Mientras Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Oriol Junqueras avanzan en
sus maquinaciones para la investidura de Sánchez, la formación del
gobierno de coalición de PSOE-UP, el fin de la Transición y el cambio de
Régimen, el PP, ajeno a cuanto ocurre en España, acaba de abrir las
puertas de su Circo de Navidad.
El director del ‘Mayor Espectáculo del Mundo’ (así lo llaman) es
Pablo Casado y el jefe de la pista central Teodoro Egea. Pero su número
estelar es el de los payasos que hacen las delicias de los niños, de los
mayores y los medios de comunicación con las geniales actuaciones de
Cayetana Álvarez de Toledo (en el rol del Augusto, el de la cara pintada
de blanco), y José Luis Martínez Almeida e Isabel Díaz Ayuso, que son
los payasos de los zapatones rotos y las narices rojas que se llevan las
bofetadas.
Sin duda los tres dirigentes con más visibilidad del PP y los tres
nombrados expresa e intencionadamente por Pablo Casado para las más
importantes responsabilidades institucionales del PP, como hoy día son:
la de Portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, que por ahora
ostenta Cayetana; la Alcaldía de Madrid que lidera Almeida; y la
Presidencia de la Comunidad de Madrid que disfruta Ayuso.
Los que, con sus éxitos y públicas intervenciones, causan el asombro y
la admiración del conjunto de la ciudadanía y dan fe de la inteligencia
y nivel de Casado y García Egea. Los que, después de haber depurado a
los que fueron altos cargos del anterior equipo de Gobierno de Mariano
Rajoy, han tenido la suerte y la perspicacia de encontrar a estos tres
‘mirlos blancos’ que no cesan de triunfar.
Cayetana (después de su éxito sobre ‘el sí es sí en las relaciones
íntimas) acaba de organizar un gran revuelo con la odiosa comparación
del tiempo de los crímenes de ETA con este de los pactos de Sánchez con
Podemos y ERC. Diciendo la Augusta marquesa que la situación actual es
más grave. Un genial disparate que ya ha provocado un río de repulsas en
el PP y en las asociaciones de víctimas de ETA.
A semejante barbaridad se ha sumado Almeida desde la Alcaldía de
Madrid diciendo que ‘ETA y ERC tienen los mismos fines’, otra
barbaridad, y desde donde no ha parado de desvariar sobre el clima, la
polución, los verdes y los autobuses. Y al fondo de la pista del Circo y
balanceándose ella sobre un florido columpio tenemos a Ayuso, la gran
pensadora del PP, que acaba de regalarnos los oídos con otra de sus
sabias sentencias diciendo que: ‘los hombres no son violentos porque
también agreden a los hombres’ (sic).
De Pedro Sánchez y de Pablo Iglesias se puede decir cualquier cosa,
lo que se quiera, e incluso que han puesto España en almoneda y a los
píes de los caballos soberanistas de ERC.
Pero Sánchez e Iglesias son bastante hábiles y saben bien lo que
quieren para ellos, para su disfrute del poder y para sus partidos y sus
aliados. Pero al margen de todo esto la Oposición es un páramo donde no
hay nada ni visos de que alguien vaya a comparecer.
Solo existe la tristeza de Arrimadas sentada sobre los restos del
naufragio de Cs y el Circo navideño del PP. Donde Casado y Egea, lejos
de subirse a los trapecios volantes o adentrarse en la jaula de los
leones, han preferido sentarse en las primeras sillas de pista central
para disfrutar, ellos también y como niños, de las piruetas y bromas de
sus tres divertidos payasos.
Hasta el mismísimo Mariano Rajoy ha querido colaborar con el Circo
del PP de la Navidad y, tras presentar sus apasionantes ‘Memorias’ nos
ha ofrecido un simpático número de equilibrista con vasos y platos a los
que hace bailar sobre varas chinas de bambú hasta que todos se caen, la
vajilla se destroza y el público aplaude a rabiar.
No es ni mucho menos el Circo del Sol, pero los del PP hacen lo que
pueden y eso de de agradecer. Más bien se podría llamar el ‘Circo de la
Luna’, dado que es en La Luna donde los dirigentes del PP parecen estar.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés
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