El Gobierno, después de meses de acercamientos, de reuniones secretas
y de encuentros oficiales públicos, ha dado por rota las negociaciones
con los independentistas catalanes, en un esfuerzo inútil para encontrar
una solución razonable al llamado “problema catalán”. Se ignora si esa
ruptura es definitiva o circunstancial, si es un punto y seguido o un
punto aparte.
Cuarenta y ocho horas antes de la manifestación de las tres derechas
(Ciudadanos, Partido Popular y Vox), en las que se va a exigir la salida
de la Moncloa del Presidente del Gobierno Pedro Sánchez y la
convocatoria de elecciones generales, y, horas después del cierre de
enmiendas a los Presupuestos Generales del Estado con enmiendas a la
totalidad recibidas de los partidos con los que se han venido
negociando, el Gobierno por boca de la vicepresidenta Carmen Calvo, ha
anunciado que se rompen las negociaciones con el independentismo catalán
porque “las propuestas de dialogo” del Gobierno no han sido aceptadas
por los independentistas. “No aceptaremos nunca un Referéndum de
autodeterminación”.
Esas propuestas de dialogo que se redactaron en el encuentro de
Pedralbes el pasado 21 de diciembre y que han permanecido secretas, ha
sido conocidas esta tarde por la opinión pública, al terminar el Consejo
de Ministros, y solo después de que el Presidente de la Generalitat
Quim Torra, en un gesto de deslealtad (uno más) hiciese publico otro
documento de la Generalitat de 21 puntos, en el que ya se hablaba de un
mediador internacional que el Gobierno cambió por el de Relator (tan
grave o más, que el de mediador) y del reconocimiento del derecho de
autodeterminación.
En un ambiente de gran tensión, el anuncio de la vicepresidenta de
que por parte del Gobierno no habrá más propuestas al independentismo y
que si no hay Presupuestos (nuevo indirecta al independentismo) la
legislatura se acorta, es una rectificación en toda regla, después de
que los principales barones del partido, que tienen que afrontar unas
elecciones autonómicas y municipales decisivas el próximo 26 de mayo, se
hayan rebelado contra el secretarios general del partido, ante el temor
de que en muchas de las Autonomías, funcione el “efecto Cataluña”, como
ha pasado en Andalucía el pasado 2 de diciembre.
El documento que ha servido de argumentarlo para poner fin a las
negociaciones y con la advertencia de que no habrá más cesiones, parte
de la creación de una mesa de partidos en la que cada uno de los
participantes plantearía sus propuestas de resolución y proyecto
político sobre el futuro de Cataluña “con el fin de consensuar una
propuestas política y democrática”.
Según el calendario, antes de
finales de febrero debía de concretarse la fecha de constitución de la
mesa de partidos, el programa y el calendario de trabajo, así como la
elección de la “persona encargada de facilitar los trabajos”, la figura
conocida como Relator, que tanto escándalo político ha producido en las
ultimas cuarenta y ocho horas y el detonante del conflicto con la
oposición para salir a la calle este domingo.
La vicepresidenta a quien se atribuye gran parte de la
responsabilidad de esta crisis, por su doble lenguaje, dentro y fuera de
las reuniones, quiso aclarar que había advertido al vicepresidente de
la Generalitat que “no podemos dar muchas más vueltas sobre un tema, el
Referéndum de autodeterminación, que para nosotros es inaceptable. Eso
quiere decir que rompemos el dialogo institucional, la respuesta es
No”…. Un No que, la verdad, ha estado desde el principio, aunque se haya
pecado de ingenuidad y de imposible voluntarismo…
(*) Periodista y economista
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