Viendo las encuestas,
muchos lectores querrían que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se
encerraran en un despacho y no salieran hasta que alcanzaran un pacto
para gobernar. Ahora mismo, no parece que estemos en eso.
Asistimos a
una partida que se juega a varias bandas con un resultado incierto.
Sánchez e Iglesias tienen una gran responsabilidad, pero no es el único
factor en liza. La crisis que atraviesa Ciudadanos está directamente
relacionada con la formación de gobierno.
¿Qué
ocurrirá? Todo puede cambiar de la noche a la mañana, pero los líderes
políticos no deberían olvidar un precedente altamente destructivo: la
cercana formación de gobierno que terminó con el PSOE en guerra abierta
por la abstención que favoreció al PP, con Podemos dividido
definitivamente entre pablistas y errejonistas, con Ciudadanos apoyando a
Mariano Rajoy en contra de lo prometido y con Rajoy como presidente,
pero con una fragilidad que desembocó en la moción de censura y en su
adiós definitivo.
¿Llegaremos a tener tantos lesionados otra vez? En las
últimas horas llama la atención el parte de guerra en Ciudadanos. Toni
Roldán dimite, Javier Nart deja la dirección del partido, Garicano,
Fernando Maura y Paco Igea piden explorar un posible acuerdo con el
PSOE… Venimos de la ruptura con Valls, de las críticas de Francesc de
Carreras, de las regañinas desde el empresariado, de desmentidos del
gobierno francés… ¿Lo oyen? No es el silencio, caen bombas en el campo
de batalla de Albert Rivera.
El líder de Ciudadanos ha
fiado su estrategia a alcanzar la hegemonía a la derecha del PSOE.
Rivera considera que el PP está en decadencia imparable y que Casado es
un líder mucho peor que él. Con estas apreciaciones, Albert se ve como
la gran alternativa a Sánchez y piensa en una oposición cargada de
unidad de España, el riesgo del separatismo, el populismo, los
proetarras, y los que quieren arruinar el país... Así sueña con el poder
que creyó tener al alcance de la mano hasta que llegó la moción de
censura.
Por ahora, tal y como recuerdan Roldán o
Valls, lo cierto es que Ciudadanos ha sumado con la extrema derecha de
Vox, ha apoyado al PP en territorios con graves casos de corrupción, ha
elegido estrategias que beneficiaban al independentismo y ha obtenido, a
cambio, recompensas de escaso relumbrón. Si hay elecciones dentro de
cuatro años, la ambición de Rivera queda muy lejos. Entretanto, los 57
escaños actuales en el Congreso son un escaso botín para quien anunciaba
el sorpasso al Partido Popular.
Tomen
nota de algunas declaraciones de Toni Roldán: "¿Cómo podemos construir
un proyecto liberal si no somos capaces de confrontar con la extrema
derecha?", en clara alusión a la suma con Vox. "¿Cómo vamos a ser
creíbles en regeneración si apoyamos a gobiernos que llevan más de 20
años en el poder?", refiriéndose a Madrid, Castilla y León o Murcia,
donde el PP arrastra, además, varios casos de corrupción. Y un misil:
"No participaré más de la polarización, porque vine a lo contrario".
Hay
una última andanada de Toni Roldán contra Rivera para la reflexión de
todos: "La política no es un supermercado. No se venden productos que se
puedan alterar de la noche a la mañana". Pudiera ser que Roldán se
refiriese a eso que Vox (hoy también conocido como "el centro derecha")
llamó "la veleta naranja".
Me vale como llamamiento general. El gobierno
está en el aire y, como con el balón, hasta que baje a tierra, habrá
codazos de todo tipo. Se juega a varias bandas y hay partido. Nadie se
lo quiere perder. Hasta Felipe González ha reaparecido para pedirles que
vayan "al rincón de pensar".
(*) Periodista
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