lunes, 26 de agosto de 2019

Pedro Sánchez tan campante / Pablo Sebastián *

Acaba de regresar Pedro Sánchez de una cena de cortesía en el entorno del G-7 a la que le invitó el presidente francés Emmanuel Macron, y en la que el político español debía de haberse percatado de que, en la actual situación europea e internacional, España no puede tener un Gobierno que dependa de Podemos y ERC.

Pero Sánchez no sabe que hacer y por eso gana, o pierde el tiempo, con sus idas y venidas y no tiene prisa en buscar una solución a su investidura. Y puede porque ya sabe que las nuevas elecciones tienen fecha fija en el 10 de noviembre. Pero su actitud transmite la dejadez que a muchos desespera y que recuerda la parsimonia de Mariano Rajoy.

Al tiempo que el Presidente Sánchez transmite una imagen nada edificante porque apenas quedan dos semanas para que el Rey Felipe VI convoque la nueva ronda de consultas previa a un posible nuevo mandato de investidura. Lo que le obliga a Sánchez a tomar una decisión final en breve y sobre todo le obliga a reunirse cuando antes con Pablo Iglesias, que es el único con el que puede pactar.

Por ello estos encuentros de Sánchez con los llamados agentes sociales son una tomadura de pelo con la que el líder del PSOE pretende ablandar las resistencias de Podemos a un gobierno solitario del PSOE ‘a la portuguesa’ en lugar del gobierno de coalición que pretende Iglesias y que el líder de Podemos tiró por la borda el pasado 25 de julio por pedir más (el ministerio de Trabajo) de lo que Sánchez les ofrecía.

Sánchez rechaza la coalición y debería huir de la solución portuguesa con Podemos y ERC, porque eso sería ‘pan para hoy y hambre para mañana’. Y porque el coste en políticas económica y fiscal para España sería un lastre muy difícil de soportar, y no digamos la dependencia del preso Junqueras, que de entrada obliga a Sánchez a conceder indultos a los golpistas que resulten condenados en el Tribunal Supremo.

En realidad a Sánchez solo le queda la opción de la repetición electoral. O un pacto ‘de Estado’ con el PP. Sobre ahora que a Casado le ha crecido la barba de tanto repetir lo de ‘España suma’. 

Pues que sume con el PSOE porque Cs no está por la labor (ni sabemos dónde está). No vaya ser que a Casado solo le quede como compañero para ese viaje Vox, y puede que ni siquiera logre el apoyo de Abascal.

El caso es que las tormentas de fin del verano que se proyectan ahora sobre el cielo español pueden ser poca cosa si las comparamos con el otoño tanto político como económico que se acerca y amenaza los territorios de España y de toda la UE. 

A sabiendas, como sabemos, que dos paquidermos nada constructivos sino más bien lo contrario, como son Boris Johnson y Donald Trump, no cesan de tropezar en el salón donde se guardan las delicadas figuras de la estabilidad política y económica europea e internacional.


(*) Periodista


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