Este lunes, Podemos elige al sucesor de Juan Carlos Monedero, el
número 3 de la organización que nació con el movimiento ciudadano del
15-M. El que salga elegido, sea el que sea, será admirador de esa serie
de culto que se llama “Juego de Tronos” y que forma parte de las señas
de identidad de quienes tienen el poder en la organización que lidera
Pablo Iglesias. De todos, menos de quien la semana pasada decidió romper
no la dirección, porque ha visto que muchos de los suyos han caído en
los mismos males que han venido denunciando en esa casta que tanto han
criticado y que llevan instalados en el Juego de Tronos del poder, desde
hace casi cuarenta años.
“Juego de Tronos” es a la política lo que una película porno es al
amor”. El juicio pertenece a Juan Carlos Monedero, el número tres e
ideólogo de Podemos. Un juicio de ese tipo, completado con otro,
complementario, de que lo verdaderamente importante es Eduardo Galeano,
periodista, escritor y analista de izquierda recientemente fallecido, y
no esa serie televisiva que se ha convertido en objeto de veneración y
culto entre los dirigentes de Podemos, es un auténtico sacrilegio para
ese pequeño grupo que maneja uno de los partidos que más han
conmocionado la política española desde el inicio de la transición.
Un sacrilegio, una provocación, especialmente para Pablo Iglesias,
hasta el punto que fue el regalo que el secretario general del partido,
regaló al rey Felipe VI en la reunión que mantuvo recientemente con los
europarlamentarios españoles en Bruselas. Dentro de Podemos “Juego de
Tronos” es la Biblia, especialmente desde que se hiciese público que
Pablo Iglesias había coordinado un libro sobre la citada serie
televisiva que lleva por título “Ganar o morir. Lecciones políticas
sobre Juego de Tronos”.
Al líder de la nueva izquierda española, lo que
le ha hechizado de ‘Juego de tronos’ es su trasfondo de lucha por el
poder y su traslación al panorama actual. Es la lucha entre grandes
familias -los Lannister, los Bargatheon, los Stark, los Targaryen… por
el control del Trono de Hierro. Según Iglesias a través de la serie se
puede entender a Max Webber, a Maquiavelo, a Gramsci…”. Y, sobre todo,
“comprender lo que significa la responsabilidad del Estado y la
legitimidad”.
En ese “Juego de Tronos”, que es la política diaria según la
interpretación que de la serie norteamericana hacen los dirigentes
máximos de Podemos, el que ha perdido, dentro del férreo grupo de
dirección de Podemos (Iñigo Errejón, Pablo Iglesias, Carolina Bescansa,
Luis Alegre…), ha sido quien era el encargado de elaborar el programa
electoral, el ideólogo, Juan Carlos Monedero, el más veterano de todos
(53 años) y, probablemente, el mentor y profesor de todos ellos. Para
Monedero” la política debe gestionar el conflicto. No debe generarlo ni
vivir en él, sino entender que existe, visualizarlo y nombrarlo, pero
para poder solventarlo. Si la política sólo fuera ese momento que
aparece en Juego de Tronos, sería algo de enfermos”.
La caída de Juan Carlos Monedero, en permanente conflicto con el
número dos del partido Iñigo Errejón, el responsable de las elecciones
europeas del pasado año, el responsable de las municipales y autonómicas
de mayo, el responsable de los posibles pactos que se puedan producir
en el futuro, el responsable, también, de descafeinar el programa
electoral en esa huida hacia la transversalidad en la que se han
aparcado parte de lo que desde el principio fueron las señas de
identidad del Movimiento, es un duro golpe para Podemos.
Algo que puede
producir muchos daños colaterales, en plena campaña electoral, y
también, en pleno estallido de esa burbuja que ha situado al partido
como la primera fuerza política del país, para colocarla, en estos
momentos, en tercer o cuarto, partido, junto con PP, PSOE y Ciudadanos
y, también, en pleno debate con un sector crítico que quiere volver a la
frescura y a la pureza de lo que fue el 15-M.
Entre el conflicto con Errejón, por el que ha optado Iglesias, la
falta de apoyos con la que cree no haber contado Monedero en su
conflicto con Hacienda, y el rumbo que ha tomado Podemos, adaptándose a
una nueva realidad para intentar llegar a los máximos colectivos
posibles, la ruptura parecía inevitable… y, en efecto se ha producido.
Es lo que llaman en el “Juego de Truenos”, ganar o morir.