BARCELONA.- El investigador del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC Jordi Camp
afirma que la aparición de miles de peces muertos en el Mar Menor confirma una nueva catástrofe ecológica,
causada por la gran masa de agua dulce con sedimentos y restos
orgánicos arrastrada por las recientes lluvias torrenciales. La
consecuencia es que colapsó la vida marina dejándola sin oxígeno, según
el investigador.
El Mar Menor está «más que moribundo»,
aseguró. En su opinión, la laguna queda «muy tocada», pero también
apuntó que era «obvio» que esto ocurriera tras el reciente episodio de
gota fría. El desastre propició «una especie de balsa de aceite» en la
laguna, donde el agua dulce, que es más ligera, se queda
flotando sobre la salada e impide el intercambio de oxígeno del fondo
marino con la atmósfera, según el científico.
Según
el experto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC),
el agua dulce que llegó al Mar Menor de forma intempestiva tras las
recientes inundaciones llevaba sedimentos que contribuyen a tapizar el
fondo y matan «de forma masiva» a los organismos. Jordi Camp explicó que
este fatal desenlace estaba previsto por las fuertes lluvias, pero no había grandes posibilidades de evitarlo dadas las condiciones de salinidad y geográficas de la laguna, que apenas permiten descargar el exceso de agua al mar abierto.
La
vida marina también fue castigada por el aporte de materia orgánica
procedente de las riadas, con unos nutrientes que también consumen
oxígeno. Sobre todo, al degradarse y descomponerse.
El investigador
apunta que una posible opción frente a estas situaciones es la
construcción de una especie de circunvalación en torno a la laguna
aunque. Sin embargo, Jordi Camp cree que esta vez ni siquiera habría
sido suficiente para dar salida a tanta agua.
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