MADRID.- La crisis de 2008, dicen las cifras macroeconómicas, quedó
atrás. Esta es una verdad lejana para casi un cuarto de la población
europea y para un 28% de la española. A finales de 2016, 117,5 millones
de los 502 millones de ciudadanos de la UE estaban en riesgo de pobreza o
exclusión social, según datos que ha hecho públicos este lunes Eurostat
con motivo del Día Internacional de la Erradicación de la Pobreza y que publica El País.
España está en peor situación que la media europea en esta materia, el
séptimo por la cola de los 28. Aunque la situación mejoró en 2015 y
2016, el número de españoles en el umbral de la pobreza es aún 4,1
puntos porcentuales mayor que en 2008, lo que la sitúa como el tercer
país donde más ha aumentado esta tasa entre 2008 y 2016, solo por detrás
de Grecia (del 28,1% al 35,6%) y Chipre (del 23,3% al 27,7%).
La
UE considera que una persona está en riesgo de pobreza o exclusión
social cuando está en uno de estos tres supuestos: cuando los ingresos
no alcanzan el umbral de la pobreza (el 60% del ingreso nacional medio
después de pagar impuestos); cuando está “severamente privada de medios
materiales” (cuando no puede pagar el alquiler, la hipoteca o las
facturas, la calefacción, imprevistos, carne o pescado, no tiene coche,
lavadora, teléfono o no puede irse de vacaciones ni una semana al año); o
cuando vive en un hogar con muy baja intensidad laboral (donde los
mayores de 18 años no estudiantes hayan trabajado menos del 20% de su
potencial de trabajo en el último año).
Con estas premisas, Eurostat constata que un 23,4% de los
europeos cumplen al menos uno de los tres requisitos, lo que los sitúa
en riesgo de pobreza o exclusión social. El miembro de la UE con el
menor porcentaje de personas en esa situación es la República Checa, con
un 13,3%, seguido de Finlandia (16,6%), Dinamarca (16,7%) y Holanda
(16,8%).
En el otro extremo, se sitúa Bulgaria, donde cuatro de cada
diez personas están en riesgo de pobreza o exclusión, seguida de Rumania
(38,8%), Grecia (35,6%) y Lituania (30,1%). Además de estos países,
solo Croacia y Letonia (28,5%) están en peor situación que España
(27,9%).
Destaca Eurostat que el porcentaje de personas en este
situación se ha reducido en los últimos años, después de aumentar en
2010, 2011 y 2012. En este último año fue cuando marcó su nivel máximo,
el 24,7% de la población (la serie arranca en 2005 con una cifra del
25,8%, pero es una estimación). Después, ha ido decreciendo todos los
años hasta el 23,3% de 2016.
En el caso de España, el descenso en el porcentaje de
ciudadanos en riesgo de pobreza no se aprecia hasta 2015, cuando se
sitúa en el 28,6%, seis décimas menos que en 2014. Al finalizar ese año,
13,4 millones de residentes en España rozaba la pobreza, una tasa del
29,2%, el máximo de la serie histórica.
A cierre de 2016, el porcentaje
baja al 27,9%, con un total de 12,82 millones de personas, dos millones y
medio más que en 2007 (10,3 milllones de personas, el 23,3% de la
población) cuando se marca el nivel mínimo de la serie. Si se toma 2008
como el año de inicio de la crisis, la tasa de personas en riesgo de
pobreza estaba entonces en el 23,8%, 4,1 puntos por debajo de la actual.
El país que más ha reducido sus niveles de pobreza, según
Eurostat, es Polonia, donde ha pasado del 30,5% al 21,9%. En Letonia se
ha pasado del 34,2% al 28,5% y en Rumania, del 44,2% al 38,8%. A nivel
europeo, la tasa de riesgo se sitúa en 2016 en el 23,4%, cuatro décimas
menos que en 2008, pero una más que en 2009, cuando se marcó la tasa
mínima de la serie.
Reparto por sexo y edad
La pobreza en España se reparte equitativamente entre sexos
(27,9% entre las mujeres y 28% entre los hombres), pero no entre grupos
de edad. En ese sentido, se sigue apreciando el fenómeno de que la crisis se ha cebado más con los jóvenes que con los pensionistas,
que han sido en España sostenes de muchos hogares. Así, la tasa de
riesgo de pobreza entre los menores (32,9%) más que duplica la de los
mayores de 65 (14,4%) y es 6,4 puntos porcentuales mayor que la media
europea (26,5%).
Como parece obvio, es muchísimo mayor el riesgo de
exclusión entre los desempleados que entre los trabajadores (65% frente a
14,9%, similar a la media europea). En cuanto al tipo de hogar, la
diferencia en la tasa de pobreza entre las familias con hijos (31,9%) y
las que no los tienen (23,8%) es mucho más acusada en España que en la
UE (24,6%-22,1%).
En cuanto a los tres supuestos que marcan el riesgo de
pobreza, el de los ingresos disponibles bajos (por debajo del 60% del
ingreso medio nacional) es el más extendido. Un 17,2% de la población lo
sufre en Europa, aún siete décimas por encima de los niveles de 2008.
En España, son el 22,3% de los ciudadanos, sólo por detrás de Rumania
(25,3%) y Bulgaria (22,9%), muy lejos del 9,7% de la República Checa o
del 11,6% de Finlandia. España fue también el tercer país europeo en el
que más personas vivían en hogares con intensidad de trabajo muy baja en
2016, una situación que se daba en el 14,9% de las viviendas, solo por
detrás de Irlanda (19,2% en 2015) y Grecia (17,2 %).
Más inusual es que
un ciudadano europeo sufra una privación material severa, situación que
afecta al 7,5% de los europeos. En España, esta situación la sufrían en
2016 el 5,8% de los ciudadanos (3,6% en 2008), un porcentaje muy
inferior al 31,9% de Bulgaria, el 22,4% de Grecia o el 23,8% de Rumania.
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