MADRID.- La crisis del sistema público de pensiones
y la incapacidad de los partidos políticos para proponer alternativas
realistas a los venideros megarrecortes han generado un sentimiento de
frustración y negación entre aquella parte de la población que todavía
conserva su fe en las bondades de lo público. En lugar de cuestionar la estructura misma del piramidal esquema de reparto, se opta por buscar culpables de su mala administración: si “no hay dinero” no es porque la Seguridad Social
haya prometido dar a los pensionistas mucho más de lo que puede
recaudar vía cotizaciones de los trabajadores; si no hay dinero es
porque alguien lo ha dilapidado, afirma sin empacho El Confidencial.
Y un candidato natural al que culpar de esa malversación generalizada del dinero de los pensionistas es el famoso Fondo de Reserva de la Seguridad Social.
Como es sabido, esta 'hucha' llegó a tener en 2011 un patrimonio de
66.815 millones de euros, mientras que actualmente apenas cuenta con un
capital de 8.095 millones de euros: es decir, a bote pronto, el Gobierno del PP se ha fundido casi 60.000 millones de euros…
una cifra muy parecida a lo que costó todo el rescate de las quebradas
cajas españolas.
A partir de ahí, la asociación demagoga entre los
recortes de las pensiones públicas y el salvataje del sistema financiero
es demasiado tentadora como para dejarla escapar. “Si no se hubiera
rescatado a la banca con el dinero de los pensionistas, o si los bancos
hubieran devuelto el dinero del rescate, hoy la Seguridad Social gozaría
de una perfecta salud”.
Pero no: lamento informar al populismo previsional de
que todo el dinero del Fondo de Reserva se ha usado para atender los
desembolsos de la Seguridad Social. Nada del Fondo de Reserva se ha
desviado para otros menesteres. O dicho de otra forma: el Fondo de
Reserva se ha dilapidado, sí, pero en pagar pensiones. Repasemos brevemente su historia.
El Fondo se constituye en el año 2000 con una dotación inicial de 601 millones de euros. Tal cantidad se invierte desde el principio en deuda pública
española para obtener una cierta rentabilidad que revierta en el propio
Fondo.
A partir de ese momento, y aprovechando la bonanza artificial de
la burbuja inmobiliaria, se efectúan hasta 2008 aportaciones
adicionales a esta hucha por valor de 50.069 millones de euros, las
cuales también se reinvierten en deuda pública española y extranjera:
los rendimientos de tales inversiones durante ese período ascendieron a
6.553 millones de euros, de modo que el capital total del Fondo a cierre de 2008 era de 57.223 millones de euros.
En
2008 arranca la crisis y, con ella, la masiva destrucción de empleo.
Debido a ello, el régimen general de la Seguridad Social deja de
efectuar aportaciones al Fondo (salvo una extraordinaria de 1.740
millones de euros en 2010) y este solo pasa a nutrirse de los excedentes
de las mutuas. Gracias a los rendimientos que las inversiones en deuda
pública continúan proporcionándole al Fondo (9.592 millones entre 2009 y
2011), su patrimonio alcanzó el máximo de 66.815 millones de euros en 2011.
Por consiguiente, cuando el PP llega a La Moncloa, la hucha de las
pensiones crecía año tras año como consecuencia de las aportaciones
aprobadas por el Consejo de Ministros antes de la crisis y, también, de
los rendimientos generados por las inversiones financieras del Fondo.
A partir de 2012, empero, el déficit de la Seguridad Social se
disparó esencialmente porque el coste de las pensiones continuó
aumentando y porque las prestaciones de desempleo de los parados fueron
extinguiéndose y, por tanto, dejaron de cotizar. De un déficit de apenas
1.063 millones de euros en 2011 pasamos a uno de 10.171 millones en
2012 (y a uno de más de 18.000 millones den 2017). Si la Seguridad
Social gastaba más de lo que ingresaba, ¿qué podía hacer para seguir
abonando las pensiones? Una de dos: o endeudarse o echar mano de su ahorro.
