sábado, 26 de agosto de 2017

El Rey da la cara y aguanta en la manifestación / Pablo Sebastián *

Teníamos nuestras dudas y preocupación por la presencia del Rey Felipe VI en la gran manifestación de Barcelona contra el terrorismo pero creemos que su presencia ha sido importante y un acierto político, en una cita en la que han participado medio millón de ciudadanos y que ha discurrido con bastante normalidad, a pesar de los silbidos y abucheos (mezclados con  aplausos) al monarca por parte de los energúmenos independentistas de la CUP, que han roto el respeto y el homenaje a las víctimas del terrorismo y que fueron soportados por el Rey de manera estoica y sin prestarles la menor atención.

El temor de que la CUP y sus bases convirtieran la manifestación en una gran bronca de discordia política y plataforma para lanzar el referéndum del 1-O quedó en poca pero ruidosa cosa con broncas, alguna agresión y varias banderas esteladas. Si se vieron por otra parte pancartas dirigidas al Rey y a Rajoy pidiendo paz y la suspensión de la venta de armas a los países árabes del Medio Oriente pero nada más.

A pesar de todo el Rey Felipe VI presidió el cortejo político con la mayor tranquilidad tras la cabecera de la marcha que, con la pancarta de ‘no tengo miedo’, abrían los Mossos y cooperantes de la sociedad civil que ayudaron a las víctimas del terror. Y con el Rey Felipe VI dos mujeres representantes de la comunidad musulmana catalana, los presidentes Rajoy, Puigdemont, la alcaldesa Colau, y la presencia destacada  de muchos de los  gobernantes y dirigentes políticos de toda España.

Lo que ofreció una buena imagen de unidad política acompañada por medio millón (según la guardia urbana de Barcelona) de manifestantes. Puede que bastante menos que durante otra manifestación similar celebrada en la misma Barcelona el 23 de noviembre del año 2000 tras el asesinato por la banda terrorista ETA del ex ministro y dirigente socialista Ernest Lluch. Lo que entonces convocó a más de un millón de personas en una emocionante concentración en la ciudad condal.

La imagen del Rey Felipe VI y con él la de España ha salido reforzada muy a pesar de las protestas de la CUP y de la tensión política que subyace entre los gobiernos de Rajoy y de Puigdemont. Sobre todo después que el político catalán acusara a Rajoy, en una entrevista en Financial Times, de poner en riesgo la seguridad de los catalanes haciendo política, lo que además de una infamia es falso.

Pero ni siquiera esa invectiva ha alterado la aparente normalidad política en esta manifestación con la que se pone punto final a los homenajes a las víctimas del terror y a la ciudad de Barcelona. Y a partir de ahora, o de la semana próxima, vamos a entrar en el preámbulo del otoño caliente que nos espera y donde el plato fuerte será el pretendido referéndum del 1-O que pretende Puigdemont y que Rajoy ha prometido que no se va a celebrar.

Sin embargo la mala nota del día la volvió a dar la CUP que son los que mandan en Cataluña y los que no van a parar hasta que no logren en un enfrentamiento total. Lo de la manifestación fue un breve ensayo de la bronca pública que más adelante pretenderán armar y que a la postre hará fracasar el referéndum porque la sociedad catalana lo rechazará.


(*) Periodista


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