ALICANTE.- Un informe del Centro de Experimentación de Obras Públicas (Cedex) sobre
la evolución de la reserva de agua en el complejo de embalses de
Entrepeñas y Buendía advierte de que la segunda mitad del año va a estar
marcada por el recorte en las aportaciones de agua desde el Tajo, constata el diario Información.
El
trasvase mensual de agua a Alicante y Murcia se reducirá a la mitad, y
no superará los 20 hm3; al mes con un total máximo de 120 hm3 en seis
meses, en vez de los 240 hm3 previstos. El motivo es la sequía que
azota la cabecera el río, unida a la falta de voluntad política para
haber encontrado una solución técnica, como hubiera sido reordenar los
recursos en el curso medio del Tajo y haber recortado el aporte de agua a
la desembocadura del río en Portugal, donde todos los años llegan hasta
3.000 hm3 adicionales al convenio de Albufeira. Es decir, en vez de
los 6.000 hm3; acordados, nueve mil, según denuncia Instituto
Universitario de Geografía de la Universidad de Alicante.
El recorte en estos próximos meses llega, no obstante, en un momento
de cierta calma porque hay reservas de agua tras las lluvias de
invierno, y pese a que los embalses del Segura son los que peor
situación presentan en España, tienen todavía agua a falta de ver la
evolución de los desembalses a partir de julio y el resto del verano
cuando no se esperan lluvias y, además, las previsiones anuncian un
verano más caluroso de lo normal, lo que aumentará la evaporación.
Ayer,
los embalses de Entrepeñas y Buendía almacenaban 639 hm3; a los que
habrá que ir descontando los 20 hm3; aprobados del trasvase de este
junio. En julio, la línea a partir de la cual solo se puedan trasvasar
hasta 20 hm3; está en los 688 hm3;, imposible de superarse.
La
falta de agua suficiente de riego va a provocar, por lo tanto, que los
agricultores deban tirar agua desalada a para terminar el año a razón de
0,62 euros el metro cúbico, ya que desde principios de año está cerrada
la vía de la subvención al no haber partida presupuestaria ni, de
momento, intención de que se pueda crear una partida como sí ocurrió en
otras situaciones.
Máxime cuando está en vigor hasta octubre el decreto
con medidas extraordinarias contra la sequía, en el que figura, negro
sobre blanco, que en situaciones extraordinarias como la actual el
precio el agua desalada para riego se pagaría a 0.30 euros el metro
cúbico.
Los cerca de 30.000 agricultores de la provincia que se
han visto este año obligados a aumentar el consumo de agua desalada por
los recortes que sufre el trasvase Tajo-Segura deberán pagarla hasta
2020 al doble del precio pactado con el Ministerio para la Transición
Ecológica, es decir a 0,62 euros el metro cúbicos, en vez de los 0,30
que pactaron el Gobierno, que ha dejado de subvencionarla debido a la
falta de la partida económica que debía haberse creado para tal efecto
por la entonces ministra de Agricultura, Isabel García-Tejerina.
El Ministerio de Agricultura ha recortado desde 2016 casi a la mitad el envío de agua de Tajo a la provincia al pasar de los 38 hm3 mensuales que hubieran correspondido con las antiguas normas de explotación, en vigor hasta octubre de 2016, a los 20 hm3 que se aprobaron en el último trasvase. Los regantes denuncian, en este sentido, que sigue sin resolverse el tema de la cesión de derechos (compra de agua en otras cuencas) que se incluyó en el memorándum y no se ha desarrollado.
La
cabecera del Tajo soporta el 85% de la demanda de agua y tan sólo tiene
el 45 % de los recursos. Este río acusa, además, una fuerte diferencia
hidrográfica y climática, ya que tiene una cabecera hidrográfica, en la
cordillera Ibérica, y una cabecera pluviométrica en los macizos de
Guadarrama y, sobre todo, de Gredos, con grandes desequilibrios de
lluvias.
En la cabecera llueve menos incluso que en el río
Segura, con precipitaciones medias anuales que no suelen superar los 500
litros por metro cuadrado. En cambio, en la cabecera pluviométrica, que
ese encuentra en la sierra de Gredos, las precipitaciones se sitúan
entre 2.000 y 2.500 litros por metro cuadrado al año.
Alicante se juega
más de mil millones de euros al año (casi 167.000 millones de las
antiguas pesetas) de la producción hortofrutícola que depende del
trasvase. El agua del Tajo no se puede sustituir por la desalada, seis
veces más cara.
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