MADRID.- Acuciada desde hace décadas por rumores permanentes de reestructuración, privatización o incluso liquidación, Navantia,
la enseña que gestiona la centenaria red de astilleros públicos del
Estado, parece afrontar por fin un futuro de actividad estable, carga de
trabajo permanente y estabilidad empresarial. Ése es el cuadro, al
menos, que bosqueja la presidenta de SEPI, el hólding empresarial
estatal del que depende Navantia, Pilar Platero, cuando habla del nuevo Plan de Negocio que la compañía está negociando desde el pasado mes de enero con los representantes de la plantilla de los astilleros estatales.
Como adelantó La Información el pasado 16 de octubre, el futuro de Navantia se sustenta sobre la previsión de una entrada de pedidos por valor de 11.000 millones de euros
en los próximos cinco ejercicios (periodo 2018-2022), lo que supone un
incremento significativo en una cartera que se ha movido entre los 1.200
y los 1.600 millones de euros anuales en los últimos años, con un pico
de 1.680 millones en 2017.
Sin embargo, la máxima responsable de SEPI -
una de las principales artífices del duro plan de reducción del gasto
público abordado por el Gobierno Rajoy en la primera legislatura desde
su puesto como subsecretaria de Hacienda - no sólo considera que se
puede cumplir, sino que incluso se puede mejorar.
La razón de tanto optimismo la reveló este martes en su comparecencia ante el Senado: el 80% de la cartera de pedidos prevista
para ese periodo (unos 9.000 millones de euros) está garantizada por la
necesidad de nuevas dotaciones militares del Ministerio de Defensa, que
encargará a los astilleros públicos la ejecución de cinco fragatas
F-110, cuatro submarinos del proyecto S-80, dos buques de acción
marítima (BAM) y un Buque de Transporte Marítimo.
Los encargos, de hecho, ya se han iniciado. El presidente de Navantia, Esteban García Vilasánchez, presentó este lunes en Ferrol el proyecto de construcción de las cinco fragatas F-110
que se desarrollará en el astillero gallego, dará carga de trabajo a
1.300 trabajadores durante los próximos diez años y supondrá un ingreso
para la empresa estatal de unos 4.500 millones de euros, según las
estimaciones realizadas por la compañía.
En el proyecto de Presupuestos de 2018 se ha incluido una partida de 174 millones de euros
para financiar todos los trabajos de ingeniería y diseño de las nuevas
fragatas con el objetivo, aseguró Pilar Platero, de que a final de
ejercicio se reciba la orden de ejecución de los trabajos por parte del
Ministerio de Defensa. El punto de escepticismo lo aporta que esa
partida para el diseño y la dotación tecnológica de las nuevas fragatas
lleva presente en los Presupuestos desde el año 2014.
Objetivo: exportar
El servicio a la
Seguridad Nacional es solo uno de los ejes del Plan Estratégico de la
compañía que confía su crecimiento futuro a las exportaciones y a la
diversificación. Navantia quiere repetir con las F-110 la jugada de las
emblemáticas F-100, la primera fragata de diseño 100% Navantia cuyo
éxito se convirtió en la principal fuente de carga de trabajo del
astillero ferrolano de Navantia en este siglo. El plan es crear un
diseño propio que se convierta en emblema de la producción Navantia y en
resorte para impulsar la actividad comercial de los astilleros
públicos.
La nueva Dirección de
Navantia tiene claro que el futuro del astillero pasa por ser
competitivo a nivel internacional y por ofrecer al mercado unos
estándares de calidad superior.
Según Pilar Platero, en las próximas
semanas podría cerrarse una de las operaciones comerciales más
importantes que el astillero tiene en cartera en 2018, el encargo de la construcción de cinco corbetas por parte de Arabia Saudí.
De nuevo, asoma el escepticismo. El mismo anuncio lleva haciéndose
desde el pasado mes de septiembre. Con todo, Navantia está decidida a
ser un actor relevante en el mercado mundial. En los últimos meses ha
acudido a cuánto proceso abierto se le ha puesto a tiro y a día de hoy
se puede decir que está en la 'shortlist' para la fabricación de
fragatas para Estados Unidos y Canadá, y en otro proceso para
desarrollar buques anfibios (LHD) para Australia y Turquía.
El primer plan de contrataciones en lustros
La promesa de nueva y
mayor carga de trabajo ha variado también los contenidos de la mesa de
negociación de la empresa con los sindicatos. Donde antes se hablaba de
prejubilaciones y ajustes de plantilla para contener unos costes que no
lograban sufragar los ingresos generados, ahora la SEPI pretende plantear un Plan de Empleo, histórico
porque es el primero en lustros y porque significa el primer síntoma de
crecimiento tras 40 años de repliegue casi permanente del naval en
España.
El objetivo es doble:
atender a la carga de trabajo que los astilleros tendrán en los próximos
años y rejuvenecer la plantilla del astillero. Pilar Platero detalló el
problema de envejecimiento de la plantilla de Navantia: edad media de
54 años, con una media 59 años en astilleros como el de Fene, en la Ría
de Ferrol, y un tercio de la plantilla mayor de 60 años.
El plan tendrá que hacer
frente a la oleada de jubilaciones que afronta la empresa en sus seis
instalaciones: la de Ferrol, la de Fene, la de Cartagena, la de Cádiz,
la de San Fernando y la del Puerto de Santamaría, donde junto a las
oficinas de Madrid y la delegación en Australia trabajan 5.283 empleados.
La presidenta de la SEPI
dejó claro que en ningún caso habrá despidos en Navantia, abrió la
puerta a un relevo natural en la plantilla que no precisó - en algún
momento se habló de bajas incentivadas- y garantizó que los seis astilleros de Navantia se mantendrán abiertos y con carga de trabajo en los próximos años.
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