La sentencia sobre La Manada ha
soliviantado al país de modo tan fulminante como multitudinario y por
primera vez ha puesto a todos los políticos a largar lindezas más o
menos acicaladas sobre los jueces navarros; hasta los de C's, que
siempre esperan a ver de dónde sopla el viento para adoptar una posición
de principios, han mostrado su consternación. También han salido los
habituales maestros ciruelos a avisar de los peligros de la ley de lynch
y lo que llaman los "juicios paralelos".
Así razonan también los tres
jueces que, sin duda, se sienten víctimas de un atropello por haber
aplicado escrupulosamente la ley, sin atender a las pasiones del
momento. Raro será que no pidan amparo al Consejo General, que se lo
concederá encantado.
La
reacción social, además de multitudinaria, ha sido muy meticulosa en
fundamentar el encendido rechazo con razones de peso. Los medios y las
redes se han llenado de copias de los documentos procesales, sobre todo
los hechos que se dan como probados. Múltiples juristas los han
analizado, escandalizados. Algunos no han podido terminarlos. Y, ¿por
qué indignan los "hechos probados"? Según entiendo porque reflejan,
muestran, evidencian la presencia de violencia y la violación. Si hay
violencia, hay violación. Pero el tribunal ha descartado la segunda
porque no encuentra la primera. No hay violación en donde no hay
violencia.
Y
ya estamos en el tema de nuestro tiempo, el de la violencia y sus
interpretaciones. Si el tribunal navarro hubiera querido informarse
habría podido preguntar al juez Llarena, que ve violencia incluso en la
no-violencia. Pero esto no sería oportuno. En un caso se trata de
asegurar que hubo violencia en donde no la hubo y en el otro, todo lo
contrario, que no hubo violencia en donde la hubo.
Al
margen de la cuestión en sí misma de la violencia, que es interesante,
resulta patente la pauta que sientan los tribunales: la existencia o no
de violencia depende de quién sea el acusado, si indepes pacíficos o una
manada de jóvenes borrachos entre los cuales había un guardia civil y
un militar. Es decir, violencia es lo que los jueces dicen que es,
aunque no coincida con la ley ni con el sentido común. Esta situación
solo sería admisible en el caso de que los jueces fuesen justos e
infalibles.
Pero
no es así. Para demostrarlo basta mirar el juicio de Altsasu que tiene
toda la pinta de ser un proceso amañado, cargado de pruebas falsas y
prácticas dudosas con una petición fiscal desmesurada y una acusación de
terrorismo a unos chavales por una pelea de un bar realmente absurda e
inhumana.
Seguimos con la portada de El País. Sube
el paro; baja la población activa. Radiografía de la recuperación que
vende este gobierno de incompetentes y corruptos. El último en la lista
de imputados ayer mismo, el ex-ministro de Justicia, Ruiz-Gallardón.
Y,
para ennegrecer el horizonte resulta que el PP se hunde en intención de
voto por el inenarrable episodio de Cifuentes que deja detrás dos
bombas de relojería: la corrupción en la URJC y el departamento de juego
sucio interno al PP. Un hundimiento que, para desesperación general,
favorecerá a C's. El joven partido de extrema derecha (según la prensa
francesa) que, con reminiscencias falangistas, aspira a la conquista del
Estado. O de lo que quede después del paso del PP.
La izquierda, irrelevante. Tan irrelevante que no merece comentario. Ni crítico.
Los de El Hurón, periodismo de investigación
han hecho una entrevista a Palinuro para hablar de los asuntos que les
son caros: la corrupción de la política española, la triste función de
los medios de propaganda de la oligarquía y las condiciones de
explotación del neoliberalismo. Todos temas que también preocupan a
Palinuro y sobre los cuales lleva este años trabajando.
