Hasta el momento de la separación societaria, que se produjo días después de ese mensaje telefónico, Pedro García y Facundo Armero aparecían ante la opinión pública como un binomio, como uña y carne, en la gestión de Polaris World, que nació en el año 2001 para convertirse en la mayor empresa europea dedicada al urbanismo residencial.
Ahora, la presunta trama de corrupción que se investiga en Torre Pacheco, y que trata de aclarar entre otros asuntos la permuta de unos terrenos entre el Ayuntamiento y Polaris, ha puesto al descubierto la relación de «odio y animadversión» entre ambos.
En esa misma declaración, García Meroño mostró su sorpresa ante el hecho de que la persona que vendió los terrenos a Polaris -que luego se permutaron al Ayuntamiento- dijera que no había recibido una parte del pago: el equivalente a 100 millones de pesetas.
Según el abogado de Facundo, García Meroño estaba al tanto de todas las gestiones urbanísticas de la empresa y que el presunto beneficio de la permuta lo obtuvo Polaris World y no Facundo Armero, porque ya no pertenecía a la empresa. Sostiene que con su declaración de julio ante el juez, García Meroño ha pretendido «inculpar» a Armero en un caso -el de la permuta- que «no tiene ningún atisbo de ilegalidad».
El contenido de esos mensajes se ha presentado en el juzgado como prueba de la enemistad entre ambos que explica, según el letrado de Armero, que se haya intentado cargar toda la responsabilidad en su defendido por parte de su ex socio.
Según este escrito, Facundo Armero señala que siempre ha mantenido «una enorme prudencia y un exquisito respeto por el resto de imputados, testigos y peritos», evitando sacar a colación «rencillas y cuitas particulares que nada importan para la instrucción, pero que sí pueden hacer mucho daño a la imagen de la principal empresa afectada por estos autos.
Sin embargo, la estrategia adoptada por Hernández de Arce (presidente y consejero delegado de Polaris) y Pedro García Meroño, nos obliga a realizar determinadas aclaraciones».
Añade el abogado de Armero que ésta ya no era socio, pero que se deja entrever que todo «lo dejó hecho» antes de dejar la compañía. Cree que García Meroño y Hernández de Arce «se han dedicado desde sus primeras declaraciones a eludir la cuestión relativa a su responsabilidad en los hechos investigados, intentando involucrar a mi representado».
Relata a continuación que «el ataque continuo» a Facundo Armero tiene una causa primera y principal: la profunda animadversión y el fuerte enfrentamiento que mantiene con mi representado desde principios del año 2006, cuando le comunicó su voluntad de abandonar la sociedad».
«Mi representado tuvo que soportar insultos, coacciones y amenazas que el testigo, señor García Meroño, le realizaba, incluso mediante mensajes de SMS». Tales mensajes, explica el abogado, los conservó Armero con la esperanza de no hacer uso de ellos, pero que ahora pone a disposición del juzgado.
¿Por qué la intención, rayana en la contumacia, de implicar al señor Armero en hechos con los que no tiene relación alguna ni obtiene beneficio, con base en testimonios cuando menos interesados?».
Facundo Armero, por su parte, comentó que no busca ninguna batalla y prefirió no hacer comentarios sobre su anterior relación con Pedro García. Admitió que su abogado había enviado el escrito para aclarar algunos aspectos.