“Estoy en política por Aznar, pero no puedo admirar a alguien que ahora se dedica al business
y da lecciones desde fuera. Esto es como el quirófano. No moleste,
estamos operando”. Así se pronunció no hace mucho en unas declaraciones
Cristóbal Montoro respecto a José María Aznar tras una de las andanadas
del expresiente contra Rajoy y su deriva durante la legislatura aciaga.
Pero resulta que el cirujano detuvo la intervención, dejó al paciente a
la espera y se puso a despachar con un colega. Otro comportamiento
indecente de amiguismo del Gobierno de Rajoy y el PP, que aún en
funciones acumula corruptelas, comportamientos intolerables y
procedimientos judiciales comprometedores.
Resulta que la Hacienda Pública ha pillado a José María Aznar,
expresidente del Gobierno, profesor permanente ahora por el mundo de
comportamientos morales y políticos para salir de la crisis, a cambio
claro de cantidades millonarias. Resulta que el fisco considera que
Aznar, a través de Fazmatella S.L (Familia Aznar-Botella), ha sido
multado con 70.403 euros y ha tenido que abonar una complementaria de
199.052 euros por utilizar el expresidente esta sociedad instrumental
para ahorrarse el pago de impuestos. Según Hacienda Aznar vulneró la Ley
General Tributaria, La Ley del Impuesto de Sociedades y el Código de
Comercio.
Desconozco los detalles del asunto. Incluso no descarto, como está
sucediendo con tantos masacrados por Montoro, que utilice la Hacienda
Pública como herramienta contra el discrepante, que al final Aznar haya
hecho las cosas bien y le gane el pleito a Hacienda. Lo grave del asunto
es que hemos sabido también que Montoro, con el procedimiento ya
abierto, recibió en su despacho del ministerio al expresidente del
Gobierno y amigo. Aznar le reprochó el expediente, le dijo que cómo era
posible que los suyos le hicieran eso y parece que se las tuvieron
tiesas.
Primero fue el ministro de Interior quien recibió a Rodrigo Rato.
Ahora sabemos que Montoro recibió a Aznar. ¿Cómo es posible que no
aprendan? Es intolerable que el ministro de Hacienda le dé audiencia a
un amigo que tiene un caso pendiente. ¿Recibe Montoro a todos los
españoles que son objeto de investigación por su ministerio? ¿Qué dice
Rajoy de este enésimo escándalo?.
Aznar discutió con Montoro de cuestiones fiscales, personales y
políticas. La conversación fue de tono elevado y sorprendió en el
ministerio, donde se conoció al instante, como es lógico. Y atentos a la
pantalla, que me cuentan que Montoro ha tenido otras citas secretas que
terminarán saliendo.
Y Rajoy no dice nada. No dice ni hace nada. Porque cada día salta un
caso nuevo. Los últimos, el del alcalde de Granada y el del ministro
Soria, a quien, como bien explica en esta república el maestro Oneto, no
saben cómo echar porque está cesado como todos desde el 21 de
diciembre. Soria, que se ha contradicho y ha mentido sobre el papel que
jugaba en la empresa que aparece en los papeles de Panamá, y que ha
terminado provocando otro episodio de enorme tensión entre el Gobierno y
algunos dirigentes del PP que están hasta la cobertera de golfería,
pero que ahí siguen a la espera de saber que pasa con Rajoy.
Es tal el cúmulo de porquería que abrocha al PP que da la impresión
de que lo dan todo por amortizado, que desean que antes de las
elecciones salga cuanto más mejor. Algunos en Génova sostienen que la
corrupción y la merdé ya le han costado al partido todos los
votos que les podía costar y que como la gente tiene miedo, volverán a
ser la lista más votada, con Rajoy al frente, y eso sería como una
amnistía, y Rajoy volverá a gobernar.
Pues allá ellos. Allá el PP con sus decisiones. Pero el PP y la
derecha española necesitan regenerarse como el aire para respirar y da
la impresión de que quienes van a regenerarles con la UCO, la UDEF y la
Audiencia Nacional. Rajoy, como Sánchez, debiera tener el suficiente
sentido de Estado para dar un paso atrás y dejar que otra generación
afronte el futuro desde la esperanza del cambio y no desde el miedo.
(*) Periodista