Faltan seis días para las elecciones generales del 10 de noviembre,
las cuartas en cuatro años, y sabemos ya que Pedro Sánchez no volverá a
dar una entrevista a Público, como ocurrió en las elecciones
del 28 de abril.
Es la segunda vez -y siempre Sánchez- que un candidato
socialista a la Presidencia del Gobierno niega una entrevista a este
periódico, así que por respeto a nuestros socios/as y lectores, quiero
contar la intrahistoria de este veto estructural, pues desde que llegó a
La Moncloa, Sánchez nos ha negado por activa y por pasiva las
entrevistas y algunas cosas más.
Es importante subrayar ese «Desde que llegó a La Moncloa…», vía
moción de censura, porque el Pedro Sánchez ganador de las primeras
primarias (I) y el Pedro Sánchez ganador (contra todo pronóstico) de las
segundas (II) no solo nos dio varias entrevistas, sino que desde su
equipo, se dieron todo tipo de facilidades para que el periodista de Público
Manuel Sánchez fuera a entrevistar al hoy presidente en funciones.
Incluso, era informado directa y frecuentemente por el secretario
general cuando se le requería, consciente como es Sánchez (Pedro I, II y
III) de lo que Público y nuestro Manu Sánchez representan en
los ámbitos socialistas y la repercusión que nuestros mensajes han
tenido en las bases socialistas durante los procesos de primarias a los
que se presentó, entre otros vaivenes de esta época convulsa para
todos.
Manu Sánchez, además, es el periodista que más y mejor conoce el
PSOE de las últimas décadas junto a Esther Palomera. De hecho,
probablemente, lo conocen mucho mejor que Pedro Sánchez.
También esta directora –ya en activo- acudió a Ferraz las veces que
se le reclamó para intercambiar pareceres y ser informada en esas
charlas off the record, que, si bien no procede publicar –al menos, stricto sensu-,
sí son útiles y relativamente habituales entre periodistas y políticos
(cada vez menos y más encorsetadas). Además, desde que Sánchez llegó a
La Moncloa, he dejado de ser invitada a esas reuniones en pro de nuestro
director general, José María Crespo.
Es posible que sea la única
directora (y director) y periodista presente en varias tertulias, que no
ha sido invitada nunca a las comidas con otros compañeros en La
Moncloa. Tanto monta, en este caso, ya que por Chema Crespo, amigo y
compañeros de batallas desde 2007, voy conociendo todas y cada una de
las palabras del presidente y su director de Gabinete, Iván Redondo,
siempre presente en estos encuentros. Quizás en esta presencia áulica
haya que detenerse, me dicen.
¿Es Redondo el obstáculo? Es posible, nadie me lo ha confirmado con
pruebas, pero varios socialistas a los que aprecio y conozco desde antes
de que Sánchez fuera diputado, me lo han sugerido estos días, cuando he
tratado de obtener un respuesta racional sobre por qué ahora, cuando
más se necesita el voto progresista tras el fiasco de 28-A, la crisis
territorial, social y económica, Sánchez niega a los millones de
lectores de Público (sus potenciales votantes progresistas) esta entrevista y las respuestas a nuestras preguntas:
(¿Van a derogar la reforma laboral? ¿Plantean o no la mochila austriaca que
tanta polémica y temor está generando? ¿Sigue considerando a España un
país “plurinacional, nación de naciones”? ¿Por qué ‘Billy el Niño’ sigue
con su medalla pensionada o la ley mordaza sin derogar? ¿Van a abolir
la prostitución si gobiernan? ¿Legislarán por reconocer la apología del
franquismo? Etc., etc., etc., etc.)
La verdad, solo de plantearme un veto personal del todopoderoso
Iván Redondo, el gurú por excelencia, el hoy hombre del presidente,… me
da la risa. Me resulta imposible concebir semejante disparate, aunque
si tenemos en cuenta el lamentable episodio de la presidencia de RTVE,
el pésimo nivel inédito con el que se gestionó desde La Moncloa una
cuestión tan delicada e importante en pro del derecho constitucional a
la información independiente… Tampoco sería extraña esta pataleta del
mandamás ahora.
Conozco la forma de actuar de Redondo muy bien desde el momento en
que me llegó una información solvente sobre los viajes a Canarias para
ver a su novia del entonces presidente de Extremadura y senador, José
Antonio Monago (PP), que tenía como director de Gabinete al gurú
apolítico del ‘conmigo o contra mí’ y me puse a investigar.
Lo he
contado varias veces y siempre que se me ha preguntado: publicar los
viajes a costa del dinero público de Monago le hizo daño electoralmente y
Guillermo Fernández Vara (PSOE) –el mismo que se echó las manos a la
cabeza cuando se enteró del cargo que ocuparía Redondo en Moncloa, tras
la guerra sucia (putrefacta) al que lo sometió a él mismo en
Extremadura- recuperó la Presidencia extremeña en las elecciones de los
meses siguientes.
Sin embargo, y puesto que la ausencia de transparencia en dietas y
viajes parlamentarios sigue siendo una cuestión pendiente pese a la
reforma que propició el caso Monago, fue peor la gestión de la
comunicación del asunto entonces que el hecho en sí. Un asunto que el
líder del PP extremeño podría haber admitido sin mentir desde el primer
día y devolver el dinero. Redondo optó, no obstante, por asesorarle con
una huida hacia delante, cargar contra el mensajero, hacer mentir
descaradamente a su ‘cliente’ Monago y amenazar y retirar la publicidad
institucional a los medios extremeños que repicaran las exclusivas de Público sobre este tema. Lo llevó al abismo.
