TOLEDO.- El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page,
mostró sus sospechas ante la posibilidad de que en las vacaciones de
Semana Santa el Ministerio de Agricultura vaya a aprobar un nuevo
trasvase de agua desde la cabecera del Tajo hacia el Levante, lo cual
servirá para "llevarse las cuatro gotas" que han caído en la última
semana.
A preguntas de los medios tras una rueda de
prensa, se preguntó qué pasará cuando el verano y la sequía vuelvan a
Castilla-La Mancha, por lo que pidió pensar también en las reservas "a
futuro".
Además, lamentó la "obsesión" de los regantes
levantinos con los niveles de agua de los pantanos de cabecera. Resulta
increíble que esta obsesión pase por ver hasta dónde se recarga un
pantano y que se fijen en que el cielo les solucione la papeleta
lloviendo a 300 kilómetros de donde toleran que las desaladoras estén
paradas", criticó.
En este punto, pidió que "antes de que
se cierre una posición" nacional con respecto a un pacto hidrológico,
"hay que tener en cuenta a las comunidades autónomas".
De
cara a la futura negociación, García-Page confía en que un posible
pacto "no se quede en nada", ya que "literatura sobre el agua ya hay
mucha escrita".
"Entiendo las necesidades del Levante,
pero que tengan en cuenta la sobreexplotación que ha tenido el Tajo, y
sólo porque Franco impuso un trasvase cuando nadie se podía manifestar
contra él", apuntó.
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