MADRID.- El PP está a la espera de que su presidente, Mariano Rajoy, haga cambios
en su Gobierno para insuflar un mayor peso político a sus miembros. La
carencia de una mayoría parlamentaria para aprobar leyes que dejen la
impronta del Ejecutivo debe llevar a su presidente, según dirigentes del
PP, a que sitúe ministros con un perfil más reconocible ante la opinión
pública y no se limiten a atender su gestión ministerial, casi de
manera anónima. La alarma viene de los territorios, pendientes de las
elecciones locales y regionales de 2019, publica hoy El País.
Las próximas elecciones municipales y autonómicas a mitad de 2019 y el avance de Ciudadanos
van unidos en las preocupaciones de los dirigentes del PP. Pero la
inexistencia de debate interno en el partido tras la catástrofe
electoral del 21 de diciembre en Cataluña, en las que la candidata de
Albert Rivera se llevó el grueso del apoyo del PP en anteriores
elecciones, no es sinónimo, en absoluto, de que no haya preocupación. El
presidente del PP, Mariano Rajoy, señaló ante los suyos que el Gobierno
ha cumplido con su obligación en Cataluña y "lo ha hecho bien", en
tanto que el partido "lo ha hecho mal y hay que estudiarlo".
La intensa
disciplina, o autocontención por responsabilidad, según distintas
interpretaciones, ha llevado a que esa tesis no haya tenido respuesta,
aunque la opinión generalizada en ámbitos territoriales del PP es que se
está en plena emergencia y es al Gobierno a quien corresponde moverse
al ser quien tiene más capacidad de arbitrar "medidas, propuestas e
imágenes", como señala un dirigente territorial. Estas opiniones no son
desdeñadas por dirigentes nacionales del PP.
La ausencia de una mayoría parlamentaria en el Congreso
dificulta que triunfen leyes que serían un buen escaparate. Esa realidad
numérica no se puede evitar, pero puede paliarse con un impulso
político de miembros del Gobierno. Este es el primer paso que proponen
dirigentes populares consultados por El País.
"El partido está queriendo
ver un movimiento de piezas en el Gobierno", resumió un consejero del
presidente del Ejecutivo. "Hay una opinión bastante extendida de que el
presidente debería aprovechar la salida de De Guindos [si sale elegido
vicepresidente del Banco Central Europeo] para hacer algunos ajustes". Y
remató: "El partido cree que hace falta un impulso, en el Gobierno y en
la elección de los candidatos municipales y autonómicos".
La opinión dentro del partido sobre el Ejecutivo, en su
conjunto, la expresa un interlocutor con máximas responsabilidades:
"Necesitamos ministros que no acaben su tarea los viernes tras el
Consejo de Ministros, con un perfil más político y más solidarios entre
sí". ¿Qué pueden hacer los ministros? "Deberían defender más la acción
del Gobierno, aunque no haya muchas leyes, y, desde luego, las
propuestas del partido", remata otro interlocutor.
"Demostrar que
llevamos la iniciativa y no dejarle el campo abierto a Ciudadanos",
añade.
Rajoy ha negado repetidamente que entre sus planes esté
impulsar una crisis de Gobierno. No obstante, quienes le conocen desde
hace décadas asistieron con estupor a la respuesta que dio al respecto
durante una entrevista en Onda Cero: "Siempre que uno hace
remodelaciones del Gobierno, las cuenta al día siguiente. No las va a
estar uno anunciando", dijo.
Aunque hay integrantes del PP que consideran peligroso
acometer este tipo de cambios cuando el partido aún se recupera de su
batacazo en las elecciones catalanas (pasó de 11 a 4 diputados),
dirigentes del máximo peso señalan que distintos cambios pueden llegar a
ser obligados por el calendario electoral.
Además de la posible salida del ministro de Economía, Luis
de Guindos, hay otros cuyos nombres están sobre la mesa muy a su pesar,
ya que de forma voluntaria no cambiarán su silla en el Consejo de
Ministros por encabezar una candidatura municipal o autonómica.
El sitio de Cospedal
En esta demanda de cambios no opera el desencuentro permanente entre la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría y la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal,
aunque esa situación apunta a cronificarse sin que Rajoy ofrezca
indicios de estar de parte de una u otra. Sí es motivo de comentario
continuo la compatibilidad de Cospedal con un ministerio de Estado, como
es Defensa, la secretaría general del PP y la candidatura a la
presidencia de Castilla-La Mancha. "El último congreso del partido no se
resolvió bien", señala un dirigente regional cercano a Rajoy.
En
ámbitos territoriales se pone invariablemente como ejemplo a seguir de
ministros con perfil político al actual máximo dirigente del PP vasco,
Alfonso Alonso, exministro de Sanidad. Rajoy le sacó de su Gobierno para
que hiciera política en el País Vasco. Nadie en el partido cree que el
presidente haya descartado cambios en el Ejecutivo ni que vuelva a
contar con Alonso.
En esta demanda de cambios en el Gobierno sí se reconoce que
Rajoy, personalmente, ha empezado la ofensiva contra Ciudadanos. En
cada una de sus actuaciones públicas, como la de ayer en Córdoba, no
ahorra reproches a Albert Rivera, por su "oportunismo" y falta de
solidez en las convicciones.
"Tenemos que atender dos gobiernos"
La dedicación del Gobierno a la crisis política e institucional en
Cataluña, antes y después de las elecciones, y la vacación oficial
parlamentaria, sin actividad ordinaria, aún desde finales de diciembre,
han acrecentado al máximo la impresión de que el Gobierno está inactivo.
La atención ha estado en Cataluña y seguirá porque hasta que no se
levante el artículo 155 de la Constitución, una vez que haya un Gobierno
nombrado, el gabinete de Rajoy tiene que ocuparse del gobierno de
Cataluña.
"Nos ocupamos de dos carteras; atendemos a dos Gobiernos", señalan
ministros. En efecto, cada uno gestiona su ministerio y la consejería
correspondiente.
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