Diría
que el momento está muy bien escogido, cuando el país asiste atónito a:
1) la dictadura del 155 en Catalunya y el conjunto del Estado; 2) la
existencia de presos y exiliados políticos; c) la negación de la
libertad de expresión (casos Valtonyc, Pablo Hasel, Pesarrodona, etc);
d) las farsas judiciales estilo "manada" o "jóvenes de Altsasu" que
llevan casi dos años en la cárcel acusados de un delito fabricado por
los acusadores; e) toda la farsa judicial anti-independentista, causa
político-inquisitorial; f) la vergonzosa alianza nacional-española (o
sea, franquista) entre PP, PSOE, C's y Podemos en lo tocante a
Catalunya; g) la dimisión de la falsaria Cifuentes; h) la citación como
imputado al presunto ladrón Ruiz-Gallardón; i) la próxima sentencia en
la que se condena al PP por lucrarse de un delito; j) el apogeo de un
periodismo infame hecho por esbirros y pistoleros al servicio de la
oligarquía nacional-católica, etc., etc.
Aquí, mi artículo de elMón.cat titulado La necesaria comisión Chomsky. Hace unos días, Noam Chomsky y un centenar de académicos de varias universidades occidentales publicaron una carta-manifiesto pidiendo la inmediata liberación de los presos políticos en España. Me pareció tan importante que la comenté en dos posts, (Cosmópolis el 22 de abril y Contra Catalunya vale todo,
el 23) porque es una vía espléndida de seguir internacionalizando el
conflicto España-Cataluña y darle visibilidad no solo en Europa sino en
todo el mundo.
Una carta de intelectuales con gran audiencia por el peso
de sus firmantes. Los medios españoles, alineados con quienes tienen a
la gente encarcelada por sus opiniones políticas, la silenciaron. Hacían
lo mismo que los intelectuales y académicos del país, ninguno de los
cuales ha estampado su firma en el documento.
Sigo
pensando que es un hecho importante que invita a los firmantes y al
propio Chomsky a dar un paso más, vista su falta de eco en España, y
convertirse en un organismo, a modo de comisión internacional, que
defienda la causa catalana, víctima de un tratamiento inicuo en España.
Una "Comisión Chomsky de defensa de Catalunya", en la línea del famoso
Tribunal Russell durante la guerra del Vietnam. Su cometido, en el que
Chomsky es autoridad, sería, entre otros, el análisis de los medios en
los conflictos políticos. Por eso, el artículo de elMón.cat.
Desde
ayer se han producido tres hechos nuevos que han de tenerse en cuenta
al leer el artículo: 1º) el gobierno puede, en efecto, llevar su
ineptitud a verse obligado a rechazar a Puigdemont a una semana de que venza el plazo de las nuevas elecciones que quiere evitar. 2º) C's recurrirá la delegación de voto de Comín (y Puigdemont) ante el Tribunal Constitucional.
El resultado, de prosperar el recurso, será el mismo: elecciones. 3º) la Universidad Politécnica, realiza un acto en defensa de los derechos civiles en Catalunya con el apoyo de la ANC, Ómnium, UGT y CC.OO que es de esperar se extienda en ámbitos académicos e intelectuales.
La versión castellana
La necesaria comisión Chomsky
El
otro día fue noticia que Noam Chomsky y cien académicos de muy diversas
universidades habían firmado un manifiesto pidiendo algo de justicia
elemental como la libertad de los presos políticos catalanes en España.
No la busquen en los medios españoles, esos que tanto jalean al profesor
emérito del MIT cuando habla de Vietnam, los medios y la censura en los
EEUU. La ocultaron, la censuraron, como hacía Franco, del que han
aprendido comunicación democrática. Es tal su servilismo al corrupto
gobierno de la derecha que censuran incluso las noticias que aumentarían
sus ventas.
La
noticia también traía una lección moral para los intelectuales
españoles, ese gremio de siervos abajo firmantes, capaces de protestar
hasta de las más alejadas injusticias en el planeta, pero no de la que
se está dando en Catalunya ante sus narices y en beneficio de su
mediocre condición. Ayer mismo estaba una nutrida representación de
estos farsantes babeando la mano del rey y haciéndose mieles con
Cifuentes a costa de la memoria del pobre Cervantes. Un patio de
monipodio de estos lacayos de unos gobernantes ladrones. Ni uno ha
tenido el valor de protestar por la dictadura del 155 en Catalunya; ni
uno por la violación de los derechos humanos a los presos políticos; ni
uno porque haya presos y exiliados políticos.
