sábado, 26 de agosto de 2017

El propósito de la vida no es ser alguien, es ser nadie / Guillermo Herrera *

Todo el mundo se pasa la vida luchando para ser ‘alguien’, haciéndose el simpático con la gente, creando un curriculum vitae o historial profesional, elaborando perfiles brillantes en las redes sociales, participando en fiestas, buscando la fama, etc. pero yo descubrí hace muchos años que la clave de la vida está en vaciarse de deseos y de agitación mental, en convertirse en nada para ser Todo, para estar más conectado con la Fuente Original de la Creación Universal.

Ser nada no significa convertirse en un “don nadie”, sino vaciarse de deseos para conectarse con el Infinito. Yoga significa “supresión de las fluctuaciones mentales”. En ese estado de calma uno entra en contacto con su propio Ser, con su Divina Presencia Yo Soy. Por lo tanto es una técnica técnica para unir la conciencia individual con la conciencia absoluta.

Todos buscan como locos el ‘PPD’ (poder, prestigio y dinero). Es normal, tienen que buscarse la vida para sobrevivir, pero llega un momento en el que uno se harta de estos disfraces mundanos y se va en busca de la verdad, de lo auténtico. Este momento me llegó a mí hace muchos años, y desde entonces no he parado de buscar y de encontrar respuestas. “Vanidad de vanidades, todo es vanidad” es una frase de los sabios destinada a despertar almas, pero cada uno elige su destino.

EN BUSCA DEL SER
Esta búsqueda es una tradición en la sociedad hindú, ya que la tercera etapa de la vida humana se destina a buscar a Dios y a luchar por el despertar de la conciencia. El Rey Carlos V hizo lo mismo cuando se retiró al monasterio de Yuste, pero hay otros como Mario Vargas Llosa que quieren ser mundanos hasta el último momento de su vida, en lugar de prepararse para la transición espiritual que supone la pérdida del cuerpo físico.

Amo el silencio y la soledad divina, me encantan los sonidos de la naturaleza, pero nunca me siento solo porque tengo la compañía del Señor. Detesto el ruido y la algarabía, y procuro liberarme de todo tipo de fiestas y celebraciones. ¿Qué le vamos a hacer? Tengo vocación de místico y eremita, pero no tengo voto de obediencia a nadie más que Dios.

CUATRO VERDADES NOBLES
Despojarse del deseo puede parecer algo demasiado místico y profundo para los profanos en la materia, pero es el pan nuestro de cada día para la filosofía budista, y lo ha sido durante miles de años:

Buda constató con claridad que la vida es sufrimiento, ya que los elementos que forman el ser humano producen una suceptibilidad para el dolor:
  • Se sufre al nacer, al crecer, en la vejez, en la enfermedad y por la muerte.
  • Se sufre estando unido con lo que no se ama, ya que la unión con lo desagradable es dolorosa.
  • Se sufre al separarse de lo que se quiere, ya que la separación de lo agradable es dolorosa.
  • Se sufre deseando lo que no se puede obtener, ya que cualquier deseo no satisfecho es doloroso.
La causa y el origen del sufrimiento es el apego al placer y a todas las sensaciones agradables:

La sed de apego a las cosas produce la ilusión del ‘yo’, es decir, el deseo de vivir para la satisfacción del ego. Dicho apego produce dolor y disgusto por la existencia humana.
Todo esto parece muy pesimista, pero hay una buena noticia, que se puede extirpar el sufrimiento mediante la extinción del deseo y por el cultivo del desapego, es decir, renunciando a toda pasión.

EL CAMINO DE LA RECTITUD
Para llegar a esta meta, es decir, abolir el sufrimiento, existe una disciplina muy metódica llamada ‘sadhana’ que es el noble sendero óctuple:
  1. Recta manera de discernir y comprender.
  2. Buenas resoluciones o propósitos inspirados por la voluntad de liberación.
  3. Recta manera de hablar con serenidad y ecuanimidad.
  4. Conducta correcta y acción desinteresada.
  5. Recta manera de ganarse la vida mediante profesiones que no sean dañinas.
  6. Recta perseverancia para el dominio de sí mismo.
  7. Recta atención y concentración, siendo consciente de lo que hacemos.
  8. Recta meditación para conocer la Realidad Trascendente.


    (*) Periodista


    Este vídeo me ha inspirado el presente artículo:
    El propósito de la vida no es ser alguien, es ser nadie


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