Al final de tanta ronda de conversaciones de Pedro Sánchez con
líderes sociales y políticos no hay nada de nada. Lo que le da la razón a
Albert Rivera cuando, después de dos visitas al inquilino de ese
horrible palacete, decidió que no acudiría más a las convocatorias de
Sánchez.
Además, está demostrado que Sánchez solo llama a los dirigentes
políticos para pedirles que le regalen sus votos o su abstención en la
investidura a cambio de nada. Y con el argumento del interés general de
España, lo que traducido al castellano quiere decir ‘el interés
particular de Sánchez’.
Pudo Sánchez haber ofrecido a Rivera un gobierno de coalición como el
que pactaron sin éxito en marzo de 2016. E incluso les pudo ofrecer a
Casado y Rivera el Gobierno de Navarra en favor de ‘Navarra Suma’, o la
promesa de que no conceder indultos a los golpistas catalanes a cambio
de la promesa de abstención de Cs y PP.
Pero nada de eso. Sánchez no ofrece nada y pide todo. Pero le gusta
salir a la puerta de La Moncloa a recibir a sus invitados y hacerse
fotos con ellos en su despacho (o pasear por los jardines, como con
Torra y su lacito amarillo), y presumir de presidente, con los
dirigentes de la oposición y con los líderes sindicales y de la
patronal. Pero ofrecer Sánchez no ofrece nada sino todo lo contrario
porque pide ayuda gratis a los demás.
De lo que se deduce que las rondas de consultas de Sánchez en Moncloa
son un timo político. Un teatrillo para aparentar que hace algo
importante para salir del bloqueo institucional y luego no hace nada, ni
ofrece nada.
Al que Sánchez le ha dado ya ‘el timo de La Moncloa’ cinco veces ha
sido a Pablo Iglesias. A quien cada vez le cambia la oferta y luego la
retira en último minuto, como ocurrió el pasado 25 de julio poco antes
de la votación y una vez que Iglesias había aceptado la última oferta
del PSOE.
Ahora estamos pendientes, para finales de agosto, del sexto encuentro
de Sánchez con Iglesias en Moncloa en el que el socialista le ofrecerá
al líder de Podemos un pacto de Gobierno ‘a la portuguesa’ y al que
Iglesias ya le dijo que ‘no’, porque Podemos solo acepta un gobierno de
coalición.
Y ¿entonces? Pues cuando Iglesias diga ‘no’ al sexto intento del timo
de La Moncloa, entonces Pedro Sánchez apagará la luz y sacará de un
armario el fantasma de la repetición electoral a ver si Pablo Iglesias
se asusta.
Pero el de Podemos no se inmutará y repetirá la maldición que
lanzó a Sánchez en el debate de investidura del Congreso: ‘nunca más
serás presidente del Gobierno’.
Y, colorín colorado, España avanzará
(como en Italia) hacia la repetición de las elecciones generales, las
cuartas en los últimos cinco años, y luego Dios dirá.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés
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