José Rodríguez de la Borbolla acaba de introducir una
imagen en el debate público a la que hay que prestar atención: el Frente
Único Antijaponés. El expresidente de la Junta de Andalucía plantea que
populares y socialistas aparquen todas sus diferencias para
concentrarse en la derrota del “desafío” soberanista catalán.
Para
subrayar la carga estratégica de su propuesta, Rodríguez de la Borbolla,
apasionado lector de la historia de China, ha recurrido a una metáfora
maoísta en un reciente artículo en el diario El País: “Ahora únicamente
cabe hacer lo que hizo Mao Zedong en 1937, ante la invasión japonesa de
China: impulsó el Frente Único Antijaponés, aliándose con Chiang
Kai-shek, y dejó para más adelante su guerra civil contra el Kuomintang.
Primero el atacante de la Nación, y luego el adversario de clase. Pues
eso: ahora, en España, un frente unido constitucional, sin matices ni
ocurrencias”.
Rodríguez de la Borbolla es, en mi opinión, el dirigente
más genuino del socialismo andaluz. Descendiente de un linaje de la
Restauración (su bisabuelo, Pedro Rodríguez de la Borbolla Amozcótegui
de Saavedra, fue ministro del rey Alfonso XIII), educado en los
jesuitas, estudios universitarios en Italia, sólida formación
intelectual y una enorme lealtad al PSOE, pese a su defenestración en
1990 –exigida por Alfonso Guerra y concedida por Felipe González en
vísperas de la Expo de Sevilla–, fue uno de los estrategas del “nosotros
no vamos a ser menos” de 1980, el tirón andalucista que dio pie a la
igualación autonómica.
Pepote, como le llaman coloquialmente en
Sevilla, es el único expresidente de la Junta que no se ha visto
envuelto en ningún escándalo. Es la cabeza mejor amueblada en el entorno
de Susana Díaz. Desde hace unas semanas, preside el comité director del
PSOE de Andalucía, principal órgano directivo entre congresos.
Frente Único Antijaponés. Alianza nacionalista para hacer
frente al invasor extranjero. ¡Caray! Hay metáforas que las carga el
diablo. Otras, Maquiavelo. Esta parece inspirada por Lin Biao, malogrado
jefe del Ejército Popular de Liberación. Un buen estratega. Una vez
nombrado número dos del régimen de Pekín, se opuso al acercamiento a
Estados Unidos y empezó a conspirar contra Mao. Descubierta la maniobra,
intentó huir a la URSS. El avión se estrelló en Mongolia, por falta de
combustible, según la versión oficial.
Las metáforas pueden ser la plasmación simbólica de un
pensamiento profundo. La visualización de los independentistas catalanes
como “extranjeros” es un peligroso recurso retórico al que ya han
acudido otros autores. La concesión del estatuto de “extranjería” a una
opción que ha llegado a tener el apoyo electoral del 48% de los
catalanes es, en el plano narrativo, la antesala de la independencia.
No
sé, José Rodríguez de la Borbolla, si Mao Zedong, astuto hijo de
campesinos bien aposentados, aprobaría una estratagema que puede
conducir al fortalecimiento del adversario. ¿No sería mejor tratar- les
como compatriotas y aceptar que estamos en el interior de una gran
batalla política, pacífica y civil, que versa sobre el reparto del
poder en Espa- ña, una vez amortizados los justificantes emocionales de
la transición?
Frente Único Antijaponés. Quizá sea otro el objetivo
de Lin Biao: atar de pies y manos a Pedro Sánchez, dejarle sin margen
para otras alianzas a partir del 2 de octubre, ahogarle en Catalunya y
empujarle al definitivo fracaso como secretario general del PSOE. En
Sevilla están pensando en la segunda muerte de Pedro Sánchez.
(*) Periodista
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