MADRID.- Los actuales
responsables del Banco de España insisten en una nueva ronda de
fusiones. Bruselas elogia el rescate acometido en 2012 bajo el Gobierno
de Mariano Rajoy y cuestiona las críticas del exgobernador Miguel Ángel
Fernández Ordóñez. Pero los banqueros se resisten a acometer un nuevo
proceso de reestructuración, consideran que el tamaño actual del sector
es el adecuado y tan sólo barruntan algunas operaciones si los bajos
tipos de interés minan aún más los ingresos y los márgenes de algunas de
las entidades más débiles. Eso sí, el baile de fusiones no será ni inmediato ni tan intensivo como el vivido en los últimos años, según publica hoy www.capitalmadrid.com
Los
constantes mensajes del gobernador del Banco de España, Luis María
Linde, y del subgobernador, Fernando Restoy, sobre la necesidad de
nuevas integraciones de bancos para mejorar en eficiencia y
rentabilidad han caído en saco roto. La mayoría de los presidentes
de los bancos españoles se muestran algo más que reacios a una nueva
ronda de integraciones, al menos de manera inmediata.
De
poco ha servido el elogioso informe de la Comisión Europea sobre la
culminación exitosa del programa de asistencia financiera, como
se ha encargado de hacer público el Ministerio de Economía en el que
aún permanece en funciones, y sin intenciones de continuar ante
la formación de cualquier nuevo Gobierno, Luis de Guindos.
En
todo caso, las conclusiones de Bruselas llegan justo en medio de las
críticas proferidas por el anterior gobernador del Banco de
España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, sobre cómo se gestionó toda la
crisis bancaria española por el Ejecutivo de Mariano Rajoy.
Las
críticas de MAFO han sentado mal en el sector, pero los máximos
responsables de los bancos que sobreviven tras la crisis prefieren
guardar silencio en público sobre lo dicho o lo escrito por el
siempre polémico gobernador. "No tengo ninguna opinión porque no
he leído su libro", se escudaba este lunes el presidente de Bankia,
José Ignacio Goirigolzarri. Por su parte, la presidenta del
Santander, Ana Botín, evitaba pronunciarse al respecto la semana
pasada.
En privado, algunos de los protagonistas de las más
importantes fusiones acometidas en los últimos años reconocen
que hubo cierta presión por parte de los distintos gobiernos de
turno, tanto el de José Luis Rodríguez Zapatero como el de Mariano
Rajoy, para abordar determinadas operaciones. Pese a todo,
consideran que suponían oportunidades para sus entidades y una
vía para evitar un colapso del sector ante la desconfianza de los
mercados sobre la banca española.
Una visión muy distinta es
la que la mayoría de los banqueros mantienen ante una nueva ronda de
integraciones o fusiones que, en un principio, se había planteado
por los responsables del Banco de España para el actual
ejercicio, una vez celebradas las elecciones generales que no han
dibujado un panorama político estable.