Si ya es complicado hacer cada sábado la
lista de la compra, cuánto más no lo será la del Congreso de los
Diputados, ejercicio que se produce cada cuatro años.
El PP, que hace
nada tenía ocho diputados de los diez existentes, prevé ahora obtener
tres y con suerte. La dieta es tan extrema que no hay para aperitivos,
postres ni café, copa y puro. Lo básico de lo básico. Es decir, Teo y
Borrego.
Y el tercero, a
priori, que sale, pero que si Vox arrecia, a lo peor no sale. En
principio, ese tercero iba a ser Víctor Martínez, actual portavoz
popular en la Asamblea Regional, pero la sorpresa (especialmente para el
propio protagonista, que recibió anoche la noticia en la asamblea de la
patronal lorquina, CECLOR) es que la plaza será para Francisco Jódar,
que venía penando por el Senado, para el que ya estaba confirmado. Pero
hasta el BOE nada hay seguro en esta vida.
El exalcalde de Lorca pasa así, en horas veinticuatro, de un puesto de consolación y retiro a otro de apuntalamiento e impulso, y es que alguien parece haber descubierto que se trata de una personalidad todavía popular y estimada al menos en la zona municipal que gobernó, cuando el propagandismo pepero quiso hacer de él el Giuliani murciano sin motivo ni razón aparentes.
El exalcalde de Lorca pasa así, en horas veinticuatro, de un puesto de consolación y retiro a otro de apuntalamiento e impulso, y es que alguien parece haber descubierto que se trata de una personalidad todavía popular y estimada al menos en la zona municipal que gobernó, cuando el propagandismo pepero quiso hacer de él el Giuliani murciano sin motivo ni razón aparentes.
López Miras lo sacó de Lorca para
convertirlo en consejero de Agricultura, y las espinacas del 'ascenso'
le produjeron tal efecto que declaró que sería capaz de encerrarse en el
ministerio si no atendían sus demandas, pero de su primera visita a
Madrid fue devuelto con el cubo de agua vacío, y ya no levantó cabeza.
Cuando el presidente rectificó y lo sacó de una responsabilidad que lo superaba, Jódar se convirtió en un alma en pena, un hombre en busca de un puesto que lo condujera de la política al jubilatorio sin tener que pasar por el entreacto de fichar algún tiempo como funcionario.
Cuando el presidente rectificó y lo sacó de una responsabilidad que lo superaba, Jódar se convirtió en un alma en pena, un hombre en busca de un puesto que lo condujera de la política al jubilatorio sin tener que pasar por el entreacto de fichar algún tiempo como funcionario.
Pero
como ese penar lo llevó sin rebotes, obtuvo tardíamente la prebenda de
la candidatura oficiosa al Senado (que anterioremente le había
arrebatado Francisco Bernabé en la versión digital autonómica) hasta que
en un giro imprevisto aparece encapsulado para el Congreso. En una
palabra: apasionante.
(*) Columnista
https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2019/03/22/jodar-congreso/1006940.html
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