lunes, 26 de agosto de 2019

El piloto militar fallecido esta mañana frente a La Manga era de Murcia, estudió en los Maristas y tenía un bebé


MURCIA.-El piloto militar fallecido esta mañana frente a La Manga del Mar Menor, el comandante instructor de vuelo Francisco Marín Núñez de la LI Promoción del Ejército del Aire, era natural de Murcia, donde nació en 1976 el 11 de octubre aunque su madre es de Blanca, estudió en el colegio de los Hermanos Maristas, de La Merced, estaba casado y tenía un bebé de un año fruto de su unión con la modelo Nerea, bastante más jóven que él, que ha muerto tan sólo con 43 años. 

Aunque ambos convivían con anterioridad, el piloto le pidió matrimonio el 25 de julio de 2016 con una especial maniobra de su avión sobre el cielo de Santiago de la Ribera: dibujando sus compañeros un corazón enorme que fue atravesado por el caza que él que pilotaba a 550 kilómetros por hora y a cientos de metros de altura.“Nerea siempre hablaba muy bien de él: decía que era muy atento, detallista y cariñoso”, dice una amiga de la pareja.
El comandante accidentado no ocultaba su pasión por formar parte del Ejército del Aire. "Un sueño", decía, al hablar de su profesión. A los mandos de los cazas españoles participó en la misión en Afganistán. Después, como instructor, se presentó como voluntario para formar parte de la Patrulla Águila. Él mismo comentaba que los vuelos con este grupo eran "arriesgados".
"Los requisitos para ser piloto de la Patrulla Águila son dos: presentarse como voluntario, ya que es un vuelo arriesgado; y ser pilotos de caza y ataque", detallaba el comandante Francisco Marín -Paco, le llamaban sus conocidos- en una entrevista en la cadena regional murciana Canal 7.
Los compañeros detallan la gran habilidad que Paco Marín tenía a los mandos de las aeronaves. El grupo de la Patrulla Águila lo constituyen siete aviones C-101, divididos a su vez en tres subgrupos: el primero, de cuatro aeronaves y que vuelan en rombo; el segundo, de dos; y el tercero, de una, a cuyo piloto le encomiendan las maniobras más complejas. Marín era este último, según El Español.
“Dibujar la bandera nacional en el aire es lo más grande”, dijo en varias ocasiones.
El comandante era un militar de "vocación tardía", como él mismo explicaba en la entrevista. Cuando cursaba COU en el colegio -actualmente 2º de Bachillerato-, le "picó el gusanillo" del Ejército del Aire. Ingresó en la AGA en 1995.
Cursó cinco años en la Academia, donde se licenció con el empleo de teniente. Tras seis años destinado en Albacete, fue nombrado instructor en la Escuela de Caza y Ataque del Ejército del Aire. Estuvo tres años en Talavera la Real, regresó a Albacete y después viajó hasta el cuartel general, en Madrid.
A partir de entonces comenzó su doble función en el Ejército. Era instructor, adiestrando a los alumnos en labores de vuelo y maniobras. El C-101 es el avión que se emplea para que vayan adquiriendo destrezas a los mandos de un caza. Pero también era piloto de la Patrulla Águila, para lo que se presentó voluntario.
El comandante también estuvo desplegado en Afganistán, en la Fuerza Internacional de Asistencia. Su misión: escoltar a los convoys españoles para que no sufrieran percances.
"Hacer deporte y estar en forma ayuda -afirmaba en la entrevista-. Somos pilotos de trayectoria dilatada. La preparación aeronáutica nos la ha dado el bagaje personal. Requiere mucha concentración".
El experimentado comandante tenía 3.300 horas de vuelo en reactores y 1.500 con el C-101 y había sido previamente miembro de la Patrulla Acrobática Águila, se ha detallado. El avión estaba en la fase final de su vida operativa, con 30 años de funcionamiento.
Aún es pronto para saber si el accidente se debió a un error del piloto o a un fallo mecánico, según la Comisión de Investigación de Accidentes Militares que el Ministerio de Defensa ha abierto para determinar las causas de la caída de una nave considerada segura cuando entrenaba.
De momento, se han encontrado la cola y parte del fuselaje del avión a una profundidad de 15 metros, pero no la cabina ni los motores.
Partes del avión llegaron a la playa Galúa  junto a “restos orgánicos de naturaleza humana”, según responsables de la Academia General del Aire.
En el operativo, que tendrá que enfrentarse en las próximas horas a una alerta naranja por gota fría, participan cuatro helicópteros, dos dragaminas con sónar de barrido lateral, dos barcos de Defensa y buceadores del Centro de Buceo de la Armada, del Grupo Especialista de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil y de Salvamento Marítimo.
Los restos que se encuentren en el mar serán llevados al muelle militar de La Curra, en Cartagena, y los que se hallen en el litoral, a la AGA, donde se realizará el análisis del reactor. Está previsto que una vez que los forenses concluyan la investigación se oficie un funeral de Estado en esa academia militar.
Entre otras condecoraciones contaba este piloto con la Cruz al Mérito Aeronáutico, la Cruz de San Hermenegildo y una Medalla OTAN. Ahora tendrá un funeral de Estado en la Academia General del Aire.

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