miércoles, 4 de octubre de 2017

El expresidente de las cajas responsabiliza al Banco de España del entierro del sector / José Hervás *

Las ideas de los dos com­pa­re­cientes este martes en la co­mi­sión del Congreso de los Diputados que in­ves­tiga la crisis del sis­tema fi­nan­ciero en España han so­nado como un es­ta­llido. Lo tienen muy claro: los res­pon­sa­bles de la crisis de las cajas han sido los le­gis­la­do­res, los go­biernos cen­tral y au­to­nó­mico y por su­puesto el Banco de España. Se trata de Juan Ramón Quintás, ex­pre­si­dente de la Confederación Española de Cajas de Ahorro, y el pre­si­dente de la Asociación de Inspectores del Banco de España, Pedro Luis Sánchez Ruiz. 

Sus palabras han sido las más esclarecedoras de cuantos han acudido hasta ahora a la Carrera de San Jerónimo para explicar su interpretación de la crisis. Sobre todo, han sido las que han dejado la mayor preocupación de cara al futuro del sistema financiero español. Contrariamente a lo que se difunde desde las fuentes oficiales, ambos comparecientes consideran que el sistema financiero español no es hoy más sólido que antes de la reestructuración.

El más ácido en sus denuncias ha sido el expresidente de la CECA. Ha acusado a los gestores del Banco de España de ser cooperadores necesarios en la gestación y evolución de la crisis por sus errores de estrategia y su pusilanimidad a la hora de aplicar las medidas necesarias.
Por supuesto estima el coste de la crisis en mucho más de los 60.000 millones de euros de los que hablado el supervisor. En cuanto a lo que estima los decretos Guindos no son la historia de un éxito.

Su denuncia de la falta de independencia de la comisión ejecutiva del Banco de España sigue resonando todavía por las paredes del Congreso, del ministerio de Economía y por supuesto del Banco de España. Su argumentación es muy sencilla. La Comisión que preside el Gobernador la componen el subgobernador, que es elegido a propuesta del Gobernador. Los otros dos consejeros son elegidos a propuesta, también, del Gobernador.

También forman parte de la misma, con voz, pero sin voto, los directores generales elegidos por el Gobernador. Como comentaba un miembro de la Comisión todo tiene aires algo ‘chavistas’. No es habitual que uno se rebele contra quien le hace ascender en el escalafón o le pone en la sala del consejo del Banco de España.

Así que para Quintás la gobernanza del Banco de España también parece manifiestamente mejorable. No le han dolido prendas en pedir que las decisiones de la Comisión Ejecutiva del supervisor, pasado un determinado tiempo, como ocurre con los bancos centrales de nuestro entorno, se hagan públicas.

Con estos antecedentes parece lógico que, para Quintas, el sistema financiero que ha resultado de la crisis sea peor que el que había antes. Lo achaca sobre todo a la concentración bancaria, la homogeneización institucional y la desaparición de las cajas. En consecuencia, de todo ello se ha producido una concentración del sector que ha aumentado el oligopolio del sector con un tercio de los competidores que había antes de la crisis y menor oferta para los consumidores. Aunque según Quintás, a día de hoy, los efectos sobre la competencia que ha tenido toda la reestructuración están por analizar, así como sus consecuencias futuras.

De hecho, ha desaparecido el 50 % del antiguo sistema bancario, lo que supone la desaparición de un vector social de gran importancia dado el papel que las cajas han tenido para evitar la exclusión financiera en España. Sobre el alcance de las consecuencias de la desaparición de dos tercios de los recursos destinados a la obra social habrá que volver en otro momento.

Los inspectores alertan de una futura debacle
Tampoco para los inspectores el sistema actual de supervisión es mejor que el pasado. Al contrario. Según Pedro Luis Sánchez Ruiz, la regulación financiera y contable antes de la crisis, aun siendo mejorable, era mejor que la actual. Ha añadido en su extensa intervención en el Congreso que la tendencia actual en regulación y supervisión nos puede conducir a un desastre mayor al sufrido.

A la vista de lo ocurrido con el Banco Popular y con sus accionistas y tenedores de bonos, no hace falta esforzarse mucho para comprender la denuncia de los inspectores del Banco de España. En los próximos días trataremos de explicar con más detalle y con ejemplos concretos, los que la AIBE denuncia.

Por supuesto que estas intervenciones ni han pasado inadvertidas y ni lo van a pasar en el futuro. Los primeros en reaccionar han sido los dirigentes de la SAREB, el banco malo. Ante la denuncia del presidente de la Asociación de Inspectores del Banco de España de que quizás no exista la suficiente transparencia en los procedimientos de enajenación de activos, la Sareb ha respondido que los responsables de la supervisión de la entidad en ningún momento han denunciado que se puedan estar enajenando activos a un precio por debajo de su valor de mercado.

Como no podía ser de otra forma, defienden que su actividad se desarrolla en condiciones de mercado y que siempre tratan de maximizar el valor de los activos. Los responsables de la Sareb no han entendido mucho de a denuncia que ha hecho Pedro Luis Sánchez en el Congreso.

Además, desde la Sareb dan por hecho que están sometidos a un estricto régimen de supervisión por parte de la inspección del Banco de España y de la Comisión de Seguimiento en la que están presentes el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, el Banco de España, el Ministerio de Hacienda, la Comisión Nacional del Mercado de Valores y el Banco Central Europeo en calidad de observador.

Justamente todos cuya función, en el caso de la crisis, ha sido puesta en cuestión por el expresidente de la CECA y por supuesto por el presidente de la asociación de inspectores del Banco de España.

Volveremos con detalle sobre las principales denuncias de Quintás y Sánchez Ruiz, y con el texto íntegro de sus intervenciones. Pese a que entre los diputados miembros de la Comisión echaban en falta que ambos hubieran asumido también parte de culpa de la crisis, esto no quita para que ambos hayan puesto el dedo en las muchas llagas que se abrieron durante este período que ha dejado en evidencia al Gobierno Central, a las Comunidades Autónomas y al Banco de España.


(*) Periodista

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