jueves, 28 de febrero de 2019

Se les fue de las manos / Enric Juliana *

El destino quiso que el inicio del juicio en el Tribunal Supremo a los líderes independentistas catalanes coincidiese con una votación crucial en el Congreso. Lo recordamos bien. Cayó el Gobierno Sánchez. Hace quince días y ya nos parece un acontecimiento lejano.

El destino también quiso ayer que la última sesión en el Congreso, después de tres años políticamente agónicos, coincidiese con la declaración de Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría y Cristóbal Montoro en el Supremo en calidad de testigos.

¿Lo recordamos? En octubre del 2016, Rajoy consiguió una investidura dramática después de diez meses de interinidad, que concluyeron con la defenestración de Pedro Sánchez en el PSOE. Hace una eternidad. Rajoy aguantó todo lo que pudo, esperando que la mejora de la economía lo resolviese todo.

Una espera casi marxista. Intentó embridar a la Fiscalía Anticorrupción y al final el caso Gürtel le estalló en las manos. Empujado por Podemos, el resucitado Sánchez no tenía otra opción que presentar una moción de censura, que podía haber fracasado con abstención vasca. Activó la espoleta, la silenciosa Marta Pascal, sin permiso del rebelde Carles Puigdemont.

Hemos visto presidentes en llamas cerca de la Puerta de Alcalá. En esos tres años han pasado cosas que vosotros no creeríais si no hubieseis asistido a la entrada de Vox en el Parlamento antes de obtener escaños. El Congreso apagó ayer la legislatura del 155, mientras los tres personajes más fuertes del anterior gobierno declaraban en sede judicial.

El destino también quiso ayer que Rajoy y Saénz de Santamaría fuesen interrogados en el salón de actos del Supremo por uno de los líderes del independentismo al inicio de la legislatura. Antiguo hombre fuerte del equipo de Artur Mas y portavoz parlamentario de CDC antes de ser inhabilitado, Francesc Homs viste ahora la toga en tanto que coordinador de las defensas de los cuatro acusados de su partido, un partido que en estos momentos nadie sabe muy bien cómo se llama.

Hemos visto cosas que vosotros no creerías. Hemos visto desaparecer al partido de Jordi Pujol y lo estamos viendo reaparecer con cuatro nombres distintos: PDECat, Junts per Catalunya, Crida Nacional y Barcelona és Capital. El gen convergente es eterno. El que avisa no es traidor.

Rajoy, Sáenz de Santamaría y Montoro básicamente defendieron su labor. Rajoy, con tranquilidad. Saénz de Santamaría, con seguridad, hasta fue interrogada por el abogado Xavier Melero, defensor de Joaquim Forn, que supo apretarle las tuercas. Montoro, con cautela, desdiciéndose a medias de anteriores declaraciones. Los tres no quisieron entrar en colisión con la tesis de la Fiscalía, pero hubo elipsis significativas.

Rajoy y Sáenz de Santamaría no quisieron hacerse responsables directos de las cargas policiales del 1 de octubre, un tremendo error que podía haber puesto al Estado contra las cuerdas si el 2 de octubre, Carles Puigdemont y Oriol Junqueras se hubiesen puesto de acuerdo para convocar elecciones en Catalunya, antes de que hablase el Rey. Hemos visto cosas que vosotros no creeríais, pero esa, que requería muchos reflejos, no la vimos. Nadie se hace responsable, por ahora, de las cargas del 1 de octubre. Es asombroso.

Declaró también Artur Mas y envió un mensaje: yo lo habría rematado de otra manera. Yo no habría perdido la oportunidad de convocar elecciones.

Todos ellos coincidieron en una elipsis: algo se les escapó de las manos después de asumir, desde Barcelona y Madrid, que un buen conflicto de soberanías podía permitir a sus respectivos gobiernos salir vivos de las graves quemaduras de la crisis económica.

Se les escapó de las manos. Eso es, en sustancia, lo que ha pasado desde que todo comenzó en septiembre del 2012.

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(*) Periodista y director adjunto de La Vanguardia
 
 
https://www.lavanguardia.com/opinion/20190228/46749694462/se-les-fue-de-las-manos.html?facet=amp 

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