miércoles, 11 de septiembre de 2019

Septiembre negro / Enric Juliana *

Un 80% de los españoles empieza el curso con una impresión muy pesimista sobre el futuro del país, once puntos más acusada que en septiembre del año pasado. El 85% cree probable que la economía mundial, y con ella la española, sufran una recaída en los próximos meses. El mismo porcentaje, un 85%, cree que España no está preparada para afrontar esa recaída. 

Son datos de un sondeo efectuado por la empresa Metroscopia entre los días 4, 5 y 6 de septiembre, exclusivamente referidos a la percepción de la sociedad sobre el estado general del país y el futuro inmediato de la economía. Dejémonos de encuestas electorales en medio de la bruma: esa es la foto más importante de los primeros días de septiembre. España sale de la piscina de agosto bañada de pesimismo.

La empresa que dirige el sociólogo José Juan Toharia no ha preguntado sobre la intención de voto en caso de que se repitan las elecciones generales. Se ha limitado a efectuar una cata del estado de ánimo de la sociedad al concluir al periodo estival. En ese primer retrato de septiembre confluyen el hartazgo respecto a la política y los partidos, que el Centro de Investigaciones Sociológicas viene detectando de manera creciente en sus barómetros, las malas noticias económicas que llegan de Alemania, los datos del paro a finales de agosto y, sobre todo, las vivencias cotidianas. Los españoles entraron pesimistas en el limbo vacacional y regresan a la cuesta de septiembre todavía más pesimistas. Mucho más que el año pasado.

El 63% considera que la economía ya está mal en estos momentos, independientemente de cuál vaya a ser su evolución en los próximos meses. Seis puntos más que a finales de julio. Once puntos más que en junio, cuando el ciclo electoral se cerró –aparentemente–, con una escueta victoria del PSOE en las elecciones generales, escueta victoria mejorada en las europeas y ratificada en los comicios locales, con una importante excepción: el grave tropiezo en Madrid.

La derrota de la izquierda en la capital de España ante el bloque de poder de Sevilla –ante un Partido Popular aparentemente noqueado por la corrupción–, es de una importancia trascendental para el futuro de España. Ahora empieza a verse más claro. Si los resultados en Madrid hubiesen sido otros, en estos momentos ya habría gobierno. La izquierda española lamentará durante décadas las frivolidades cometidas en Madrid.

En junio parecía que la situación política quedaba encarrilada. A finales de junio, Pedro Sánchez cenaba en el palacio del Elíseo con el presidente francés Emmanuel Macron, con el mapa de Europa desplegado sobre la mesa. En junio, España parecía proyectar fuerza en la Unión. En junio, Italia era el gran enfermo de Europa.

En septiembre, España está con fiebres tercianas e Italia se levanta de la cama con vuelo acrobático: echan al payaso de Salvini y obtienen la cartera de Economía de la Comisión Europea. Economía, presidencia del Parlamento Europeo y presidencia del Banco Central Europeo. Paolo Gentiloni, David Sassoli y Mario Draghi esa es hoy la troika italiana en Europa. Italia vuelve a tener más influencia que España en Bruselas.

España, el país que en junio daba lecciones de europeísmo se dirige en estos momentos a la ruleta electoral de noviembre con un 80% de pesimismo a cuestas. Nada bueno puede salir de esa conjunción, si es que finalmente se acaba produciendo.


(*) Periodista y director adjunto de La Vanguardia


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