jueves, 19 de julio de 2018

Falsificación de las cifras de paro / Félix de la Fuente *

¿A cuánto asciende la cuota del desempleo real en España, a un 20% o un 25%? Nunca lo sabremos con exactitud, porque al trabajo encubierto o en negro hay que añadir en sentido contrario el paro encubierto. 
 
Que 450 personas se desplacen a Madrid para levantar la mano cuando la presidenta del Parlamento pregunte por los votos a favor o los votos en contra es un auténtico paro, porque bastaría con que votaran los representantes de los partidos, otorgando al voto de cada representante el valor equivalente al número de los diputados de su partido, pues, a no ser por error, los miembros de un partido votan todos en el mismo sentido. Pero es más, ni siquiera los representantes necesitarían presentarse en Madrid para la votación, pues se puede emitir el voto a distancia. 
 
Dicho en pocas palabras. La mayoría de los políticos deberían apuntarse al paro temporal al menos 360 días al año. Diputados que no intervienen ni una sola vez al año o que no escriben una línea, deberían estar en realidad en las listas del paro. Diputados que no han intervenido en el Parlamento en los 25 años de su mandato, estarían de patitas en la calle en la empresa privada, por vagos y por haber estado robando a las arcas públicas. Quien no produce o no rinde, está en paro.

¿Es extraño, por tanto, que la productividad en España sea de las más bajas de Europa? Cuando una empresa tiene poco trabajo, lo primero que hace es reducir la plantilla. Si en el campo de la política no hay mucho trabajo, y, por lo que vemos, el trabajo es mínimo, pues los políticos pasan la mayor parte del tiempo en programas de la tele y peleándose entre ellos, hay que buscar una solución: o se reduce el número de políticos o se buscan políticos que, además ser honestos y tener ganas de trabajar, no puedan ir al paro. 
 
Y estas personas podrían ser los jubilados- ¿Una locura? ¿De dónde acaso procede la palabra Senado? Los jubilados no contarían como personas en paro, no harían descender la productividad, no cobrarían y, además, tienen experiencia. ¿Se trata acaso de una discriminación, como dicen algunos, entre pobres y ricos? ¿Acaso los pobres no se jubilan? ¿No se exige una edad para ir a la mili, para entrar en la universidad, para ir al colegio? ¿No sería más lógico que para ejercer de político se exigiera experiencia en lugar del carné de un partido? Tampoco necesitarían pertenecer a un partido.

Este movimiento de voluntariado político está ya en marcha en Barcelona, Madrid y Valencia y se empieza a extender por toda España. El número de políticos no lo van a reducir los partidos, pero si lo podemos hacer los ciudadanos, eligiendo a políticos sin sueldo y con experiencia. ¡No más paro político!
 
 
 
(*) Ex-funcionario de la Comisión Europea

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