Mientras, el presidente otrora Barón Rojo del PP, mentira
tras mentira, invocaba una responsabilidad sobre Canarias que le obligó a
viajar allí y que desmintieron sus propios compañeros del PP en las
Islas, prometió enseñar las facturas hasta del supermercado, denunciar a
Público, etc., etc., etc. Nunca hizo nada. Varios empleados y
empleadas de Redondo en el Gabinete de Monago se pusieron en contacto
conmigo, querían denunciar a su jefe el gurú, aunque me sorprendió mucho
cómo le temían.
Contaron auténticas canalladas a nivel laboral, pero no
publiqué nada porque aunque tenía sus testimonios, Redondo no
contestaba al teléfono y nunca pude hablar con él sobre esto. Estos
trabajadores estaban dispuestos a ser entrevistados bajo anonimato y aún
guardo sus palabras, a la espera de que el todopoderoso me conteste.
Ése es Redondo y por eso, por lo que supe y sé que otros no saben, no me sorprendería que Público
se quedara sin su derecho a entrevista por su infantilismo rencoroso de
guardería, perjudicando claramente y en mi opinión a Pedro Sánchez, que
sí, citando a uno de sus excolaboradores cuando era Pedro I de Ferraz
(ahora es Pedro III), «también se basta solo y veremos qué pasa con
Redondo si no superamos los 123 escaños el domingo».
El equipo de periodistas de Público (Manu Sánchez y producción de Público TV)
llevan meses pidiendo la entrevista al presidente por la vía oficial,
como ya hicieron sin éxito de cara al 28-A, pero ha sido una portavoz de
su equipo vía WhatsApp -evitando la llamada que le pedí- quien me
escribió para decirme que Sánchez niega una entrevista a Público,
a sus socios/as y lectores.
Desconozco si la respuesta telefónica no se
produjo por evitar la conversación conmigo o por vergüenza torera ante
la falacia de argumento que se me dio (“Llevamos una agenda bastante
apretada”) después de varios meses con la matraca del “Tendréis
entrevista”.
Sabiendo como se sabe en el gremio que Sánchez y su equipo
permitieron que un medio les cambiara la fecha de la entrevista (pese a
la “apretada agenda”) y otro les mandó el cuestionario por correo
electrónico y luego envió a un fotógrafo a hacer las fotos a Moncloa.
Por citar dos casos nada más.
Es verdad que el PSOE ha propuesto alternativas a Sánchez para que Público
hiciera su entrevista socialista, pero este periódico, con todo el
respeto y afecto a los cargos propuestos, ha decidido declinar las
sugerencias: queremos entrevistar a Sánchez, preguntarle por decisiones
que solo atañen a quien –presumiblemente- volverá a ganar las elecciones
este domingo y no escuchar las comprensibles respuestas de «Eso
corresponde decidirlo al presidente cuando haya Gobierno o tomar
decisiones para que lo haya». Pero el presidente nos ha vetado; como
Vox.
Hace tiempo que Pedro Sánchez tiene desconcertada a mucha gente –me incluyo-, algunos de ellos/as socios de Público
y que reivindican su militancia en el PSOE con el orgullo de haber
estado en la encomiable lucha antifranquista con su carné socialista o
de estar ahora en las Juventudes defendiendo un feminismo que les hace
sentirse muy identificados/as con un Público feminista en
esencia. Por ellos y ellas, sobre todo, pero también por un periódico de
acreditado protagonismo público en el panorama informativo, he querido
sincerarme con estas líneas, para que sepan por qué no entrevistamos al
más alto cargo político hoy.
Hay un momento muy curioso que he vivido ya con varios presidentes y
ministros (no todos) y merece ser anotado: cuando alcanzan el poder,
llega un punto en que se comportan como si siempre fueran a estar ahí y
manejan la comunicación con la torpeza de quien cree que ha sido ungido
para siempre, cuando los únicos que siempre estamos ahí, viéndolos
llegar e irse, somos los periodistas. Uno, y otro, y otro… Alguna otra…
La mayoría, hombres, como saben, solo hay que ver el panorama de los
seis candidatos a la Presidencia del Gobierno este domingo. Por eso
también queríamos preguntar a Sánchez. No ha sido posible y lo lamento
profundamente, sí, pero consciente de que algo (mucho) estaremos
haciendo bien cuando nuestro periodismo resulta tan incómodo como para
vetarnos desde la Presidencia del Gobierno.
P.D.: Les traslado que, recién acabado este artículo, me ha llamado
Chema Crespo para decirme que TVE le ha pedido que me sustituya en el
debate tras el Debate de los candidatos de este lunes noche, entre 00:00
y 2:00h (martes madrugada, en realidad). Había confirmado mi presencia
el 25 de octubre y reconfirmado el 31 ídem que estaría en los estudios
de TVE a las 18:30h para maquillaje y demás preparatorios. Todo quedó
cerrado el jueves y nos deseamos feliz puente.
Me iban a acompañar en el
debate, según me dijo el equipo organizador, Maite Alcaraz (Abc), Esther Palomera (eldiario.es) y Cristina de la Hoz (El Independiente),
además de algún politólogo. Gente profesional y fantástica. Sería un
buen debate. Sin embargo, este puente, a alguien se le ha encendido la
bombilla y ha decidido que mejor será que debatan Pedro J (El Español), De la Hoz, Palomera y Crespo.
Evidentemente, Chema y yo acordamos que fuera él, porque mi interés sobre todo, es que Público
tenga el sitio que merece en la televisión pública y con él estamos muy
bien representados. Era él u otro medio, y a mí, de TVE no me llamó
nadie, ni un mensaje siquiera. Parece que todo se pega.
(*) Periodista y directora de
Público