El president del Parlament, Roger Torrent, ha convocado para el martes día 30 a las 15 horas el inicio de la sesión de investidura del candidato a la presidencia de la Generalitat, Carles Puigdemont.
El último quiebro del gobierno español ante el Consejo de Estado
tratando de impedir que Puigdemont sea el candidato propuesto se ha dado
de bruces estrepitosamente ante la sonora bofetada que le ha propinado
al Ejecutivo de Mariano Rajoy y a la promotora del recurso, Soraya Sáenz de Santamaría.
La falacia de que Puigdemont no podía ser elegible para el cargo, ya
que tenía sus derechos restringidos, no ha pasado ni el filtro de un
organismo consultivo compuesto en su totalidad por viejas glorias de la
política del PP y el PSOE como Romay Beccaría, Landelino Lavilla, Miguel
Herrero y Rodríguez de Miñón, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Alberto Aza
o María Teresa Fernández de la Vega, entre otros. Lo que da una idea de
que el fraude de ley que se pretendía, en una escala de cero a diez, debía estar incluso fuera de la franja máxima.
A expensas de nuevas novedades, que sin duda no hay que descartar, el
pleno se iniciará el día 30 y no el 31 como le había pedido Puigdemont a
Torrent y ha rechazado el presidente de la Cámara, en consonancia con
la posición de su partido, Esquerra Republicana. Dije ya la semana
pasada que el president en el exilio se ha ganado el derecho a la
investidura: le avalan los 70 escaños independentistas logrados en las urnas el 21-D, algo que se olvida demasiado a menudo.
El debate entre los que creen que es posible una votación telemática o una investidura por delegación
y los que están radicalmente en contra no puede pasar por delante de la
voluntad de los electores representados a través de sus parlamentarios.
En consecuencia, toca a los 70 parlamentarios independentistas
encontrar la fórmula de cumplir el mandato democrático. Nadie impugnó a
ninguno de los 135 diputados cuando figuraban en las listas electorales
y, por tanto, todos sin excepción son elegibles para ocupar el cargo.
Ese debe ser en los días que faltan el objetivo de la mayoría
parlamentaria y no otro.
El camino de unas nuevas elecciones debería estar vedado ya que los
electores han sido claros en su pronunciamiento en las urnas el pasado 21 de diciembre.
Unos comicios a los que, y no hay que olvidarlo, fueron convocados por
Mariano Rajoy. Ahora toca acordar como se lleva a término todo ello y el
primer paso no puede ser otro que la investidura de Puigdemont como
president se pueda llevar a cabo en el Parlament.
(*) Periodista y ex director de La Vanguardia
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