martes, 9 de abril de 2019

Ahora sí: a las urnas / Luis de Velasco *

A estas alturas del campeonato y con la Liga (parece que) ya resuelta, poco original o ingenioso se puede decir/escribir sobre las próximas e inmediatas elecciones en nuestra casa. Pero intentemos algo.

Lo primero es que las elecciones generales del próximo 28 han hecho (casi) desaparecer de escena tanto a la autonómicas y municipales como y sobre todo a las europeas. Vamos por partes.

Rebobinemos y recordemos como la petición de elecciones generales tras la caída de Rajoy como presidente del gobierno de España se convirtió en un clamor sin igual en nuestra reciente historia política. Felicitémonos y siendo consecuentes, por alguna vez, acudamos a votar. ¿No queríamos eso? Pues a las urnas, ejerzamos la democracia.

Ha habido muchas críticas de todo orden al cómo han desarrollado los partidos la campaña electoral. Relativicemos eso. No sé si lo han hecho peor que en otras campañas. No es fácil medirlo, al menos para mí que no soy un experto en eso. Supongo que haberlos, haylos (ahora hay expertos electorales de todo tipo) pero en ese balance más que datos objetivos cuentan las opiniones, basadas sobre todo en impresiones. 

Para muchos, la campaña seguramente ha sido mala. Para muchos otros, seguramente lo contrario. Las campañas electorales son lo que son y creo que más o menos parecidas en todas las democracias ( por supuesto, en las no democracias son muy diferentes. Para empezar, en éstas,normalmente no las hay (acordémonos de la etapa franquista).

En la reciente campaña, hemos podido conocer lo que piensan los partidos sobre una gran cantidad de asuntos y las promesas que hacen. Otra cosa, más importante, es que las cumplan, algo siempre más dudoso, aquí y en todas partes. El detalle de todo eso suele venir en los documentos electorales que produce el partido de turno. Información hay de sobra y el que quiera la encuentra y así votar bien enteradito. 

Muchos de los que se quejan de falta de información no se molestan en buscarla y leerla. Demasiado esfuerzo. O no se molestan en escuchar las intervenciones de candidatos en debates, mítines y similares. Prefieren otras distracciones y están en su derecho pero que luego no se quejen. Así de sencillo.

Las campañas electorales aquí y en algunos otros sitios que conozco son sobre todo para destacar algunos temas en los que se quiere insistir; para “pelear” (mejor educadamente, sin perder las formas) con candidatos opuestos y para decir frases ingeniosas que queden recogidas por el colectivo votante. 

Y sobre todo, son para salir bien y agraciadamente en los medios, sobre todo en la tele. Todo ello acompañado de presencia activa en redes sociales, dicen que cada vez más importantes. En resumen, que siempre habrá quejas, fundadas o no, acerca de la calidad de estas campañas.

En resumen, que no ha habido sorpresas excesivas en el apartado campaña electoral. Terreno ya conocido por la democracia española. Es a partir de los resultados de la votación donde muy probablemente vamos a entrar en “terra incognita”, terreno nuevo para nuestra democracia y en eso coinciden todos los analistas de la cosa. 

La previsible desaparición del bipartidismo ( sea o no, imperfecto) está aceptada por todos ellos y en la terminología de los “gurúes” ya se habla de dos polos, con resquemores y dificultades entre ellos y dentro de cada polo. Como también se insiste, con razón, en la escasa cultura de acuerdos y consensos entre partidos y todo ello dificultaría la formación de gobierno tras el día electoral.

Conviene no alarmarse en exceso atendiendo al pie de la letra algunas manifestaciones de algunos partido respecto de no acuerdo/s con otros por ningún motivo. Eso forma parte del ceremonial de toda campaña electoral y no impide cosas muy diferentes pasada la misma y teniendo delante la responsabilidad ( y la oportunidad)de formar gobierno. Así afirmaciones de nunca haremos un acuerdo con tal o cual tienen un valor relativo. 

Y que además, una cosa es entrar a formar parte de un gobierno y otra, muy diferente, apoyarle en determinadas cuestiones. Al fin y al cabo, eso es la política: mezcla de pragmatismo siempre con respeto a ciertas bases programáticas e ideológicas, cada aspecto en dosis adecuadas y presentables. O sea que una cosa es el pragmatismo y otra muy diferente ( aunque veces difícil de distinguir en la vida real), el oportunismo burdo de tocar poder como sea y con quien sea.

De acuerdo con la mayoría de encuestas, sondeos y similares en circulación parece bastante claro que entraremos en ese territorio desconocido y difícil con esos dos polos distantes y distintos ( aunque casi todos sus integrantes se autocalifican de centro y algo más, con lo que ese centro ( si fuese verdad lo que afirman ) estaría más congestionado que la House of Commons británica en sus plenarios recientes sobre el Brexit.”

Overbooking” claro, parece. Claro que eso de ser de centro es más que dudoso en algunos por ejemplo Vox. Entre paréntesis creo que es bueno que si existe aquí la ultraderecha (y claro que existe y no sólo en ese partido) salga a la luz y compita en la elecciones y sepamos así su fuerza electoral. Su mera aparición ha tenido ya importantes efectos. Falta saber sus votos en elecciones generales.

Esa “terra incognita” posescrutinio electoral puede ser menos difícil si hay un partido con votos suficientes para formar gobierno , bien solo, bien con acuerdo de apoyo en la investidura y en iniciativas posteriores por algún otro partido sin formar parte de ese gobierno. A la vista de las encuestas la única opción con alguna, aunque escasa, probabilidad de esto sería un triunfo del PSOE y un apoyo de Ciudadanos o de Podemos. 

Difícil en todo caso dado por ejemplo el fundamentalismo económico “made in Chicago Boys” en Ciudadanos ( un partido que afirma que quiere rebajar todos los impuestos y eliminar varios de ellos y parece que lo dice seriamente, aunque habrá que ver) y que afirmó solemnemente que no pactaría con el PSOE. Difícil también pacto PSOE con Podemos sobre todo por la inmadurez y aventurerismo de esta formación y su posición en temas clave como por ejemplo el intento de golpe “indepe”.

En fin, seguir aventurándonos en este terreno aquí y ahora resulta un ejercicio estéril y aburrido. Esperemos el resultado, seamos pacientes hasta la formación del nuevo gobierno (ojalá me equivoque y la cosa no sea muy lenta) y empecemos a ocuparnos de las inmediatas elecciones (locales, autonómicas, europeas) que sin duda son importantes aunque hoy no lo parezcan. Por votar, esta vez no va a quedar, siempre que vayamos a las urnas.


(*) Economista y Técnico Comercial del Estado



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