Es
más, los que han hablado ha sido para afirmar su sumisión a la
arbitrariedad de los franquistas y humillar el gesto de quienes tienen
mil veces más valor e integridad moral que ellos. Una docena de
cantantes, músicos, escritores, comediantes, cineastas vomitando su
envidia y odio en contra de las víctimas y a favor de los victimarios.
Los demás, vergonzoso silencio. En la lista encabezada por Chomsky, ni
un español, ni un catalán, ni una universidad española, ni una catalana.
Estadunidenses, mexicanos, ingleses, alemanes, franceses y ni un
español o catalán. De nuevo las brigadas internacionales solo que esta
vez no hay ya nadie en la península que defienda la libertad y la
dignidad.
En
la situación actual necesitamos de nuevo esta generosa y esclarecida
ayuda exterior en pro de la causa democrática en Catalunya. Necesitamos
que se expanda, que resuene por doquier y, sobre todo, que se
institucionalice. Es urgente que esa carta se convierta en el germen de
una comisión permanente de personalidades de la talla moral de Chomsky
que sirva para amparar y dar a conocer la lucha de un pueblo por su
libertad. Necesitamos que un foro internacional de proyección mediática
no deje que la dictadura franquista española del 155 con el apoyo de los
cuatro partidos dinásticos del congreso, ahogue la voz de la revolución
popular de nuevo tipo que está dándose en Europa gracias a Catalunya.
Lo
necesitamos para contrarrestar la propaganda del régimen monárquico y
oligárquico español en todos los frentes. Este Estado corrupto hasta la
raíz, vive de saquear y reprimir a Catalunya como una colonia, dedica
recursos ingentes a la guerra sucia criminal contra los catalanes, a
comprar esbirros mal llamados periodistas para mentir a la opinión, y
tiene a los jueces sumisos a su servicio.
Asimismo, emplea enormes
cantidades de dinero en sobornar publicistas, políticos, funcionarios,
lobbies extranjeros para conseguir pronunciamientos favorables a la
dictadura española; manda a sus ministros al exterior a mentir y
amenazar a las autoridades extranjeras con dineros públicos, como ese
Dastis, capaz de decir al fotógrafo que tomó imágenes de la represión en
España que esa imágenes son falsas.
Manda igualmente a los líderes de
la oposición de “izquierda” en giras de propaganda por Europa en la
esperanza de que las mentiras sobre Catalunya contadas por un
oportunista y arribista sin escrúpulos como Pedro Sánchez tengan más
efecto en la opinión pública internacional que las mentiras habituales
de su propia fabricación.
Se
trata de la guerra sucia de un Estado neofranquista en pleno proceso de
fascistización, sostenido por los cuatro partidos dinásticos españoles,
PP. PSOE, C’s y Podemos, pues, al tratarse de la unidad del régimen
heredado, no hay diferencias ideológicas entre españoles. Y eso es lo
que un referente intelectual y moral de nuestro tiempo como una Comisión
Chomsky de apoyo a la libertad y la democracia en Catalunya tiene que
contrarrestar.
Como lo hizo la Comisión Russell con el Vietnam. Un foro
internacional que sirva como vigilancia de las barbaridades y sevicias
que el franquismo español comete con el independentismo catalán. Y
demuestre por fin que no se ha perdido la dimensión moral y crítica de
los intelectuales a pesar de la pocilga española.
Dictadura
de hecho con ley de plenos poderes (art. 155) a favor de un tirano
ignorante; procesos políticos arbitrarios a cargo de jueces
prevaricadores; castigos y penas inhumanas y crueles (torturas, vaya) a
los presos políticos; castigos a sus familias obligadas a desplazarse
miles de kilómetros a verlos; opresión de los detenidos; supresión de
libertades públicas; guerra sucia contra el independentismo; impunidad y
amparo de las provocaciones fascistas muchas veces iniciadas por la
misma policía más o menos disfrazada; castigos y penas desmesurados;
supresión de la libertad de expresión; persecución ilegal de
manifestantes; amenaza, chantaje, latrocinio y crimen.
Dictadura,
en definitiva, la vieja querencia de la derecha nacionalcatólica
española apoyada (como siempre lo ha estado) por una seudoizquierda
anticatalana y unos intelectuales egoístas y cobardes.
Necesitamos una comisión Chomsky.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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