Toda acción implica una relación entre
el fin que persigue y los medios que aplica. En la acción política
colectiva tanto el uno como los otros son también colectivos. El medio
principal para lograr la independencia es un movimiento social que la
reclame.
Llegados aquí y, si las cosas se ponen difíciles, suele
reconsiderarse la relación del fin y el medio y, ante la dificultad
sobrevenida de lograr el primero, hay quien sostiene que el medio pasa a
ser fin: hay que conseguir que se mantenga el movimiento
independentista.
Las posiciones maximalistas nunca funcionan. Investir a
Puigdemont es imposible en las circunstancias actuales, equivale a una
propuesta de "llenar más las cárceles", que parece disparatada. Convocar
nuevas elecciones es un casi seguro suicidio. Corresponde ser
realistas, aumentar la base de la acción independentista, mirar a largo
plazo y actuar con eficacia aquí y ahora.
Ayer publicaba Tardà un artículo de este contenido en El Periódico.
Es un texto razonable, no claudicante y propositivo. Y aunque no lo
fuera. Aquí partimos del hecho de que todas las aportaciones a este
debate están hechas de buena fe y todas, por distintas que sean,
pretenden el triunfo de la República Catalana. Por eso mismo pueden y
deben ser debatidas. Con la misma buena fe. Tres puntos débiles observo
en el razonamiento de Tardà:
1º)
no está claro que la idea de llenar las cárceles, en contra de nuestra
voluntad, por supuesto, sea tan errónea. Vuelvo al final sobre el
asunto. Tampoco está claro que el resultado de unas nuevas elecciones
fuera catastrófico. Por ejemplo, ¿y si se enmienda el error de las del
21 de diciembre y se presenta una lista única de país? ¿No es ese el
referéndum pactado que tan afanosamente buscamos? ¿No es lo que apoya la
parte pactista de los Comuns?
2º) Se me hace ingenua la oferta de acción conjunta con los Comuns (o
la parte de estos más soberanista) así como el reto lanzado al PSC de
que se plante de una vez entre el sometimiento y la independencia (por
no decir autonomía, que sabe a poco) de criterio. Tengo al PSC por un
partido decididamente antiindependentista, en la línea del PSOE. Su
atitud frente al independentismo, pactado o no pactado es muy hostil.
3º)
El propio Tardà, entiendo, incurre en contradicción. Si su propuesta
realista, pragmática, de echar a andar con decisión y firmeza engordando
de paso nuestros reales y aumentando nuestras fuerzas da como
resultado, según el propio autor reconoce: "tiempos de desobediencia
civil y de resistencia no violenta si se incrementan las desavenencias y
la falta de diálogo", ¿en qué se diferencia su propuesta de la
"rupturista"? ¿Es creíble que el Estado español tolere la desobediencia
civil y la resistencia por muy no violenta que sea sin mandar más gente a
la cárcel?
Llenar o no llenar las cárceles, por desgracia, no depende
de nosotros, sino de unos gobernantes que las emplean como medios de
intimidación, amenaza y castigo en contra de un movimiento político
democrático y pacífico de amplia base.
El movimiento no es el fin, sino el medio para alcanzarlo, cosa que no se conseguirá si, en lugar de proclamarlo ya volvemos a ponerlo en el horizonte.
El movimiento no es el fin, sino el medio para alcanzarlo, cosa que no se conseguirá si, en lugar de proclamarlo ya volvemos a ponerlo en el horizonte.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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