otrora absoluto, hace agua.

La Región de Murcia está viviendo el preámbulo de un cambio de etapa, aunque falta por concretar la velocidad en que se producirá y si el resultado final se limitará a las formas o alcanzará también a las siglas. Dependerá de cómo el PP resuelva su crisis actual, de la pugna por el liderato que vive el PSOE, de la posible aparición de nuevos partidos y de lo lejos que pueda llegar el diálogo entre todas esas fuerzas políticas.

Crisis en el Partido Popular. El futuro de Pedro Antonio Sánchez, en el aire
Basta una pregunta para reflejar la inquietud e incertidumbre que reina en el PP: ¿Qué va a pasar con Pedro Antonio Sánchez? Nadie a ciencia cierta lo sabe, quizás ni siquiera él, lo cual para un partido que hace de la previsibilidad -según Rajoy-- una de sus virtudes, es grave.

Aunque ha desaparecido de la escena pública desde que dimitió como presidente de la Comunidad, sigue siendo el que manda de puertas adentro como presidente regional del partido que es. Su procesamiento por el 'caso Púnica' es inevitable -y por el 'caso Auditorio' más que probable-, y la cuestión es si dimitirá cuando se decrete la apertura de juicio oral, lo que puede ocurrir en cualquier momento, o si esperará a que este se inicie para evitar llegar al banquillo de los acusados como presidente del PP.

Asunto distinto es su acta de diputado en la Asamblea. Él sigue insistiendo en su inocencia y cree que como parlamentario tendrá un juicio más rápido en el TSJ y, según espera, quedará antes exonerado, por lo que podría atornillarse al escaño.

La pesadumbre en el partido por la situación de su líder es palpable, ya que cada vez son más los que van tomando conciencia del desgaste social que ello supone y de que no queda más salida que su dimisión. En cualquier caso, lo que ocurra no lo determinará la Comisión de Derechos y Garantías ni los órganos de dirección, sino que será una decisión personal, a lo sumo consultada con las personas de su máxima confianza, Fernando López Miras, Teodoro García, David Conesa y, si acaso, Noelia Arroyo y Pedro Rivera.

Sobre su posible sustituto, existe una amplia coincidencia entre los dirigentes en que debería ser quien ya le relevó al frente del Gobierno regional, Fernando López Miras, ya que es también con el que esperan jugársela en las elecciones de 2019. Miras tiene por delante casi dos años para vencer las reticencias que aún despierta en algunos cargos y ganarse el fervor de las bases.

A la precaria situación orgánica se suma, además, la soledad del PP en la Asamblea. Ya no dispone de un pacto de investidura que le asegure la buena predisposición de Ciudadanos, su socio preferente, lo que pondrá muy cuesta arriba lo que resta de legislatura.

Unos presupuestos difíciles. Negociación sin concesiones con C's
El debate crucial del nuevo curso en el Parlamento autónomo, que reanuda su actividad la próxima semana, será el de los presupuestos, y será también el que marque la actividad del Gobierno regional. Sin embargo, los preliminares no son nada halagüeños.

Por tercer año consecutivo, el Gobierno regional parece dispuesto a llevar su proyecto presupuestario a la Cámara a finales de octubre con todo por acordar. Es una oportunidad para que Fernando López Miras demuestre su capacidad de diálogo y gestión, pero Ciudadanos no le espera precisamente con los brazos abiertos.

El partido naranja exige que, antes de sentarse a hablar de los nuevos presupuestos, el Ejecutivo cumpla con las enmiendas que consiguió introducir en el actual, que están si ejecutar y que, en algunos casos, será muy difícil llevarlas a cabo, más por razones técnicas que económicas, como es el caso de la nueva UCI en el hospital de Caravaca, municipio del que es natural el portavoz de Ciudadanos, Miguel Sánchez.

En el PP preocupa que no consigan aprobar los presupuestos, ya que eso puede marcar el resto del ejercicio, que es además previo a la trascendental cita electoral de 2019.

El PSOE busca nuevo líder. Renovación total en Princesa
También se avecinan profundos cambios en el PSOE murciano, pero las perspectivas son más favorables, al menos porque la incertidumbre es menor. Se sabe que a finales de septiembre, una vez celebradas las primarias, habrá nuevo secretario/a general, y que será el alcalde de Alhama, Diego Conesa, o la diputada nacional María González Veracruz -las opciones del pedáneo de El Raal, Francisco Lucas, a día de hoy, son muy pocas-.

