Cambiar nuestra fuente de riqueza no es una tarea de un mes, ni de un año, ni tan siquiera de diez años. Por tanto, si queremos estar entre las regiones ricas del mundo, si queremos tener una economía capaz de competir con los mejores, es el momento de mirar al futuro y ponerse a trabajar.
El primer paso que debemos dar es el de reconocer los errores del pasado y definir hacia donde queremos ir, y sobre todo como llegar. Es evidente y por ello no incidiré que el principal error ha sido la falta de estrategia gubernamental que ha permitido que el mercado impusiera el modelo de desarrollo económico que más le interesaba. Por tanto, necesitamos de una estrategia marco a largo plazo lo más consensuada posible. Evidentemente el marco debe estar claro pero a la vez ser lo suficientemente amplio para que cada partido pueda desarrollar, cuando le toque gobernar, sus políticas.
El territorio, la diversificación de los sectores productivos y la calidad tienen que ser la base sólida sobre la que sustentar la estrategia de futuro. El desarrollo del territorio tiene que ser sostenible, ningún sector productivo debe suplantar a otro, ya que el crecimiento paralelo de todos no solo es posible sino que además es necesario, y la calidad se debe convertir en nuestra seña de identidad.
Con el esfuerzo de miles de murcianos hemos desarrollado uno de los sistemas de producción agrícola más prósperos del mundo, algo de lo que nos tenemos que sentir orgullosos y presumir. Sin embargo, fuera de nuestra región pocos entienden que estemos pidiendo agua de otras cuencas para los regadíos, y a la vez en los Planes Generales de cada municipio transformando las zonas regables del trasvase Tajo-Segura en otras de uso residencial. Para proteger nuestra agricultura es necesario antes que nada proteger el territorio en donde se cultiva.
Necesitamos regular el uso residencial y turístico del suelo. Es un error permitir que cada municipio regule el uso del suelo sin un criterio de ordenación general y en función del interés del político de turno o de la coyuntura del momento. El disparate que han hecho muchos municipios en la ordenación del suelo es insostenible e insoportable, y en ningún caso se puede amparar en la autonomía municipal. Lo que alguien quiera justificar como una posible fuente de riqueza a corto plazo es en realidad miseria para el futuro.
El turismo en general y el residencial en particular tienen que ser fuente de riqueza para el futuro, y para ello es necesario que exista una ordenación del territorio que permita un amplio desarrollo, pero siempre en función del interés general.
El desarrollo turístico tiene que ser de calidad, y para ello no basta con ordenar el suelo para urbanizaciones o instalaciones hoteleras; es necesario también ordenar los usos del suelo para el desarrollo de equipamientos deportivos (en general y en especial los referidos a campos de golf y puertos deportivos), y protegerlo por interés natural, cultural y también paisajístico.
El sector industrial está poco desarrollado en nuestra región y además su estructura es escasamente tecnológica, por tanto puede tener mucho recorrido en el futuro. No olvidemos que es el sector que proporciona más calidad en el empleo.
En los usos del suelo industrial ocurre como en el residencial: los Ayuntamientos clasifican sin un criterio supramunicipal que establezca cual es la dimensión de suelo industrial capaz de desarrollar nuestra región en un tiempo determinado, y cual el tipo de industria que queremos implantar.
La recuperación del sector de la construcción depende de la recuperación de los mercados financieros, de la regulación de la oferta y la demanda, y en nuestra región de una efectiva ordenación del suelo. Este mercado debe tener una base sólida en la vivienda tradicional en régimen de propiedad y alquiler, y por supuesto en la vivienda de uso residencial para nativos y especialmente turistas.
La vivienda de uso residencial puede y debe ser una fuente de riqueza a explotar de forma sostenible, pero no olvidemos que debe ir orientada a una oferta de calidad, y es precisamente por eso que requiere de una previa ordenación de territorio y de una estrategia gubernamental que responda a los intereses generales de la región, y no únicamente a los del mercado.
Estas son ideas que unidas a otras deben servir para definir el nuevo modelo de desarrollo económico, social y demográfico que necesita la región de Murcia.
* Secretario de Ordenación del Territorio y Vivienda del PSRM-PSOE