"Nos hicieron creer que la única agua accesible es la fluvial y como
es poca vemos que hay un déficit, pero es un déficit ficticio", ha
argumentado el experto de
, quien ha asegurado que se trata de
"una trampa contable", porque el plan hidrológico del Segura no incluye
la mitad de los recursos naturales de agua subterránea que tiene, entre
500 y 800 hectómetros, que van al mar.
Además, contando con el volumen de agua desalada que prevé su Plan
Hidrológico, la cuenca del Segura no es deficitaria, sino que tiene un
superávit de unos 200 hectómetros cúbicos al año incluso sin contar con
el agua procedente del Tajo y dando por buenos los cálculos de demandas
actuales y futuras, ha argumentado Barea.
Y ha agregado que esto hace posible "un escenario donde la economía
de la Región de Murcia, del sur de Alicante y de la costa norte de
Almería sigan creciendo sin sobreexplotar los recursos naturales de la
cabecera del río Tajo".
En el mismo argumento ha insistido el hidrogeólogo Turrión,
quien ha remarcado que, según el Instituto Geológico y Minero, la
cuenca del Segura acumula 100.000 hectáreas de aguas subterráneas, "cien
veces la que hay en los embalses superficiales", y sus recursos
renovables y desalados ascienden a 1.900 hectómetros cúbicos.
Dicho
esto, ha apuntado que lograr un balance hídrico en el Segura es el paso
previo y decisivo para acabar con la "falsa idea de vivir en un déficit
de agua continuo", lo que se aprovecha para alimentar proyectos
urbanísticos y campos de golf y "para dar más agua a miles de nuevas
hectáreas de regadíos intensivos e ilegales a grandes agroindustrias,
mientras pequeños agricultores ven sistemáticamente como se les niega el
acceso al agua".
Así lo ha constatado en la rueda de prensa el ex agricultor de Lorca (Murcia), Pedro Morales,
quien ha señalado que en la zona de Almendricos se ha concedido una
nueva zona inundable para grandes empresas agroexportadoras, lo que
contrasta con el hecho de que, en la provincia de Guadalajara, 30
pueblos se estén abasteciendo de agua con cisternas", ha aseverado.
Morales ha denunciado también que el mismo
fue objeto de amenazas de muerte por denunciar la mala gestión del agua y
las irregularidades en la cuenca del Segura, cuando tuvo que dejar sus
tierras arrendadas porque en ellas estaban haciendo pozos ilegales.
Por
último, el responsable de la campaña de aguas de
Greenpeace se ha
pronunciado a preguntas de los periodistas sobre la valoración que ha
hecho el Gobierno de Castilla-La Mancha de que este informe no debe de
verse como una amenaza desde Levante y
Murcia, sino como una posible
solución a los problemas de la
cuenca del Segura.
En este sentido, Barea
ha indicado que el informe
"La trama del agua en la cuenca del Segura,
diez años después", es "una denuncia para que las cosas cambien" y no
siga cometiéndose "la injusticia de agua para unos pocos y no agua para
muchos".
Y ha adelantado la intención de
Greenpeace de llevar
este informe al Congreso de los Diputados, para "poner solución a una
situación insostenible, que además se va a ver agravada con el cambio
climático", ha sentenciado.
Cierre del trasvase en tres años
Greenpace afirma que
el trasvase
Tajo-Segura podría cerrarse en el plazo de tres años, dado que, según
sostiene, la cuenca es autosuficiente y tiene capacidad para abastecerse
de sus propios recursos.
La organización ecologista asegura que el
continuo déficit de agua que se muestra es «ficticio», pero se utiliza
para tratar de «justificar la necesidad de megaconstrucciones y grandes
plantas de desalación», además de «seguir alimentando proyectos
urbanísticos de la burbuja inmobiliaria» y «dar más agua miles de nuevas
hectáreas de regadíos intensivos e ilegales a grandes agroindustrias».
Al mismo tiempo, según la entidad, pequeños agricultores, ganaderos y
empresarios «ven sistemáticamente cómo se les niega el acceso al agua».