También que habrá, en mayor o menor grado sea quien sea el ganador, un giro a la izquierda, en consonancia con la ejecutiva de Pedro Sánchez, y que la nueva ejecutiva pisará el acelerador y subirá varias marchas el antagonismo con el Gobierno regional.

Se da por descontado, además, que habrá renovación en el grupo de la Asamblea, segura si gana Conesa -Joaquín López, su aliado, podría ser el nuevo portavoz-, y muy probable si el triunfo es de Veracruz, quien aún debe resolver qué papel jugará el actual secretario general y portavoz parlamentario, además de su padre, Rafael González Tovar, si es elegida secretaria general. El hecho de que uno de los reproches que le están lanzando sea el de continuista precisamente por su relación filial con el actual líder, le obligan a tomar alguna decisión al respecto, por muy injustificada que sea dicha crítica.

En el PSOE son conscientes que lo que se juegan en las próximas semanas no es solo la dirección del partido, sino la posibilidad de llegar a las elecciones de 2019 con posibilidades de recuperar el trono de San Esteban. De ahí que, tras el congreso regional de octubre, todos están dispuestos a ponerse a trabajar al unísono.

La ejecutiva federal se ha comprometido a no inmiscuirse en el proceso de primarias. El pasado 31 de julio hubo una reunión en Madrid de Diego Conesa y María González con el secretario de Organización, José Luis Ábalos, en la que este les anunció la neutralidad total de la dirección de Pedro Sánchez por considerar que cualquiera de los dos son candidatos afines.

La irrupción de Alberto Garre. De plataforma cívica a partido político
El expresidente regional Alberto Garre deberá decidir este otoño si transforma la plataforma cívica que ahora lidera en partido político, aunque nadie duda de que así será. Su irrupción en el mapa político regional tendrá hondas repercusiones, sobre todo para el PP, partido del que procede.

Los populares lo ven como una amenaza más a su ya complicada situación, no solo porque detrás de él se alinean relevantes exdirigentes desencantados con la actual organización, como José Gabriel Ruiz y José Antonio Ruiz Vivo, sino porque, despojado de las rigideces de la disciplina de partido y de las servidumbres hacia Génova, puede levantar la voz y erigirse ante la derecha social en el paladín de empresas en las que el PP se ha desgastado en los últimos años con poco éxito. Una de ellas es la escasez de agua, cuya gravedad está adquiriendo de nuevo tintes dramáticos.

La sangría del 'garrismo' entre los seguidores populares puede ser considerable, y cómo contrarrestarla será uno de los retos de la dirección del partido. También Ciudadanos debe estar atento, ya que puede arrebatarle su condición de partido refugio de los votantes decepcionados con el uso que ha hecho el PP de su omnímodo durante veinte años.

Elecciones en el horizonte. El centro derecha llega hecho pedazos
En todo lo que se cueza en la política regional en el nuevo curso estará muy presente una fecha: el 26 de mayo de 2019, día previsto para la celebración de las próximas elecciones locales y autonómicas.

A la debilidad actual del PP, se une el que por primera vez en décadas el centro derecha llegará a las urnas más disgregado que la izquierda. La concurrencia del futuro partido de Alberto Garre restará votos tanto al PP como a Ciudadanos, mientras que en la otra orilla es previsible que IU termine por integrarse en Podemos, que concurrirá por primera vez con su nombre en unos comicios locales, y que un PSOE renovado y unido haga valer su actual poder en los 23 municipios en los que gobierna.

Pase lo que pase será con alianzas, porque las mayorías absolutas parecen definitivamente cosa del pasado. Sobre todo con la nueva ley electoral regional, que se estrenará en 2019, y que con la circunscripción única y la rebaja del umbral de votos para entrar en la Asamblea favorecerá la fragmentación del hemiciclo.

Si en el PP hay preocupación por la situación actual del partido, es en parte por las consecuencias que tendrá en las próximas elecciones. A las dudas sobre el liderazgo regional, se une que no tienen claros los cabezas de cartel en municipios claves, como es el caso de Cartagena y Molina de Segura. Quizás por ello, el partido se ha propuesto empezar a despejar los números uno locales a partir de enero de 2018.



(*) Periodista


http://www.laverdad.es/murcia/otono-ardiente-20170903002632-ntvo.html

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