lunes, 14 de octubre de 2019

Fusiones bancarias bajo presión / Primo González *

Las fusiones bancarias vuelven a estar en el ánimo de los profesionales del sector financiero. De una u otra forma, la realidad cotidiana, que perciben por supuesto los clientes del sector, describe una situación de continuos cambios, con cierres y traslados de oficinas, recortes de personal y todo tipo de movimientos que denotan la frenética actividad que existe en el sector a la hora de buscar un acomodo de sus estructuras y su oferta a las necesidades de los clientes.

Se superponen, además, las exigencias de rebajas de costes del propio sector y la presión de las autoridades reguladoras por dirigir este cambio global de las entidades hacia un futuro más racional y desde luego rentable, ya que la superposición de crisis bancarias dura ya varios años y es algo que ningún Gobierno quiere afrontar.

Lo que parece cierto es que en el sector bancario hay todavía capacidad sobrante, es decir, demasiados bancos o demasiado grandes o ambas cosas a la vez. Y la inevitable conclusión que se obtiene es la de una necesidad de acelerar las fusiones bancarias. Hay demasiadas marcas todavía en el sector, tanto en el español como en buena parte de los países que forman parte de la Unión Europea, lo que implica una doble posibilidad: acelerar el proceso de fusiones a nivel estatal y hacer lo mismo a escala europea. 

Dos procesos que podrían producirse de forma paralela o sincronizada y en los cuales algunas entidades bancarias españolas podrían tener protagonismo a doble banda, en España y en el plazo supranacional.

El exceso de oferta en el sector bancario está generando un problema de índole estructural que ya se prolonga desde hace varios años, pero al que se ha unido más recientemente la estrategia monetaria de los bancos centrales y en particular del Banco Central Europeo (BCE), con los tipos de interés bajos e incluso negativos y las intervenciones masivas en los mercados del dinero, mediante un aumento de la liquidez y de las medidas regulatorias orientadas a reforzar la solidez de los balances bancarios. Los banqueros han agudizado en los últimos meses las críticas a la actividad de los gestores del BCE y han puesto en solfa la eficacia de las políticas monetarias, que están crean do más problemas de los que han logrado resolver en los últimos meses.

Hay, por lo tanto, varias vías por las que transitan problemas con características propias y diferenciadas y que exigen soluciones que en algunos momentos pueden resultar confluyentes. Las fusiones bancarias serían posiblemente una solución para darle salida a los problemas del sector en su variada gama. Los mercados de capitales, con las Bolsas como uno de los principales testigos de todos los movimientos posibles, pueden desempeñar un papel decisivo en los próximos meses. Ya hay una predisposición bastante favorable en el sector financiero para hacer viable este proceso, al que podríamos asistir en los próximos meses.


(*) Periodista y economista



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