lunes, 4 de septiembre de 2017

¿Dónde están las urnas, matarile, lile, lile…? / José Oneto *

Si no fuera por el drama político que está viviendo este país desde hace meses y meses, y cuyo desenlace puede terminar esta semana en la mayor crisis institucional que se ha producido en España en los últimos cuarenta años, con ese intento de Referéndum de Cataluña cuya Ley, apoyada y firmada por todo el Govern catalán, será aprobada este miércoles por el Parlamento Catalán, habría que tomarse a broma todo ese juego de las urnas en el que están metidos los independentistas, a muchos nos recuerdan ese canto infantil en el que se preguntaba dónde estaban las llaves matarile, lile lile…

Hoy las claves del  llamado “procès”, están, efectivamente en las llaves del cuento y en las urnas del misterio, sin que se sepa, por el momento, quién irá a buscarlas, como dice la canción, cuando todo el debate está centrado en ese misterio que los independentistas guardan celosamente. Dicen que las urnas se han encargado y se han construido en China. Dicen que ya han llegado a Cataluña. 

Dicen, fuentes de la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC), que no están, como dice la canción, en el fondo del mar, sino en la sede de un consulado de un país del Norte de Europa. Responde Puigdemont negándolo, y asegura que esas poco más de seis mil urnas, están ya preparadas pero que no están en ningún local diplomático, y que no pueden ser requisadas ya que con las urnas (al contrario que con las armas, el dinero negro o las drogas…) no se delinque.

Aclara el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas Cristóbal Montoro, que según el informe económico que le ha enviado el vicepresidente de la Generalitat,  Oriol Junqueras, el hombre que tarde o temprano será Presidente de la Generalitat, las urnas no se han comprado, por lo que da por hecho, que no existen las misteriosas urnas. Responde Puigdemont que lo único que puede decir es que el día 1 de Octubre habrá Referéndum y que, por tanto, habrá urnas y, urnas homologadas. Lo ratifica el conceller de Presidencia y portavoz de la Generalitat, Jordi Turull, ese hombre tan divertido y con tanto sentido del humor, que aclara que las urnas, como en la canción infantil  no están “en el  fondo del mar”, añadiendo que no puede concretar más y que “se concretará cuando se convoque el Referéndum”.

Calla Montoro, aún sabiendo que Oriol Junqueras no le ha dicho toda la verdad, temiendo que de acuerdo con la doctrina del Tribunal de Cuentas todos tengan que responder con su patrimonio si se demuestra que las urnas se han pagado con dinero de la Generalitat, algo que sería una malversación de fondos públicos, de lo que en estos momentos están acusados tanto el expresidente Artur Mas, como Joana Ortega y, los ex consellers Francesc Homs e Irene Rigau, por el Referéndum del 9N de 2014, lo que supondría que tendrían que pagar de su bolsillo los 5,1 millones que costó aquella primera experiencia.

Pero es que las urnas siguen en el primer plano de la actualidad. Ante la posibilidad de que los colegios públicos no puedan convertirse en colegios electorales, y no puedan exhibir urnas porque los responsables, como funcionarios, no quieran desobedecer una orden de sus superiores, la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI) no dejan de manifestar su inquietud a la hora de albergar en sus locales las urnas de votación, y son muchos los que están cediendo locales a asociaciones culturales para que hagan esa labor. Cómo estará la situación que la Comisión Islámica ha dado orden a las mezquitas de que no permitan la celebración en sus sedes de actos vinculados al procés. Y, sobre todo no pongan urnas como ocurrió en algunas mezquitas en el Referéndum del 9N.

Por último, sorprendentemente, la alcaldesa de Barcelona Ada Colau ha informado que ella sí, que ella está dispuesta a poner las urnas para el Referéndum, en dependencias municipales. A lo que le ha contestado la vicepresidenta del Gobierno Sáenz de Santamaría que “las autoridades correspondientes ya se encargarán de impedir que se pongan las urnas”. Pero la verdad es que, a estas alturas, no sabemos dónde están las urnas y que Turull ha asegurado que no están en el fondo del mar y que, hasta ahora, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), ignora su paradero a pesar de ser varios miles.


(*) Periodista y economista


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