MADRID.- Los grandes bancos de origen catalán empiezan a explicar a sus
inversores el impacto que ha tenido en su balance la tensión política
derivada del órdago secesionista de la Generalitat de Cataluña. Según han confirmado varias fuentes, tanto CaixaBank como Banco Sabadell han concretado a sus grandes accionistas institucionales el dinero que salió de sus cuentas por el temor de sus clientes a la declaración unilateral de independencia (DUI). En total, unos 9.000 millones de euros
durante la semana posterior al referéndum ilegal del 1-O y los días
siguientes al anuncio del cambio de sede de ambas entidades, publica hoy El Confidencial.
De esa cantidad, cerca de 6.000 millones corresponden a CaixaBank, y los restantes 3.000 millones, a Sabadell,
según explican varias fuentes que han preguntado a la dirección
financiera de las dos instituciones bancarias por las consecuencias de
la tensión política en Cataluña. Una fuga de depósitos y de cuentas a la
vista provocada por dos motivos. El primero, el boicot de muchos
clientes que no querían tener sus ahorros en bancos catalanes al
considerar que apoyaban la deriva soberanista.
El segundo, por el miedo a
que, en caso de independencia, se produjese un corralito y no pudieran
disponer de su dinero. Fuentes oficiales de Caixabank desmienten que
esos datos sean completamente exactos, mientras que desde Sabadell han
declinado hacer ningún comentario.
Los analistas que cubren la cotización de CaixaBank y de Sabadell les
han pedido una secuencia de la salida de depósitos tras la consulta
popular del 1-O, los incidentes con las fuerzas de seguridad, la
declaración posterior de Carles Puigdemont, en la que aseveró que el
pueblo catalán se había ganado el derecho a ser un país independiente,
la huelga general promovida por la CUP el 3 de octubre y la intervención televisada del rey Felipe VI en la noche de esa misma jornada.
Ese día, CaixaBank emitió un comunicado interno en el que señaló que, ante los acontecimientos políticos y sociales, adoptaría "las medidas que hayan que tomarse" para
salvaguardar los intereses de los clientes y accionistas tras las
imágenes que dieron la vuelta a España, en las que se veía a empleados
de su centro corporativo en la avenida Diagonal de Barcelona protestar
contra la intervención policial y en favor de la independencia.
Según estas fuentes, el peor momento fue precisamente el 4 de
octubre, el día siguiente a las manifestaciones independentistas que
inundaron Barcelona y tras el discurso del monarca, en el que anunció
medidas excepcionales.
Aunque ni el Ministerio de Economía ni el Banco
de España han revelado ninguna cifra oficial, la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, dijo ayer en una entrevista con Carlos Alsina, en el progama 'Más de uno', de Onda Cero,
que en un solo día perdieron 4.000 millones. En concreto, afirmó que
“las empresas no se van porque el presidente Rajoy o el Gobierno hayan
dicho que se vayan… Al final, las empresas se van porque sus socios, sus
accionistas, ven cómo en un día perdieron 4.000 millones de euros en cuentas bancarias en Cataluña".
Cambio de tendencia
Fuentes financieras han confirmado que esa cantidad se acerca bastante a la realidad, una fuga masiva de dinero que llevó a Isidre Fainé y Josep Oliu a
decidir de forma coordinada que no tenían más remedio que llevarse las
sedes sociales fuera de Cataluña. Sabadell lo hizo el jueves 5 y
CaixaBank, una vez aprobado por el consejo de ministros el real decreto que facilitaba la mudanza exprés
de cualquier compañía, el viernes 6.
Hasta ese momento, las dos
instituciones vieron cómo salían unos 7.000 millones, proceso que siguió
con menos intensidad la semana posterior, una vez que habían dejado
claro que no estaban a favor del movimiento independentista liderado por
Junts pel Sí.
En total, unos 8.800 millones de euros perdidos en los 10 días
siguientes al 1-O, tendencia que ya se ha detenido y que, según estas
fuentes, empieza a balancearse hacia el lado positivo.
"La actividad se
ha normalizado totalmente y hasta comienza a haber más entrada que
salida de dinero", apuntan, sin especificar importes de captación de
dinero nuevo. Tampoco concretan cuántos ahorros en manos de BBVA —dueño de la antigua Caixa Catalunya—, Bankia y Santander
buscaron refugio fuera de Cataluña, pero fuentes del sector apuntan a
que al menos huyeron entre 2.000 y 3.000 millones adicionales por el
temor a un bloqueo de los movimientos de capital desde la Generalitat.
Los aproximadamente 6.000 millones que se evaporaron de CaixaBank se
corresponden con algo menos del 3% de los depósitos que tiene todo el
grupo, que a 30 de junio disponía de 203.500 millones. La entidad
presidida por Jordi Gual no detalla cuánto es de clientes españoles y
cuánto de BPI, el banco portugués adquirido este mismo año.
Por su
parte, los 3.000 millones que ha perdido Sabadell son en torno el 3% de
los 99.500 millones que la institución tenía entre depósitos y cuentas a
la vista al cierre del primer semestre. Cifra que sube al 4,27% sobre
los 70.231 millones de clientes españoles, una vez descontada su filial
británica, TSB Lloyds.
"El daño está causado porque esos importes
eran en gran parte los objetivos comerciales del año, sin olvidar las
caídas de las cotizaciones en bolsa", concluyen fuentes de dos firmas de
análisis internacionales. No obstante, dejan claro que en ningún caso está en juego la solvencia de ninguna de las dos entidades, como sí sucedió con Banco Popular.
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