El presidente en funciones Pedro Sánchez, criticado por la oposición,
por no haber iniciado ningún tipo de contacto con los líderes políticos
para tratar de su investidura, desde que pasado el 28 de Abril mantuvo
un contacto informal en la Moncloa con Pablo Casado, Albert Rivera y
Pablo Iglesias, para hacer un balance electoral, ha iniciado este Martes
su particular ronda de consultas con los líderes de los partidos, salvo
el líder de Vox, para preparar su investidura.
Una investidura para la que cuenta con 123 diputados, el mismo número
que tenía Mariano Rajoy tras las elecciones generales de 2015 (ver
republica.com “Rajoy le dijo no al Rey“),
cuando salió votado como el candidato a la Presidencia del Gobierno.
Una cifra que entonces no fue suficiente para el inicio de una nueva
Legislatura, sino que tras un largo paréntesis de parálisis política,
roto precisamente por Pedro Sánchez y su fallida investidura apoyada por
Ciudadanos y vetada por Podemos, dieron lugar a unas nuevas elecciones
generales en 2016.
Hoy, los encuentros de mañana y tarde, celebrados en el Congreso de
los Diputados, han ido dirigidos a valorar los apoyos con los que puede
contar el actual presidente en funciones Pedro Sánchez para presentarse a
una investidura a la Presidencia del Gobierno, según el encargo que le
ha hecho el Jefe del Estado, el rey Felipe VI, a través de la Presidenta
del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet.
Para preparar el clima
del encuentro, desde la sede del PSOE, el responsable de organización
del partido, José Luis Ábalos, ha cambiado el argumentario que maneja el
PSOE, y ha substituido él solo, hay dos salidas a la actual situación
política “o gobierna el PSOE o gobierna el PSOE” por otro “o gobierna el
PSOE o nuevas elecciones generales”.
“O Elecciones Generales o Gobierno de Coalición”, le ha respondido
Pablo Iglesias al otro Pablo (Sánchez Pérez-Castejón), en su primer
encuentro oficial. Es decir, como se sabe desde hace meses, al margen de
los resultados electorales en los que en las cuatro elecciones ganó el
PSOE, y sobre todo Sánchez, entre Pablos anda el Juego.
“O Gobierno de
Coalición o Gobierno de Cooperación”, fue la respuesta de Sánchez, a
quien el día anterior por la mañana había empezado ofreciéndose como ministro de Trabajo, para terminar hablando de una Vicepresidencia para
derechos sociales por la tarde. Está en su derecho si cree que la única
salida es un gobierno de Coalición. Y eso tiene un precio.
Pero ¿qué significa un gobierno de cooperación, integrador e
incluyente?¿No estábamos hablando de Gobierno de Coalición con
representación, en función de los votos, de forma proporcional? ¿A qué
viene ese cambio semántico que desconcierta, y es difícil de entender, o
fácil si como entiende el PSOE lo de Gobierno de Cooperación como “un
gobierno plural, abierto y representativo de las sensibilidades
progresistas? ¿Simplemente porque no ha habido el acuerdo deseado,
porque las posiciones están muy alejadas a pesar de la insistencia de
Iglesias y Adriana Lastra en que el encuentro había sido cordial (no lo
refleja el lenguaje corporal en ninguno de los dos) y que se había
avanzado desde la colaboración en los contenidos durante el Gobierno de
la Censura?
Ya desde el principio Iglesias dio una clave de
desconfianza: “O hay acuerdo con Podemos o hay acuerdo con Ciudadanos”.
Y… esa es la clave.
Hay desconfianza de Sánchez ante Iglesias, e Iglesias no se fía de
Sánchez. Lo ha dejado traslucir Sánchez que quiere un gobierno coherente
y homogéneo. Y ha venido repitiendo durante toda la campaña el otro
Pablo: “Tenemos que estar en el Consejo de Ministros para controlar lo
que se ha pactado, sabiendo que al PSOE le tiemblan las piernas ante
determinadas propuestas”.
Entonces ¿es eso un Gobierno de Cooperación,
ante una situación en la que Podemos (165 diputados) no garantiza una
mayoría suficiente y hay que acudir a otras fuerzas políticas. Entonces
¿dónde estamos?. Estamos donde estábamos, y simplemente se ha buscado
una nueva palabra para que el desacuerdo parezca lo contrario. El
lenguaje corporal no falla…
De los encuentros de la tarde pocas novedades, teniendo en cuenta que
estamos ante una situación parecida a la del verano de 2016, pero con
los papeles cambiados. Populares y Ciudadanos presionaban al PSOE para
que se abstuviesen en la investidura de Mariano Rajoy mientras Sánchez,
en su lucha con el aparato socialista defendía el No.
No es No, era la
consigna. Ahora, es el PSOE el que presiona al PP y a Ciudadanos, para
que se abstengan en la investidura de Sánchez. El del No, no es No, es
Rivera, el único que le daría una mayoría absoluta de 180 diputados a
Sánchez.
(*) Periodista y economista
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