El
Gobierno del PP decidió echar mano del ahorro del Fondo de Reserva.
Comenzó así un vía crucis de 23 disposiciones del capital de este Fondo,
merced a las cuales se retiraron 74.437 millones de euros. ¿Cómo es
posible que en 2012 el Fondo contara con un capital de 66.815 millones y
el PP haya dispuesto de 74.437 millones?
Pues porque, entre 2012 y
2017, las inversiones en deuda pública del Fondo han seguido proporcionándole un retorno:
en concreto, entre 2012 y 2017, el Tesoro le ha transferido 14.901
millones de euros en concepto de intereses de la deuda (a su vez, el
excedente de las mutuas ha aportado unos 1.000 millones de euros durante
ese mismo período).
¿Para qué se han utilizado esos 74.437 millones de euros extraídos del Fondo de Reserva? El Gobierno del PP ha dispuesto de ellos a través de cuatro marcos legislativos: primero, el Acuerdo del Consejo de Ministros de 27 de septiembre de 2012 (en virtud del cual se extrajeron del Fondo 3.063 millones de euros en septiembre y octubre de 2012); segundo, el Real Decreto Ley 28/2012 de 30 de noviembre (en virtud del cual se extrajeron 30.888 millones de euros entre diciembre de 2012 y diciembre de 2014); tercero, la Ley 36/2014 de 26 de diciembre (en virtud del cual se extrajeron 33.386 millones de euros en 2015 y 2016); y cuarto, la Ley 3/2017 de 27 de junio (en virtud del cual se extrajeron 7.100 millones de euros en 2017).
Es muy sencillo comprobar que todos esos marcos legislativos únicamente habilitaron al Gobierno a utilizar el dinero del Fondo exclusivamente para atender los gastos de la Seguridad Social.
Así, el Acuerdo del Consejo de Ministros de 27 de septiembre de 2012
afirma que “el importe de esta disposición se destinará con carácter
exclusivo a la financiación de las pensiones de carácter contributivo y
demás gastos necesarios para su gestión”; el Real Decreto Ley 28/2012 de
30 de noviembre reitera que “el importe de esta disposición del Fondo
de Reserva de la Seguridad Social se destinará al pago de las
obligaciones relativas a las pensiones de carácter contributivo y demás
gastos necesarios para su gestión; la Ley 36/2014 de 26 de diciembre
establece igualmente que “el importe de esta disposición del Fondo de
Reserva de la Seguridad Social se destinará al pago de las obligaciones
relativas a las pensiones de carácter contributivo y demás gastos
necesarios para su gestión”. Y, finalmente, la Ley 3/2017 de 27 de junio
también reza que “el importe de esta disposición del Fondo de Reserva
de la Seguridad Social se destinará al pago de las obligaciones
relativas a las pensiones de carácter contributivo y demás gastos
necesarios para su gestión”.
En suma, el PP, sí, ha vaciado el Fondo de Reserva de las pensiones,
pero lo ha hecho para evitar recortar las pensiones públicas dado el
déficit de la Seguridad Social: no se lo ha fundido para rescatar ni a la banca, ni a las autopistas, ni al Castor.
Por consiguiente, no se ha transferido ningún dinero de los cotizantes a las oligarquías rescatadas: el dinero que se ha transferido a tales oligarquías ha sido el de los contribuyentes
(y, de hecho, el dinero de esos mismos contribuyentes también se ha
transferido a las arcas de la Seguridad Social vía los retornos de la
deuda pública acumulados por el Fondo).
Si la hucha de las pensiones ha desaparecido es porque la Seguridad Social acumula un déficit gigantesco que, sin las reformas-recortes de 2011 y 2013, no dejará de aumentar. Por eso resulta especialmente irresponsable que los populistas de turno propugnen incrementos de las pensiones sin explicar cómo piensan reconducir ese monumental desequilibrio que, en apenas unos pocos años, ha bastado para deglutir todo la hucha de las pensiones acumulada durante más de una década.
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