Ese informe llamado
«La trama del
agua en la cuenca del Segura, 10 años después» sostiene que en la
última década los mecanismos de «expolio hídrico» que ellos mismos
denunciaron en 2007 se han «sofisticado», a la vez que los nuevos
regadíos no han dejado de crecer en la cuenca, según recoge hoy el diario
Información de Alicante.
Greenpeace afirma que la
Administración Hidráulica y el actual Gobierno «mantienen un ciclo del
agua irreal en el Segura, que sostiene el privilegio de los lobbies del
agua». Con ello, añade, «se está limitando el bien general». Para el
responsable de la campaña de Aguas de la organización, Julio Barea,
«este tipo de corrupción ligada al agua se esconde, no pocas veces,
detrás de normas injustas dictadas al gusto de ciertos lobbies».
Greenpeace
sostiene que «los recursos naturales de agua de la cuenca del Segura
están mal evaluados y no se cuenta con la mitad de los recursos
naturales de agua subterránea que tiene». Éstos, según la organización,
alcanzan «un volumen adicional de entre 500 y 800 hectómetros cúbicos al
año».
A eso le suman la cantidad de agua desalada «que prevé su Plan
Hidrológico». Con estos caudales, apunta el informe, «la cuenca del
Segura no es deficitaria, sino que tiene un superávit de unos 200
hectómetros cúbicos al año incluso sin contar con el agua procedente del
Tajo, y dando por buenos los cálculos de demandas actuales y futuras».
Para
la entidad ecologista, lograr «un balance hídrico propio y correcto» en
la cuenca del Segura, sería el paso previo y decisivo para dejar de
«sobreexplotar» la cabecera del Tajo «con un trasvase de agua
innecesario». En este sentido,
Greenpeace insiste en que hay «recursos
propios suficientes para atender todas las demandas» que sean
«medioambientalmente sostenibles».
Según aseveró Julio Barea durante la
presentación del informe, «la solución al problema que nos han creado en
estos últimos 50 años, tanto en el Tajo como en el Segura, está en ese
camino». A su juicio, «haciendo bien las cuentas del conjunto de los
recursos naturales renovables y desalados, es absolutamente posible el
desarrollo sostenible de la cuenca del Segura, sin necesidad de
trasvases».
Greenpeace reitera que «es posible» un escenario
donde el sur de la provincia de Alicante, Murcia y la costa norte de
Almería «sigan creciendo sin depender para ello del río Tajo». Para la
organización, «sólo se debe dejar que los técnicos se sienten a las
mesas de discusión, excluyendo de éstas a políticos y a representantes
de los lobbies de la obra pública y del monopolio del agua».
En este
sentido, el hidrogeólogo Francisco Turrión, que participa en el informe y
que lo presentó junto con Julio Barea en Toledo, afirmó que la región
murciana «puede ser perfectamente autosuficiente con el agua agua subterránea y
no necesitar el trasvase Tajo- Segura nunca más».
Turrión
aseveró que «nos hicieron creer que la única agua accesible es la
fluvial y como es poca vemos que hay un déficit pero es ficticio». Según
insistió, «no hemos incluido estos 500-800 hectómetros que van al mar».
Arguyó que, según el Instituto Geológico y Minero, la cuenca del Segura
acumula
100.000 hectáreas de aguas subterráneas, «cien veces que la que
hay en los embalses superficiales».
Añadió que «no hay agua para un
pequeño agricultor o ganadero y en cambio sí para grandes extensiones de
regadío que no cesan de crecer», al igual que «para urbanizaciones y
plantaciones de grandes empresas».
Ilegalidades, ocultación de información, mediciones
trucadas, robo de agua, trato de favor a grandes empresas… la gestión
del agua en la cuenca del Segura está salpicada de malas prácticas e intereses creados que Greenpeace ha documentado en su informe La trama del agua en la cuenca del Segura, diez años después.
En este estudio, la organización ecologista revisa, una década más
tarde, su análisis de los recursos hídricos en una de las zonas donde
más conflicto genera su acceso. La organización ecologista ha
documentado esta controvertida gestión del agua y las irregularidades a
través de testimonios de personas afectadas
por esta trama que hace que haya agua para unos pero no para otros, según se dice en
http://tercerainformacion.es